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les Inglesas y el gobierno han sido favorablemente engarzados en Belice. Podrían haber considerables obstáculos hacia cualquier integración entre tan di– ferentes fip.os de sistemas políticos corno son los tipos Británicos e Hispanos Ceniroamericanos. Sin el"nbargo tales arreglos han trabajado bastante bien en otras áreas del mundo, corno en Canadá y en las relaciones entre Puerto Rico y los Estados Uni– dos, sin que una cultura sea destruida por la otra. En resurnen, las ganancias de más íntimos la– zos entre Centro América y Belice pueden ser aUa– m.enle inciertas. La proximidad física es el argumen– ±o principal para tal asociación. Quizás este argu– mento es contrarrestado por las diferencias políticas, sociales y culturales entre Belice y Ceniro América. Desde el colapso de la federación de las Indias Occidentales Británicas y en la ausencia de una po– sibilidad razonable de afiliación con el Canadá o los Estados Unidos, la única otra solución previsible es que Belice retenga sus lazos con Inglaterra con la esperanza eventual de alcanzar la independencia o status en la Comunidad y quizás después unirse a una nueva federación de las Indias Occideniales. En Enero de 1964, Belice adoptó una nueva Cons±i– tución. Es±a Constitución estipula una legislaiura bi-cameral, un sistema ministerial con responsabili– dad del gabiente. La Cámara de Represen±antes consiste de 18 miembros elegidos por sufragio uni· versal. El Senado tiene 8 miembros. Cinco senado– res son nombrados por el Primer Ministro, dos es– cogidos por consejo del líder de la oposición y uno escogido por el Gobernador. El Gobernador n1.an· tiene poderes reservados en lo que respeda a la defensa, relaciones exteriores, seguridad interna, la salvaguardia de las condiciones de servicio de los funcionarios públicos y sobre finanzas "mientras el Gobierno de BeJice reciba ayuda presupuestaria del Gobierno Británico". (.b.nuario del Estadista, .

1964-1965, 1541.

Ciertamente la economía de Belice no es en la actualidad viable. Una unión más amplia sin duda alguna será necesaria para asegurar, a la larga, la prosperidad' del área. Si esta unión ha de ser con las Indias Occidentales, o con Guaremala y el res– to de Centro América es incierto por ahora. Más, ¿,y la disputa Anglo-Guatemalteca? Es muy pl'obable que si un plebiscito se llevara a cabo en este mo:mento, el pueblo de Belice no votaría por la unión con Gua±emala. Es también improbable que Inglaterra o el gobi.erno local de Belice con– sentirían en entregar el país a Guatemala sin la aprobación de sus habitantes.

En vista de la larga historia de la controversia, no es muy posible que la mediación y alguna forma de compensación a Guatemala pueda ser arreglada sin grandes dificultades. No hay duda de que In– glaterra ha sido culpable de mala fe para con Gua– temala en la cuestión del Ar±ículo Siete de la Con– vención de 1859. Quizás una solución razonable se– ría un convenio Anglo-Guatemalteco para convocar un plebiscito bajo los oficios de las Naciones Uni– das o algún gobierno neutral. Si, corno parece, los habitan:l:es de Belice votan conira la unión con Gua– temala, el convenio debería proveer una compen– sación para Guaiemala por el incumplimiento Britá– nico de conslruir el carnina y la consecuente pér– dida econó:mica para Guatemala. Quizás algo po– dría hacerse para reconciliar los intereses econórni– cos del Petén y Belice. Guatemala, por su parle, tendrá que convenir en abandonar sus reclamos te– rritoriales sobre Belice si sus habiiantes votan con– ira la unión en el plebiscito.

Tal solución, corno se menciona arriba, sería muy dificil de arreglar por razón de la larga his.l:o– ria de la controversia, el orgullo nacional tanio de Guatemala corno de Ingla±erra, y las dificultades de medir la adecuada compensación por incumplimien– io de la Convención de 1859. Quizás los buenos ofi– cios de los Es±ados Unidos o algún otro poder ami– go de ambos podrían ser provechosos. Por el momen– to, la controversia Anglo-Guaiemalteca sobre Belice no m.ues±ra señales de ser resuelta.

"El Gobierno de Su Majestad permanece in– flexiblemenre determinado a que en ausencia de una decisión legal por la Corte Internacio– nal de Justicia, que Su Majestad no tiene dere– cho legal a la soberanía sobre Belice, no apro· bará ningún cambio en el status internacional de la Colonia o de alguna parle de ella". (Cai– gel', 209).

Existen varios rumbos que Belice puede tornar en el futuro. Una propuesta sería que la colonia se volviera parte de Guatemala, o de una Federación Centroamericana, o de una unión económica. Al– gunos líderes políticos en la colonia' aparentemen– te, han favorecido esta solución al problema. Geor– ge Price, líder del predominante Partido Unido del Pueblo, a finales de la década de 1950 y en la dé– cada de 1960, ha parecido, a veces, coquetear con Guatemala. La política oficial de su partido, sin embargo, ha sido la independencia de Belice, sin lazos con ninguna otra nación (Waddell, 127).

Después de la revolución de 1954, que depuso al Presidente Arbenz, Guatemala se reunió a la Or– ganización de Estados Centro Americanos (ODECA). El resurgimiento de los inrentos a alguna forma de Federación Centroamericana ha producido sugestio– nes de que Belice se asocie a esa Federación. En Be],ice, el Par.tidoUnido del Pueblo, en su programa electoral de 1957, declaró su intención de aprove– char la posición geográfica de Belice en el cont1– nenle Centroamericano. (Waddell, 129). En Febre– ro de .1960, sin embargo, en una conferencia con la Oficina de Colonias, en Londres, Price abandonó su antigua posición y suscribió una afirmación del deseo de Belice de perntanecer en la Comunidad Británica, y una declaración que denunciaba los reclamos Guatemaltecos. (Waddell, 131).

La asociación con una Federación Centroame– ricana significaría acceso a un amplio lnercado Cen– tro Americano (Panarná inclusive) de más de 13

millones de habitantes. Sin embargo, este mercado está rela±ivam.ente subdesarrollado y produce pro– ductos similares a los de Belice.

El comercio entre Belice y Centro América y Panamá es más bien pequeño en la actuaidad. Eco– nómicamente, Belice está íntimamente ligado con los Estados Unidos e Ingla:l:erra. La asociación con Cen– tro América podría conducir a la pérdida del merca– do de la libra esterlina para los cítricos, café y pino de Belice. Por otra parle, la cooperación cn Cen– tro América podría hacer posible para Belice ayudar después a desarrollar la provincia Guatemalteca del Petén. En resumen, tal federación con Centro Amé– rica conduciría, probablemente, a extensos cambios en la econo:mía de Belice con impactos indetermi– nados.

Consideraciones sociales de los lazos íntimos con Centro Arnérica, iambién iendrían importancia. La población de habla Inglesa de Beliceiemería ser ahogada en un mar Español. Las instiiuciones lega-

mezclada. Sus orígenes son diferentes de aquellos del Negro Americano o mulato, así corno son diferentes del blanco Inglés o Norteamericano y del Español Centroamericano. Eixste mucho analfabetismo en la colonia. El Inglés es el idioma predominante, más el Español también se habla, especialmente cerca de las fronteras. En el interior algunos Indios Ma– yas hablan solamente idiomas indígenas. En Sep– tiembre de 1949 el Consejo Legislativo de Belice en– vió una declaración a Inglaterra, afirmando su "inal– terable determinación de permanecer Británicos" y trabajar por su independencia dentro de la Comu– nidad Inglesa. Pidió a Inglaterra arreglar la con– troversia tan pronto corno fuese posible. Similares resoluciones de lealtad se han pasado en cabildos abiertos llevados a cabo en varias parles de la co– lonia. El Secretario de Colonias, Mr. Creeeh Jones, declaró:

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