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14 DE ENERO

Segunda entrevista con el Presidente Iglesias.

Decididamente simpatizo con este ca– ballero.

; Después de tratar de asuntos oficia– les, comunícame que ha mandado pre– parar un paseo en Puerto Limón, de cuyo ferrocarril muéstrase muy ufano, y con justicia, sobre que Costa Rica es hoy la única República centroamericana que dis– fruta de las ventajas de camino de hie– rro al Atlántico-así llaman en estos rumbos istmeños al mar Caribe,- y que cuando regresamos ofrecerame una sera– ta d'onore, con estreno de obra nacional, en el soberbio teatro de San José, que aun no visito.

Más tarde, en unión de Reyes, de Vi– cente Acosta y de Meneses, y piloteado por Máximo Soto Hall, fuimos á conocer el tal teatro, que es simple y sencilla– mente precioso.

No digo Centroamérica, México se complacería en poseerlo. Gratamente im– presionados, 10 recorrimos de arriba aba– jo. Cuéntannos que el costo del teatro ex– cedió de tres millones de pesos. Mármo– les, terciopelos, pinturas, su gran escale– ra, su foyer de magnas dimensiones, todo es modelo de lujo y de buen gusto.

Parécerne rival del de la "Opera" que conocí en Buenos Aires, y capaz de hoz:nbrearse con el "Elíseo" de Barcelo– na.

Es demasiado teatro para esta entera República minúscula; para su pequeñísi– ma capital, es un desmán.

Justo A. Facio

. Dije ya que Justo A. FaCÍo es Sub– secretario encargado -de la cadera de :Re– laciones Exteriores, y ahora, más en cal– ma, á propósito de la nocturna excursión á que nos ha llevado y del lugar que ocupa en nuestro parnaso americano, quiero hablar de él con un poco de de-tenimiento. .

Repito que por el hecho de ser de Colombia, puede diputársele por hoz:nbre de talen±o; no conozco á ningún colom– biano-y he tratado á centenares de ellos--que sea tonto; he tropezado con pícaros, con farsantes y con ignaros (pues no más ni mert0s que cualquier viñedo hispano, de todo hay en la co– loz:nbiana viña), pero, tontos, ¡ni para re– medio! ...

Facio vive en Costa Rica desde hace un puñado de años, aquí ha casado y procreado una familia. A fuerza de mé– ritos-qué ni los postergados por causa de su encumbramiento le disputan,-ha venido sube que te sube hasta donde ahora posa; pero no ha podido olvidar– se de su amor incurable á las letras-

que :tan desastradamente pagan á sus enamorados,-y entre convenciones, pro– tocolos é intrigas centroamericanos, cul– tívalas á hurtadillas. No conforme con tener ya publicado y aplaudido su torno: "Mis Versos", tomo que se subdivide en "Crespones", "Bronces", "Adelfas", "Me– dallones", "Tapices", "Sonetos Grises", "Facetas", "Flores de Llanto", y " Torsos", dado á la estampa en esta ciudad de San José de Costa Rica en 1894, todavía rima y todavía fabrica elegante y artística pro– sa.

y en cuanto puede, hace 10 que yo, huye de su investidura de subsecretario y échase á elaborar, á discutir, á idear pla– nes, de obras venideras. Con mi arribo y el de Vicente Acosta -á quien conoce, trata y tutea de lustros atrás,-después de habernos protocolizado con todas las consideraciones huecas y desaboridas que reclaman nuestros puestos oficiales res– pectivos, se ha colgado del pescuezo á parie sosa del suyo y ha dejado que el literato aparezca. No se nos separa; come– mos juntos, charlamos durante horas y horas esta invariable, universal y delicio– sa charla literaria, con más cerveza que COITlpostura, más paradojas que teorías estéticas, más fragmentos de las propias vidas que reminiscencias ó citas de otros hombres de letras; en la que escribimos, mentalmente, nuestras mejores obras que no publicaremos nunca; en la que ±utea– mos á Goethe y al camarero que nos atiende; cuando en los funerarios mármo– les blancos de las mesas de cualquier ta– ben1.a derramamos ceniza de cigarros y cenizas de nuestras vidas muerias ó de las que jamás habremos de vivir, por– que no posible que exisían fuera de nues– tros cerebros excitados de inteleciuales, de independientes y soñadores... en ese sa– broso calor, Facio encréspase, porque le sostengo que su obra es romántica y su persona epicúrea.

Tarde ya, encaminámonos diz que á observar de cerca la vida galante de San José de Costa Rica.

Cruzarnos por el Parque Nacional, el que luce en su centro el monumento á los héroes de 1856-57, erigido en memo– ria de 1 os patriotas que vencieron al fi–

libustero yanqui Walker; monumento ex– presivo: cuatro figuras que representan á El Salvador, Nicaragua, Honduras y Gua– tema;la en actitud de ayudar á que Cos– ta RIca haga morder el polvo al invasor. Transpuesto el Parque, llegarnos al Lago diminuto charco artificial en que es mo~

da agruparse por las noches. Nada ex– traordinario; de empinadísima pendien– te, resbalan los botes que desde arriba impulsan, ya tripulados, y que al hendir las ondas, chapotean primero alzando es-

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