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-"0 su país de usted, (por :México), que hace años anhelo conocer..."
Pero no era dueño de un real y desea– ba que interponiendo yo mi influjo con este Gobierno (¡hurm!, ¡hurm!), le procura– ra pasajes libres de la capital á Puerto Lim.ón y de Puerto Lim.ón á Nueva York.
El m.uchacho no me era antipático, al contrario; y luego, que no puedo, está probado que no puedo negar nada á gen– te de teatro. De antemano los quiero y de antem.ano me conformo con la ingra– titud que, es regla general, gasten para con los que los sirven. De consiguiente, le ofrecí que m.e interesaría por su salida.
Y aquella misma noche nos cayeron dos aC±ores de la tal compañía de verso á proponernos cosa idéntica á Reyes y á mí: toda la com.pañía había menester de pasajes libres!!...
20 DE ENERO
Regreso á San José, donde nos es– pera para esta noche el banquete con que va á obsequiarme el Presidente Igle– sias.
Aunque el viaje es dirigido por el m.isrnísim.o Ministro de Fomento, quien ordenó que nuestro tren especial marcha– ra á todo vapor y con vía libre, á pesar de ello sufrim.os dos ó tres trastornos en el camino y hemos llegado con notable retraso, recompensado, sin embargo, con las amabilidades y atenciones que no han cesado de prodigársenos.
El banquete fué abajo, en el res±au– rant del hotel.
De setenta á setenta y cinco comen– sales; orquesta en el interior del edificio y banda militar en las afueras, menú es– cogido y caldos auténticos. Declaración de justicia: frente á la cultura de buen tono de la reunión, m.e afirmé en lo que he venido notando en diver,los detalles: que la supremacía de la cultura centroa– m.ericana radica en esta diminuta y ci– vilizada República de Cosía Rica; pésele á quien le pesare.
27 DE ENERO
Función de gala en el precioso ±ea– ±ro de San José, con estreno de un dra– m.a de autor nacional, el joven poeta Pa– checo Cooper, y en las localidades del teatro, lo m.ejor de la sociedad.
El Presidente nos invitó á su palco y llevó su atención al grado de concurrir con su fam.ilia.
¡Qué teatro tan bello! I Qué ganas de de cargar con él en mis baúles, m.añana y remitirlo á México donde buena falta que nos hace para lucirlo! Su foyer y su salón para señoras, nada dejarían que desear en ninguna parte.
El dram.a de Pacheco Cooper, no de lo m.ejor, igual á casi todos los intentos de nuestros dramaturgos en Hispanoam.é– rica, ráfagas aquí y allá, esperanzas de que lleguen á serlo por com.pleto, andan– do el tiempo.
Sin embargo, obsequiám.oslo con una corona.
Baile en el club.
El Presidente Iglesias un vrai gentil hom.m.e dirigía la fiesta.
Reyes y yo, m.odestamenfe, y por no faltar á los hábitos contraídos en El Sal– vador, salim.os del baile cuando ya era amanecido.
28 DE ENERO
Rumbo á Pun±arenas, donde habré de embarcarme para Corinto de Nicaragua.
Hasta Alajuela m.e acompañaron Re– yes y Vicente Acosta; allí nos despedi– m.os, despedida sinceram.en±e triste.
El Gobierno Costarricense puso á mi disposición carruaje y caballos. aCómo deseaba yo viajar? ..
-De las dos maneras, con tal de que cuanto antes m.e pusieran á bordo.
No hay idea de la ferocidad con que la fiebre amarilla estaba asolando esas regiones, desde Alajuela has±!;'I. Puntare– nas; baste saber que á guisa de medida de salud, por orden de las autoridades se mandó incendiar predios enteros con semovientes y ±odo!! El Presidente Igle– sias, al despedirnos ayer, m.e dijo con cierta gracia:
-"Ay, Gamboa, (qué diera yo por poder mandarlo á usted en globo! ...
¡Bahl Si el vómito no me atrapó en El Salvador, apor qué había de atrapar– me aquí? .. y si m.e diera, ¿por qué ha– bía de ma±arm.e? ..
Al soslayo examiné á Meneses y lo hallé dorm.i±ando plácida y tranquila– m.en±e, con la cabeza apoyada en el teS– fero del carruaje que nos sacudía.
Procuré yo hacer oiro tanto, mas los ±um.bos impidiéronm.elo.
El camino era tan hermoso y se ha– llaba tan inundado de sol, que preferí dar suelta á "la loca de la casa" y echar– me á filosofar á mis anchas. El repre– sen±an±e del Gobierno de Costa Rica que había de acompañarme hasta á bordo, era D. Enrique Montealegre, chico de hu– m.or excelente y alto em.pleado en el ra– m.o de Fom.ento, que prefirió recorrer ±o– do el ±rayeC±o, caballero en una mula episcopal por lo magnífica. Iba yo, pues, comple±am.en±e á solas con mis recuer– dos y con mis pensamientos.
-¡Arrea, cochero! ...
Desde luego, por ser lo más inm.e– dia±o, llamó mi atención un prosaismo: la cuenta enorme que me dispararon en el hotel Imperial, ¡caracoles!, mil y pico
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