Page 18 - RC_1966_04_N67

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migas. Esa estrategia era muy diferente a la astucia de que hacía gala el General Mena, su compañero de armas, que constituyo con el General Chamorro, el verdadero binomio militar de la Revolucion. Mientras Mena fue un estratega nato, o sea, un General que se valía de artima–

ñct s y operaba con pericia, en el General Chamarra, por el contrario, su e~trategia consistía en la audacia y en el ataque a fondo qué lo impulsaba Cl lo que el pueblo lla– ma, morir o vencer. De esto dio muestra en el episodio de la toma de los Vapores del LafJo y en la gran jornada en que de victoria en victoria trajo sus huestes desde Bluefields hasta Matagalpa que logro tomar después de haber vencido a las tropas de Zelaya V Madriz en todas fas ciudades de Chontales por las que paso como un rayo de la guerra.

Examinadas con penetracion las hazanas guerreras del General Chamarra y su modo de guerrear, mas qu_e el mote de hábil estratega que implica el concepto de pericia y precaucion, le cuadraría mejor el de estratega audaz, porque en esto consistio, como hemos dicho, esen– cialmente su estrategia de guerrero: el ataque temerario con despego de su vida hasta dar fin a una empresa que es precisamente lo que le conquisto sus mejores laureles e hizo nacer la leyenda heroica, base de su caudillaje, que le acompaño hasta el fin de su vida. Todos los grandes estrategas nunca han sido propiamente heroicos en los combates sino precavidos y operando sobre seguro con asfuc:ia y habilidad. El General Chamarra por tem– peramento era más bien rápido en la accion, decidido en la determinacion y valiente en la ejecudon sin entrete– nerse en maniobras habilidosas y en esto consistio esen– cialmente su estrategia que no es despreciable desde el ppnto de vista guerrero, pues son muchos los generales que han usado esos métodos para ganar las batallas que otros han logrado por medio de la pericia y de la astu– cia. Era, ciertamente, un estratega de gran envergadu– ra, pues lejos de ser un hombre que procedía en sus empresas guerreras a tontas y a locas, todo lo planeaba antes de lanzarse con temeridad más que con astucia, con rapidez antes que con hábil pericia para el logro de sus objetivos militares. Quizá sería mejor hablar de él como un audaz estratega que como un hábil estratega. Todos sus triunfos revelan esta éualidad sobresaliente a la que principalmente debio sus éxitos militares.

18 INTELIGENTE MEMORIA

Una de las más raras características del General Chamorro fue el haber siempre conservado una memoria privilegiada. Todo lo recprdaba: acontecimientos, fe– chas, nombres de personas, pero lo que más interesa al ocuparse de este privilegio es el inteligente provecho que supo sacarle en beneficio de su personalidad política. Es proverbial como recordaba, por sus nombres, a gentes que hacía mucho tiempo' no veía o que había conocido muy ligeramente y, naturalmente, por esa cualidad conse– guía adhesiones incondicionales que le fueron muy útiles én la política, pues aquella gente que se veían reconocida por el Caudillo quedaba de tal manera agradecida que se convertía en un partidario decidido.

Su Autobiografía que la baso simplemente en el re– cuerdo, pues jamás llevo apuntes relativos a los hechos en que participo, revela la extraordinaria facultad de

recordarlo todo aun a una edad tan avanada como cuan– do la dicto, cuando generalmente se suponen dismlnuídas las facultades mentales, d~ las que la memoria es una de las más importantes. Es a$ombroso como conservaba los recuerdos de su infancia hasta con fechas exactas y aun las elTl~ciones que sintio cuando esos hechos cambia– ron el curso de su vida.

Fue grande el provecho q~e le saco en sus años es– colares a esta facultad, él mismo cuenta cuando se aprendía lecciones de memoria muchas veces aun sin comprenderlas hasta el grado de ponerse a la par de compañeros más aventajados a quienes admiraba y has– ta sorprender a uno de los grandes maestros de la juven– tud de entonces cuando repetíq las lecciones que le había oído dictar en otra clase. Pero más tarde, consciente de ese don natural, que al principio no tenía para él mayor significacion decidio sacarle provecho e inteligentemente lo aprovecho para hacerse de seguidores y partidarios en los que fundamento su Caudiil(¡je hasta el fin de su vida. No eran simples alardes sino que intencionadamente ha– cía sentir a aquellas gentes, generalmente humildes, que las recordaba. Un aprovechamiento inteligente de tal cualida,d.

19 OPTIMISTA YCREYENTE

Durante todo el curso de su vida el General Chamo– rro fue un optimista inveterado. Nunca se dejo coger Po! el desaliento ni por el pesimismo, por eso hasta el último momento de su vida se mantuvo en espíritu de lucha, siempre alentado por la esperanza de alcanzar sus aspi– raciones. "No espero morir antes de ver un cambio de régimen en Nicaragua", dijo en su última entrevista de prensa. Eso revela, más que nada, su sempiterno opti– mismo, e indica el por qué de su lucha constante para el logro de sus objetivos en el campo de la política; y por lo que hace a sus otras actividades, la muerte le sobrevino cuando planeaba empresas' de 'gran envergadura en su hacienda como es la instalacion'· de un sistema de riego, en el que había puesto grandes ilusiones para mejorar

su pr~piedad que fue siempre uno de sus constantes afa– nes.

A pesar de sus dolencias, particularmente, la debili– dad de sus piernas que era lo que más le molestaba, pues le coartaba sus actividades, no le impidio movilizar– se, ya sea con propositos políticos, ya sea en sus empresas agrícolas, ya sea en el cumplimiento de sus deberes so– ciales. La víspera, precisamente de su muerte, planea– ba por medio de una de sus sobrinas invitar a almorzar a una seiiorita para corresponder, en esa forma, las atenciones que recibio del padre de ella durante su per- . manencia en Washington, con motivo de su postrer en– fermedad. Viajo a Granada para procurar la unificadon de su Partido, que fue su última preocupacion política, pues de ella esperaba el ansiado triunfo de sus ideales, con ese optimismo que nunca le permitio caer en la des– ilusíon y darse por vencido. Lo mismo que su empresa de riego en la que puso grandes ilusiones para el porve– nir y el progreso de sus empresas, a pesar de su avanza– dísima edad. Eso solo puede ocurrir en un hombre lleno de optimismo. . .

Pero este optimismo era reflejo de otra virtud que siempre le acompaño y que se juntaba con la anterior-

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