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entre sí guiños de inteligencia correspon– didos ...

COTIlO potro argentino corcoveó el va– por, tanto, que nos obligó á asirnos de su borda, á dos TIlanos. No lo calTIlaba la vecindad de la tierra, ni que le hubieran acodado el paso, al Gonirario, saltaba y

saltaba hasia que no lo sujetaron al mue– lle con gruesos cables halados por hol"o.·· bres de rostro invisible en las som.bras del puerto pequeñísiTIlo.

Habíamos llegado y eran las ocho de la noche.

Mana.gua

A saludanne en nombre del Gobier– no, acercóse un caballero vesiido de eti– queta y con acento TIlarcadaTIlenie cuba– no.

-Hoy es±amos de baile-díjo:me des– pués de identificarse corno Subsecretario de Relaciones y para justificar el traje de etique±a,-y sj el señor lVíinisiro no se sin– liera TIlUY fatigado, también tenía el en– carg"o de invitarlo, pues es baile en honor del señor Presiden±e ...

¡Ni en honor del Pontífice bailo yo es– ±a noche! Agradecí la invil:ación pero pre– :éerí la hostería, á la que nos dirigirnos dentro de abi.er±o landeau presidencial. Y

duranle el trayecio, conÍornLe nos inten1.á– bamos en Managua, ¡cómo se me encogió el corazón, Señor Dios!

Es±o no merece el didado de ciudad ¡que no! 11l.1.a9inen usledes unos arena– les en los que se hunden las ruedas y los caballos del Goche; las aceras, tan altas, que en las esquinas-única pade accesi– ble,-súbese á ellas por n"edjo de tres ó cuairo gradas y en algunas por medio de cinco ó seis; los edificios, bajos, en lo ge– neral de madera, y m.uchos de- cascote; los habifanies, tornando el fr\3SCO (con pel"Gfe·· ños ligeros) , en rnecedoras de bejuco ins– taladas sobre la angosta acera.. á la que llenan en su :l:o±s.1idad¡ á cada paso, chi– quillos ven:trudos y en cueros, sin ¡nás ves– ±i:men±a que e] impudor de sus pocos años;

y genie adulta, varones y hembras de iez obscura; algunos ancianos cornple±arnen– le negros; porción de genie con la proge– nie india muy marcada; un calor sofocal1.– te; .el conjunto mezquinaTIlenie ilumina– do y dOTIlinándolo ioclo, rumor inmenso y sui géneris de miles y nliles de insectos i.nvisibles, enfre los que se destaca el gLi– Uo con su característico silbido iréro.:ulo.

Cuando penetré en el hotel y me lo encontré más que aceptable, no creí en mi dicha.

-Es muy caro-advirliéronme al en– ±rar,-Ajusiese usted anies ...

¡Qué ajuste ni qué carestía! Con que TIle ofrezcan cuado TIledianamen±e cómo– do, me consideraré por bienaventurado y

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no regatearé precios, á pesar de que por donde quiera se lee:

"Precios: cuartos de ésfe ó de aquél :rnodo, tanto lnás cuanio, para los señores diplo:máiicos, precios convencionales.

¡Vivan las convenciones!

Ha habido cuar106 para Meneses, pa– ra mí y para rrti ayuda de cámara, mi ex– celente y fiel Joaquín que me acompaña por íodas partes.

¡Ea! A lavarse y TIludarse para co~

mer, que hay hambre y la cocina no hue– le mal. .. In±errun1.pe mi ablución voce– río inusifado, y .Joaquín quédase con una can1.isa limpia suspendida de los brazos almjdonados.

-¿Qué sucederá fuera, hombre? -le

pregunté.

Oín1.os grifos, carreras, palos

-·¡Dale duro! ¡sácale la vueHa! . ¡ahí va! ... ¡ahí va! ... ¡qué Se escapa! . -¿Será algún rarero? .. -Algún criminal prófugo? .. --Anda á averiguar, Joaquín!

y en±reabriendo las persianas gira±o–

nas de la puerta de mi cuado, me asomé yo rrtism.o.

-~Qué pasa? ..

-No es nada, señor-inforn1.áronme los criados sonrientes y armados de varas flexibles,- es una aniluala que acabarnos de ma±ar ...

-¿Una animala? ..

y aníe su cadáver aprendí que aquí a las ví.boras se les dice animalas, y que los fáTIlulos habían dado muerte á una de ro.edia vara, de especie venenosJsima, que, pOi la semejanza con esla iela, les elicen terciopelos!

Corno aperiiivo, parécerne que és1e no ha sido rnaJejo, diqo yo .. "

Pasé el l-esio ele la noche en zozobra continua; comí m.al; obligué á Meneses á

que du:(miera en Ini l,ropio cuario, echa– do sobre un catre de Hjera, y á que n1.e na– rrara toda su hisioria, desde su infancia...

No apagué la vela, ni dormí tampoco. La entera noche no cesó el rumor caófico de los insectos inv.i.sibles. Sólo al clarear e 1 nuevo día lne adornteci.

l'il !i)m

¡r;¡¡:B!itID~@

Previa lLLinuciosa busca llevada á cabo 'por Joaquín, de rincones, piso, ro– pa y arieza, irasládome á m.i baño l'naii– na1., cuya estancia me resultó con techo de paja ... De regreso á mi habilación, nnovo registro que habrá de hacerse á diario, en la ropa, el calzado, efe., iráfa– se de evitar con él la sorpresa de algún bicho. Vesiido ya, me refugié en el jar– dín del hotel y h"abé relaciones con el duerlO y su faTIlHia, cuya nacionalidad me explica por qué el albergo es tan acep– tableo Su propiefario, un señor Lupone, fué varios años maifre d'ho±el en buenos

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