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ya. de incognito buscando ayuda, ya con el rifle al hom– bro, y no más un contratiempo o un _revés que parecía definitivo cortaba esfuerzos cuando volvía a emprender nuevas actividades siempre con sus propositos en mente. Nada le hizo desmayar, nada le hizo abandonar defini– tivamente su lucha, siempre estuvo en pie, buscando nue– vas oportunidades para recomenzar de nuevo con esa constancia que no le permitía descanso, ni conciliar el sueño.

Pero esa característica del General Chamorro no se aplico únicamente a sus esfuerzos en revoluciones por libertad a su país de la Dictadura de las que se dicen hizo treinta.

Su constancia de luchador, la tuvo también en acti– vidades productoras a las que se dedico con igual ahín– co, sin descuidar la política que siempre le pidio· su concurso. Si se retiro al campo a emplear sus cualidades de luchador con esa constancia que le era característica no lo hizo a la manera de Cincinato como retiro definitivo de la cosa pública, sino atento a la política, a orientar y dirigir las actividades de su Partido, mientras labraba la tierra. Así puede decirse que fué constante hasta el últi– mo día de su vida en la lucha por el bien común.

7 GOBERNANTE ECUANIME

la ecuanimidad es una de las más difíciles virtudes en el ejercicio del poder. Todo tiende a hacerla a un lado, ya sea por la adulacion, de que difícilmente se libran los que lo ejercen, o, al contrario, por el espíritu de violenta contradiccion del adversario. Por eso hay que admirar que el General Chamorro haya mantenido una inquebrantable ecuanimidad en una u otra situacion que tuvo que confrontar durante sus dos períodos de mando: la adulacion, lo encontro impertérrito y nunca logro enor– gullecerlo, ni hacerlo sentirse superhombre, como al su– perhombre de Nietzsche. Su vida sencilla de simple ciudadano la siguio viviendo como Primer Mandatario de la Nacion. Nunca hizo ostentacion de su poder, que por cierto era grande tanto por el cargo, como por la fuerza política que representaba el respaldo de grandes masas. Muchas veces se le vio cruzar las calles a pie como cu~l­

quier ciudadano y cuando era conducido por su automo– vil, jamás iba custodiado. Viajaba como cualquier ciu– dadano. - Esto lo recuerdan bien' cuantos lo conocieron ejerciendo el mando supremo de la República..

Pero si es difícil conservarse ecuánime de la adula– cion cuesta más hacerlo en los momentos de turbulencias políticas, de contradicciones violentas, de ataques fuertes personales, sobre todo, si son inmerecidos. La tentacion de prevalerse del poder para con mano fuerte, poner coto

el aquellos ataques y violencias, son muy grandes. Hay que tener temple muy solido para sobreponerse a aque– llas tentaciones y el General Chamorro lo tuvo. Jamás dio rienda suelta a la venganza cuando la violencia, el insulto inmerecido y la pasion sectaria se cebaron en él. Siempre supo mantenerse ecuánime ante esas situaciones que ponen a prueba la paciencia más bien equilibrada. No hay que negar que durante la época turbulenta de su segunda administracion en que todas las violencias fUeron desatadas, se cometieron desmanes. Pero nadie puede atribuirlos a ordenes personales suyas. Antes bien son innumerables los casos en que trato con ecuanimidad

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a cuantos prisioneros politicos fueron puestos a su orden y remitidos a la Capital. Son numerosos los testimonios a este respecto. Fueron muchas las veces que su Secre– tario Privado, en su carro presidencial, fue a recibir a prisioneros que se le enviaban de distintos departamentos y a conducirlos al domicilio que eligieran, mientras po– dían regresarse a sus hogares. Vivos están algunos a quienes mando a dar salvoconducto después de haber sufrido derrotas en asaltos a cuarteles o en combates pq– ro deponerlo del poder. Otros muchos revolucionarios permanecieron ocultos en hogares de amigos íntimos del General Chamorro, a sabiendas de él y, nuncó fueron molestados. Al segundo jefe del movimiento del Cerro Mombacho, General Mario Talavera, al ser capturado, después de un reñido combate, fue llevado a la presencia del General Chamarra y tras breve conversacion fue deja– do en libertad, proporcionándole además, los medios pa– ra atenderse ciertas dolencias de que padecía, no solo aquí, sino aun en el extranjero, pagándosele sus gastos y proporcionándosele medios para su manutencion. Y como estos serían muchos los casos que· habría de con– tar y de quienes los mismos agraciados han dado testi– monio.

8 HUMILDE NOBLEZA

Generalmente, se considera la nobleza como una es– pecie de arrogante actitud, incompatible con un tempera– mento humilde, pero si se examinan bien las cosas, la nobleza, en el sentido verdadero, no es ni puede ser nun– ca arrogante. Es una virtud innata que brota de la ge– nerosidad del alma, y la generosidad es esenc;ialmente humilde y no ostentosa.

La nobleza del General Chamorro era una vi'rtud ca– llada, verdadera, auténtica. Era la nobleza conocida como el "noblesse oblige"

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la nobleza obliga.

El General Chamarra heredo de sus antepasados esa "irtud patricia y la supo cultivar hermanándola constan.. temente con la humildad de su carácter que nunca IQ

abandono, ni cuando ocupo las más elevadas posiciones. La grandeza y el poder, así como la riqueza, tienden a hacer a los hombres arrogantes; pero el General Chamo– rro conocio la fortuna en el hogar de su padre, la sintio portl:1ue él fue administrador de sus cuantiosos bienes, al– canzo la gloria y ostento el poder sin que ninguna de esas oportunidades cambiaran su temperamento humilde y noble al mismo tiempo.

9 DEMOCRATA VERDADERO

Que entiende el pueblo por democrata? Cuando el pueblo dice democrata refiriéndose a una persona cierta– mente no se refiere a un co.ncepto. Para el pueblo, de– mocrata es el hombre campechano, el hombre sin pujos aristocráticos, el hombre que no desdeña compartir con– la gente corriente y mantener contactos de igual a igual con ellos.

El General Chamorro indudablemente correspondía a estas características populares de lo que es' un demo– crata. Siempre fue cordial y amistóso con toda la gente aunque fuera el más humilde. No obstante su chl'lera posicion política y sus vínculos entre los altos círculos so– ciales y economicos del país nunctl se mostro altivó id

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