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y así llegarnos con esas indecisiones hasfa que don Diego Manuel Chamarra regresó de los Esfados Unidos. Probablemenfe don Diego no habría em– prendido ese viaje si hubiera sabido que Marlín es– iaba de lleno en irabajos candida:l:urales, mas le basió recibir un cable de sus familiares para deci– dirse a venir y llegar, corno se dice, con la espada desenvainada a trabajar por su propia candidatura. A la llegada de don Diego sostuve con él una conferencia polillca y familiar. Le hice ver que el hecho de suceder un Chamarra a otro Chamarra era el golpe más fuerle que le podíamos dar a la fami– lia, porque entonces todo el mundo iba a temer que si llegaba un Chamarra al poder tenía que seguir con la familia entera. Todos mis razonamientos fueron inútiles para con don Diego a fin de que no lanzara su candidaiura. Recuerdo ~ue al ierminar nuesira plá:tica abrió rápidamenie la puerla del cuarlo donde conferenciábamos y salió, casi a la carrera, para ir a iomar el ±ren para León, donde se le tenía lisia una manifesiación en la ~ue pronunció su famoso discurso en el que dijo: "Aquí vengo a plantar mi :l:ienda de campaña ... "
La aditud decidida de don Diego, por un lado, y la indecisión de don Marlín, por airo, hizo oue los amigos de ésie desis:l:iéramos de llevarlo a la Presi– dencia de la República; pero para nosoiros iodos y para cualquier otro que hubiera visto cómo estaba de deieriorada la personalidad física de don Diego habría comprendido que aquel hombre, tan capaz en iodo seniido, no podría resistir sin embargo los cua±ro años de su adminisiración presidencial, y que era una persona llamada a desaparecer en muy codo tiempo de es:l:a vida, corno efedivamente, por desgracia, sucedió.
Vice-Presidencia de Don MarIlin
Desaparecida, pues, la posibilidad de llevar a don Marlín corno candida:l:o a la Presidencia, quisi– mos asegurarnos si aceptaría la candida:l:ura para Vice-Presiden:l:e, y en:l:onces, junto con o:l:ros amigos, me resolví a hablarle en ese sen:l:ido. Comencé por hacerle ver a Marlín que ya don Diego tenía an:l:e sí muy pocos y contados los días de su vida que su elección para Vice-Presidente en ese caso era una elección para la Presidencia. Me consta que en ese mismo sentido le habló don Ramón Cas:l:illo C., y en una ocasión en que és:l:e me acompañó de la Casa Presidencial a la Es:l:ación del Ferrocarril cuando íbamos a dejar a don Marlín que iba para Granada, le hablarnos del asun:l:o de la Vice-Presidencia, ya que en esa misma semana se iba a reunir la Direc– :l:iva del Parlido para designar el candida:l:o para esa posición, y en esa ocasión don Marlín nos pro– me:l:ió acep:l:ar :l:al designación.
Mi insis:l:encia en recabar una respuesta afir– maHva de don Marlín se debía a la posición en que yo me encon:l:raba, cual era la de que si él no acep– :l:aba ser el candida:l:o a la Vice-Presidencia :l:endría yo que cumplir mi promesa a don Barlolomé Mar– tínez de :l:rabajar en su favor para que la Direc:l:iva del Parlido lo nombrara candida:l:o para Vice-Presi– den:l:e.
Hacía un año jus:l:o, exac:l:amen:l:e el 31 de Enero de 1919, que había yo nombrado a don Barlolo, corno se le llamaba cariñosamen:l:e, Subsecre:l:ario de Es:l:ado en el despacho de la Gobernación y Poli– cía.. El era una figura visible en los Deparlamen:l:os del Norle y un elemen:l:o de valía en mi adminis:l:ra– ción que había adquirido cierlo valimen:l:o den:l:ro del Parlido Conservador, por lo que mi apoyo a su candida:l:ura, a falla de la de Marlín, era sincero y convenien:l:e.
Cuando regresábamos, don Ramón Cas:l:illo C. y yo, de la Es:l:ación, lo hacíamos con:l:en:l:os con la promesa que don Marlín nos había hecho, pues creo que esa misma noche se reunía la Directiva para :l:ra:l:ar de la designación.
Compl'Omi$o con Don Badolo
Es:l:ando reunida la Directiva en la Número
Uno, llegaron varias personas que no perlenecían a ella para hablar conmigo e in:l:eresarme en o±ros candidatos, pero corno he dicho a±rás, yo tenía un compromiso con don Barlolomé Marlínez.
Ese compromiso con don Barlolo lo adquirí una mañana en que él se presen:l:ó en mi despacho soli– citándome unos ocho días de permiso de la Sub– secre:l:aría de Gobernación para ir a su Deparlamen– to, Ma:l:agalpa. Al concederle yo el permiso solici– :l:ado diciéndole que es:l:aba bien, él, en:l:onces, me dijo que iba a ocupar esos ocho días en preparar el lanzamien:l:o de su candida:l:ura corno Vice-Presi– denie, para lo cual ya había hablado con don Tori– bio Tijerino, quien le prome:l:ía darle :l:odo su apoyo, pero, agregó, que no quería decidirse en definitiva sin que yo lo supiera antes. Le rendí las gracias por la confianza que había tenido en poner en mi conocimiento sus proyec:l:os y le pedí que desistiera de su viaje; que no fuera a Ma:l:agalpa con sólo esos propósi:l:os de emprender trabajos candida:l:urales, pues yo le prometía que en caso que don Marlín Benard, por cualquier circuns:l:ancia imprevis:l:a, re– husara acep:l:ar la Vice-Presidencia, lo que ya había prome:l:ido hacer, en:l:onces él, don Barlolo, sería el candida:l:o nombrado.
Acep:l:ó don Barlolo mi promesa y ví con sa:l:is– facción que cumplió con exac:l:i:l:ud su compromiso y :l:odo habría pasado sin ningún perjuicio para el Partido si dOIl Marlín a lá hora llegada no desis:l:e de acep:l:ar la Vice-Presidencia.
El día en que se reunió la Directiva llegaron, corno decía an:l:eriormen:l:e, además de los miembros de la misma, varias o:l:ras personas a la reunión an:l:e quienes se hizo la elección, y cuando ya es:l:uve se– guro de que al iniciar la vo:l:ación a favor de Marlín, és:l:e sería, sin duda alguna, eledo, me levan:l:é de la mesa y fuí a llamarlo por :l:eléfono a Granada, y una vez es:l:ablecida la comunicación con él, le dije: "Amigo, aquí es:l:amos reunidos en la Número Uno los miembros de la Direc:l:iva de nuesiro Parlido pa– ra elegir el candida:l:o a la Vice-Presidencia. Todos con entusiasmo lo mencionan a Ud. para esa posi– ción y yo les he asegurado que Ud. acep:l:ará el nombramien:l:o si es elec:l:o por unanimidad y ellos quieren que yo recabe, nuevamen:l:e, es:l:a promesa de Ud." Don Marlín Benard después de alguna vacilación me lo prometió y yo, volviendo a la reu– nión, ±rasmi:l:í a ella la úlfima resolución suya, con:l:inuándose la elección sin dificulfad alguna. Una vez hecha la elección invité a :l:odos a :l:o– mar una copa de champagne, mas an:l:es de hacerlo, nuevamen:l:e fuí a hablar por teléfono con Marlín para comunicarle que había sido eledo y que en ese momen:l:o brindábamos en su nombre por su elección y que al siguiente día por el :l:ren de la ma– ñana llegaría a Granada una Comisión de la Direc-¡ :l:iva para en±regarle las credenciales de su nombra– mien:l:o como Candida:l:o a la Vice-Presidencia de la República. Le recomendé, además, que recibiera bien a esa Comisión y que preparara a :l:odos los amigos para que no hubieran dificuliades.
Renuncia de Don Martín
Esa noche la pasarnos muy con:l:en:l:os confiados en que la Vice-Presidencia no era ya un problema, aunque habían unos cuan:l:os en:l:re mis amigos que es:l:aban descorazonados.
Al día siguien:l:e que llegó la Comisión de la Directiva a Granada, con gran sorpresa mía comen– zó a tener dificuliades para la acep:l:ación de su no– minación por parle de don Marlín, llegando por fin és:l:e a declarar que rehusaba acep:l:ar porque don Manuel Lacayo, su suegro, no quería que lo hiciera. Más tarde supe que un mensaje que mi amigo don Toribio Tijerino había enviado a doña Cara Lacayo de Benard y recibido por ella an:l:es de que llegara la Comisión de la Directiva a Granada había tenido mucho efec:l:o en el rechazo de Marlín de la Vice-Presidencia.
Según algunas personas que vieron el mensaje, ésfe se concretaba a aseverar que resistiéndose don
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