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« Previous Page Table of Contents Next Page »Ejérci:l:o Americano durante el año fiscal que termi– naba el 30 de junio de 1901.
La Asamblea Constituyente de Cuba acordó in– corporar la Enmienda Platt como apéndice a la Constitución Cubana de 1901. Esta Enmienda fue a su vez objeto de un Tratado Permanente entre Cuba y los Estados Unidos.
Resumiendo, pues, la Enmienda Platt es: una enmienda a una ley del CongTeso de los Estados Unidos, un agregado a la Constitución de Cuba de 1901 y un Tratado Permanente entre Cuba y los Estados Unidos.
Comprendo lo molesto que es para la mayoría de los ciudadanos del país estar sometido a ciertas restricciones de otro país, pero cuando se ha tenido la experiencia de sufrir esas restricciones sin ningún derecho, ni alguna disposición que las regule. no es extraño que hubiera personas que como yo, en ese tiempo, quisieran que su país gozara del derecho que le daría el tener la Enmienda Platt en vez de tener a los Estados Unidos interviniendo de hecho en nuestros asuntos, en tal forma que lo blanco se hacía negro, según la opinión del Secretario. No se sabía en realidad en qué ladrillo pararse. Es decir, yo deseaba que la Enmienda Platt fuera en Nicaragua una fuerza o dique regulador de una in– tervención inevitable.
Porque debe recordarse que junto con la Diplo– macia del Dólar se desarrollaba simultáneamente la política del "Big Stick" del Presidente Teodoro Roosevelt, por la que los Estados Unidos interve– nían en estos países con el respaldo de su enorme poderío militar.
Pude estar c;¡quivocado en mis apreciaciones, esa ve¡i;,rnas esa equivocación no era por falta de patriotismo, sino antes por el contrario ,por amor a
Nicara.gu~. Yo quería regular el poder interventor, ponerle -qn freno para que ;no actuara sin control. Algunos hechos sobresalientes de la Historia contemporánea de Nicaragua han venido a confir– mar que¡, con. o sin Enmienda Platt, existe esa fuer– za interventqra que muchos Gobiernos posteriores se han encargado de remaqhar.
Aun recie¡ntemente el actual Gobierno de don Luis Sornoza. acaba de pedir a Estados Unidos el :p,atrulláje de' sus mares territoriales por barcos am.e– :pcanos y /ilun actualmente, el desembarque de ma– rinos en !:lastas nicaragüenses, si fuere necesario. :¡3sto eOl ni n¡¡§.s ni menos lo que estipula la Enmien– da Platt¡ y sin embargo, toda la campaña de difa– mación' recae sobre nosotros los conservadores.
Difícil. $i!lua-ción económica
Después de la firma del Tratado Chamorro~
Bryar¡. las actividades de la Embajada se redujeron grandemente y si algo quedaba por hacer corres– pondía al Agente Financiero porque la situación económic;:a. del Gobierno en~ precaria y se tenía que estar sohCltando de los banqueros pequeñas sumas de dinero para poder cubrir el Presupuesto de Gas– tos de la Administración.
En cuanto a los TRES MILLONES de la opción poco beneficio dieron para salvar de esa situación
prefar~a .~l Gobierno porque la mayor parte de ellos
s~ lnVlrho en pagar las concesiones que dio el Go– bIerno del General Zelaya a Dietrich, la deuda libe– ral de la Ethelburga, y algunos adelantos de los banqueros. Con esa distribución la misión del Agente Financiero en Washington terminó y don
Pe~ro Rafael Cuadra y su familia regresaron al pals.
. ~a por .el año de.1915 no tenía en la Embajada trabaJO de ln;portanclS que atender. De Nicaragua me llegaban Informes sobre la situación política del país, y so!='re la posible div:isión que podría ocurrir en el. PartIdo Conservador si no se llegaba a la esco– gencla de un candidato que armonizara las diferen– tes tendencias.
Por mi parte consideraba qUE:! los Pactos Dawson me daban la. gran oportunidad de ser yo el escogido para lanzar mi candidatura que gozaba en el país de muy buen ambiente,. se,Qúnlos informes a que
he hecho referencia, pues aunque no me movía de Washington era tan copiosa mi correspondencia con Nicaragua que podía asegurar que sus acontecimien– tos políticos los palpaba corno si estuviera en el país mismo. Por eso resolví ese año pasar sin ha– cer movimiento político alguno de mi parte y me dediqué a viajar por los Estados Unidos.
Recorriendo los Estados Unidos
Viajé con mi señora Él New York, y a Albany, capital del Estado, y a otras ciudades del mismo. Llegarnos a Niágara Falls, cascada bellísima y po– ten±e que se aprovecha para producir abundante fuerza eléctrica.
Corno en ese tiempo Inglaterra estaba en gue– rra con Alemania, no pude visitar el Canadá, corno lo hubiera deseado, sino que nos regresamos a Buffalo, New York, donde llevé a mi señora a exa– minarse un oído, -del que no estaba bien-, a una famosa clínica que allí había, mas tuve la impre– sión de que el especialista en enfermedades del oído era sumamente deficiente.
De Buffalo pasarnos a Ohio, luego a Chicago, hermosísima ciudad, casi tan grande como New York, aunque no tan poblada, con un comercio fa– buloso y a la orilla de los grandes lagos. De Chi– cago fuimos a South Bend, Indiana, población pequeña, tranquila y de apacible ambiente residen– cial. En esta población vivía un Senador, amigo de Boaz Long, jefe del departamento latinoamericano en el Departamento de Estado, a quien fuí a visitar para entregar una carla de introducción de Mr. Long. El Senador no estaba en casa y fuimos in– formados que se hallaba en su finca aporcando sus frijoles. Nos dieron la dirección de su huerta, a poca distancia de la ciudad, V hacia ella nos enca– minarnos. Fue grande mi sorpresa al encontrar al Senador mismo con su tronco de caballos trabajan– do en las faenas del campo. Entonces comprendí que ese era el fundamento .de la riqueza de los Es– tados Unidos: su amor y dedicación al trabajo.
De Souih Bend fuimos a las Twin Cities, Min– neapolis y St. Paul, donde hay grandes fábricas de harina y enormes aserríos de madera en cuyos pa– tios vimos miles y miles de trozas que pronto eran aserradas en diversas piezas para ser usadas en la industria de la construcción de muebles y vivien– das.
Fuimos a North bakota y a Kansas de donde nos dirigirnos a De;nver, Colorado y luego a South Lake City, Utah, el estado mormón, donde visitamos la casa de Brigham Young, que estuvo casado si– multáneamente' con diez y nueve mujeres con las que procreó ochenta y seis hijos. La poligamia era ya por ese tiempo prohibida por el Gobierno Fede– ral, aunque aceptada por el pueblo mormón de Utah y especialmente por las mujeres. Salt Lake es una bella ciudad, pintoresca, con agua corriendo por las acequias y jardines.
En Ogden, Utah, nos encontramos en la verja de una casa un narciso florecido, el que admiramos con entusiasmo porque nos traía un recuerdo de Nicaragua. Allí almorzamos con trucha, pescado delicioso.
De Utah pasamos a California. Estuvimos dos días en Sacramento, capital del Estado, donde go– zamos de un clima semi tropical. De Sacramento fuimos a San Francisco donde nos hospedarnos en el Hoiel Palace. Este viaje lo hicimos en agosto de 1915, año de la Exposición Mundial del Pacífico. Estuvimos en San Francisco como por un mes, divirtiéndonos visitando la Exposición y siendo fes– tejados por la Colonia, principalmente por las fami– lias de don Adán Sáenz y don Alejandro Cantón. Estando en San Francisco fuí invitado por el Coroner Pendleton para visitar San Die¡,fIo donde estaba estacionado como Comandante del Cuerpo de Marinos de los Estados Unidos fU.S.M.C.I
t donde se me ofreció una parada militar en mi honor. Des– pués de agradecer y corresponder las cortesías del Coronel Pendle±on,regres¡;¡mos a la ciudad !ie Los
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