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« Previous Page Table of Contents Next Page »EMILIANO CHAMORRO: LIBERTADOR MAGNANIMO
RICARDO PAIZ CASTILLO
Uno de los muchos rasgos que caracterizaron en vida al ilustre patricio conservador recientemente fallecido Ge– neral Emiliano Chamorro, que perfila y define su perso– nalidad ante la posteridad, fue la de ser un libertador magnánimo.
Su mision historica fue la de luchar por el implanta– miento de las libertades en los diferentes campos en que le toco actuar, dejando en ellos impreso el sello indeleble de su amor sincero por la democracia.
Nacido en un ambiente de austeridad y de trabajo, propicio para el desarrollo de una vida sosegada, el destino historico le aparto de esta modalidad, para con· quistar en los campos de batalla las libertades que un régimen opresor las negaba a su pueblo.
Su puesto fue el de un hombre combativo, libertador en el más amplio concepto del vocablo. Este rasgo in– confundible de su vida pública hizo que su pueblo convir– tiéralo en el Caudillo de las libertades, por las cuales lucho hasta el momento de su tránsito hacia la inmortali– dad.
V, parafraseando a un excelso hombre de letras mexicano, bien podemos decir de él: Si el nombre de Aquiles entre los antiguos fue la personificacion del valor, el nombre del General Chamorro es, entre los luchado– res por la libertad, símbolo de arrojo y de patriotismo. Como el hijo de Tetis y de Peleo se enfrento con el Héctor de la opresion.
La honradez fue su escudo; la hidalguía, su coraza; el pundonor, su yelmo; la valentía, su lanza; su religion, el amor a la democracia.
En este campo de su vida "no dio descanso a su brazo, ni reposo a su espíritu", hasta no ver alumbrar en su Patria el sol de la libertad opacado por la dictadura de Zelaya.
Pero este gran militar que desafio todos los peligros por conseguir el imperio de la democracia, donde reinaba la opresion, jamás mancillo su carrera militar; ni el más leve cargo arbitrario puede señalarse que ensombrezca su pristino nombre de hombre valiente.
Fue magnánimo con el vencido. La historia recoge en sus páginas abundantes pruebas de su hidalguía con los prisioneros que lIegarol1 a CCier en su poder, a los cua– les trato con mansedumbre que correspondía a un hombre valiente propio de su estirpe de libertador.
Su hidalguía pCiro con los adversarios fue de tal grandeza, que en diferentes OCCisiones los hombres que luchaban con el arma en la mano contra sus ejércitos, se convirtieran en sus más fieles seguidores.
Grande en la lucha, fue todavía más grande en la victoria.
Como en un sol, los agradecidos por su lucha de libertador magnánimo vemos la luz, sus detractores solo ven las sombras.
EMILIANO CHAMORRO: JUICIO PONDERADO
EDUARDO CONDADO VADO
Con la dignidCid de los grandes Caciques de nuestra pura raza indígena, se doblo en su silla-trono sobre la mesa de trabajo y de mando, el primero y último Caudi– llo que registra la historia contemporánea de Nicaragua: El General Emiliano Chamorro. Ese volumen viviente de tres cuartos de siglos de la historia patria, volteo la última página para dar a su autor paso a la posteridad. El que protagonizara casi un siglo de nuestra historia, con más capítulos de aciertos que de errores, matizándola de le– yendas y anécdotas románticas y ejemplares, escribio su epílogo a los noventa y cinco años, con honor y gloria, doblándose como un roble secular y legendario, solo ante el imperativo categorico del tiempo.
¿Pero cuál, a mi juicio, es la cualidad relevante de esta ilustre personalidad nacional? En una encuesta que "Revista Conservadora" verifico a este efecto, el día del entierro del cadáver del Gral. Chamorro, dije: que para mí la cualidad que destaco en el Caudillo fue la "Pon– derclcion" en las actitudes que, como tal, tuvo que en– frentar en los diferentes aspectos de su vida política. Clarificando mi pensamiento, sobre la ponderacion como prenda que engalanara el carácter del Gran Capi– tán del Partido Conservador de Nicaragua, debo decir: Que traté muy de cerca y por más de treinta años, dentro
y fuera del país, al Gral. Emiliano Chamorro, en las diver
M
sos actividades de nuestro partido y de la política nacio– nal; unas vaces, la mayoría, colaborando en armonica actitud con él y en otras en parcial desacuerdo y diver– gencias de criterios, lo cual sucedía con frecuencia entre él y los miembros del partido que capitaneaba; sin embargo y a pesar de que, como digo, no siempre sus actitudes y criterio acoplaban con los de sus correligiona– rios, siempre respetaba el criterio y la opinion de los de– méis y por muy violentas, extrema y contrarias que fueran
Ci las de él, los escuchaba y examinaba con atencian y
cuidado, sin violentarse, ni siquiera inmutarse; y estas divergencias de criterio en nada menguaba el aprecio Y la estimadon que siempre tenía para sus amigos y corre– ligionarios. Esta ponderosa actitud de un Jefe, que reve– la su espíritu y carácter tolerante, prudente, circunspecto y ecuánime, en conjuncion con un criterio sereno y una rec– titud de carácter, es lo que moldeo y estereotipo en el Gral. Chamorro su personalidad de Caudillo.
Esto es para mí la "Ponderacion", que como cuali– dad promimmte, caracterizo al Caudillo Gral. Chamorro. Su educacion y aristocráticos modales contrastaban de una manera notoria con su índole y carácter militar forjados en el vivac; nunca se le ovo una expresion fuerte
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