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coincide aproximadamente con la línea del Esequi– bo. Según cálculos hechos por experlos venezolanos la línea Schomburgk original de 1835 sólo daba a la Guayana Británica 4.92.0 Krn2. de territorio ve nezolano. La "línea Schomburgk extendida", de 1840, comenzaba en Punta Barima, en la desembocadura del Orinoco y descendiendo por los ríos Amacuro y Cuyuní llegaba hasta el Roraima. Esta última línea pretendía llevar la usurpación británica a 141.930

.Km2.

La señales de dominio establecidas por el pru– siano en territorio de la República, desperlaron una ola de i.."1.dignación en todo el país. El gobierno pre– sentó su más enérgica protesta ante el Cónsul de Su Majestad Británica acreditado en Caracas e instruyó a su Ministro Plenipotenciario en Londres, Dr. Alejo Forlique, para que pidiera la inmediata remoción de esas señales corno paso imprescindible para la cele– bración de un tratado de límites. Debía Forlique "de– mostrar el derecho incuestionable de la República, no sólo sobre el territorio invadido el cual ha poseído auie±a y pacíficamente, sino sobre todo el resto de la duayana hasta las márgenes del Esequibo, punto éste a donde habían alcanzado las incursiones de los holandeses establecidos en Surinam, cuando en 1648, por el iratado de Munster reconoció España la inde– pendencia de las provincias unidas, conviniéndose mutuamente que una y otra nación quedasen due– ñas de las posesiones y territorios que en aquella fecha ocupaban".

Desde este momento, el diligente Plenipo±encia– rio comienza a poner en juego todo su talento, ha– bilidad y patriotismo frente a la astucia del León Británico, entonces en pleno auge colonialista. Los esfuerzos realizados por este abnegado servidor de la República, obtuvieron bien poca cosa de la persis– tencia británica. Apenas logró Forlique que se relno– vieran las señales puestas por Schomburgk, pero la línea propuesta por Lord Aberdeen que consideraba al río Guaima corno término de las posesiones de Su Majestad por el lado de la costa, no satisfizo al gobierno de Venezuela. La muerle de Forlique, ocu– rrida en 1845, paralizó las negociaciones. Con los esfuerzos desplegados por el hábil Plenipotenciario terminó la primera etapa del litigio. No se logró gran cosa. Pero quedó perfectamente clara la decidida vo–

luntad del gobierno venezolano de continuar lu– chando por la justicia de su causa.

El compromiso firmado en 1850 en Caracas me– diante el cual ambas parles se habían comprome– tido a no "ocupar ni usurpar el territorio dispU±ado", fue violado por la Gran Bretaña. En letra muerla se quedaron las advertencias tanto del Gobierno Metro– politano corno del Colonial de que el Gobierno de Su Majestad no apoyaría a los incursionistas en el territorio disputado. La línea iba avanzando hacia el oeste, con grave detrimen:to de la in:tegridad terri– torial de Venezuela.

El 14 de noviembre de 1876, el Ministro de Re– laciones Exteriores de Venezuela, doctor Eduardo Cal– caño, dirige una larga nota al Conde Derby, Secre– tario de Relaciones Exteriores de Su Majestad Bri– tánica. En forma enérgica el gobierno de Guzmán Blanco hacía frente al problema. Esta nota consti– tuye uno de los papeles más importantes produci– dos por la Cancillería venezolana sobre la reclama– ción de Guayana. Con lujo de detalles se enumeran allí los títulos que respaldan a Venezuela para re– clam.ar como límite oriental de sus posesiones la margen izquierda del Esequibo. Es±a nota de Calca– ño no fue cotes±ada por el Gobierno inglés. En diciembre de ese mismo año es nombrado el doctor José María de Rojas Ministro Plenipotencia– rio en Londres. En el pliego de instrucciones impar– tidas por el Gobierno se le recomienda reanudar con el Gabiente británico conversaciones para llegar a una solución del asunto pendiente desde la muerle del señor Foriique. En esas conversaciones del En– viado venezolano con el Gabinete británico apare– ce el Esequibo nuevamente como límite de la re– clamación venezolana. Pero, una vez' más, las tácfi– eas dila:torias por parle del Gobierno inglés ponían

a prueba la paciencia y la buena voluntad del Agen– te y del gobierno de nuestro país. Las autoridades venezolanas desean llecar a un acuerdo satisfac– torio y poner término a una disputa que permane– cía estancada desde la época de Fornque. En nota de 19 de mayo de 1879, Rojas propone a Salisbury tres alternativas para zanjar definitivamente la cues– tión mediante: al una frontera de derecho, basa– da en los illulos de ambos :países; b I una frontera de conveniencia; cl celebraclón de un tratado o so– meter el caso al arbitramento. El Gobierno de Su Ma– jestad prefirió "la aliernativa. .. de entenderse con el Gobierno de Venezuela en cuanto a la aceptación por ambos Gobiernos de una frontera de avenimien– to que satisfaga los respectivos intereses de los dos países". Pero la línea que proponía Salisbury era sólo de conveniencia británica. En ella no se aban– donaba la pretensión británica de iniciar la frontera en un punto de la Boca del Orinoco, al oeste de Pun– ta Barima. Dicha línea pasaría por las alias iierras de Santa Marla al sur de' Upata. Tal pretensión, alejaba, una vez más, la posibilidad de llegar a un acuerdo en este espinoso y delicado litigio fronte– rizo. El nuevo Ministro de Relaciones Exteriores de la República, don Julián Viso, insistía ante su Mi– nistro en Londres sobre "la necesidad imprescindi– ble de conservar las bocas del Orinoco con todos sus afluentes".

A partir de este momento son propuestas por los diversos Gabinetes de Su Majestad una serie de lí– neas que reciben las correspondientes contraparli– das por parie del Gobierno de Venezuela: en 1881 la línea Granville, que tenía como punto de parlida, "una línea que comenzaría a 29 millas al este del río Barima". La línea Rojas, que tendría corno punto de pariida una señal convencional situada a una milla de las bocas del Maraca. En 1886, Rosbery propondría a Guzmán Blanco, una línea divisoria entre las propuestas por Rojas y Granville. Siete años más tarde, en 1893, el mismo Rosbery pro– pondría una nueva frontera, mucho más desventa– josa para nuestro país, pues además de situar el punto de parlida en las bocas del Orinoco, preten– día privarnos de un inmenso territorio al norle del Cuyuní.

No era posible, pues, llegar a un avenimiento debido a que las pretensiones británicas sobre nues– tro territorio se hacían cada vez más desmesuradas. Al rechazar la proposición de Rosbery, Guzmán in– siste en que para el arreglo de la cuesiión no cabe otro medio que el arbitramento "el cual resultará que la propiedad corresponda al que tenga mejor derecho", e insiste "en el siempre alegado derecho de Venezuela hasta el Esequibo". Guzmán regresa a Venezuela para hacerse cargo de la Presidencia de la República.

Las conversaciones sobre Guayana se confinúan en Caracas entre el Ministro de Relaciones Exterio– res y el Ministro Residente británico. Entre tanio, las relaciones entre ambos países se hacen cada vez más tensas, debido a nuevas usurpaciones de territorio y a varios atropellos perpetrados por fun– cionarios británicos contra funcionarios venezola– nos. De marzo de 1886 a diciembre del mismo año se opera un considerable avance de la frontera oc– cidental de la cuenca del río Cuyuní, desJ?ués de confirmarse la existencia de mineral aurífero en esa región. En enérgica nota, fechada en diciem– bre de ese mismo año, el Gobierno solicita for– malmente la evacuación de todo el territorio ocu– pado desde el AInacuro hasta el Pomarón y fija corno fecha para esta evacuación el 20 de febrero de 1887, día de la inauguración del congreso. Aña– de la nofa de Urbaneja para Saint John que si "esio no se hace para entonces, y si además no se acom– paña con la desocupación, la aceptación del arbi– tramento como medio de decidir el pendiente liti– gio de límites, quedarán rotas las relaciones di– plomáticas de los dos gobiernos, y se levantará una protesta que ponga a salva los derechos de Vene– zuela contra procederes que no podía esperar de una potencia con quien siempre se ha esmerado

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