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« Previous Page Table of Contents Next Page »los :I:érminos. Gua:l:ema1a declaró que ya no era cues– :I:ión de que si el Arlículo Sie:l:e podría ser cumpli– do. Gua:l:emala ahora :I:enía el derecho de recobrar el :I:erri:l:orio "cedido" en 1859, y el pun:l:o a deci– dirse era, si Inglaterra es:l:aba ocupando legalmente el :I:erritorio de Belice o si Guatemala tenía dere– chos territoriales que recobrar. En Marzo, Inglate– rra repitió su oferla y Guatemala de nuevo la re– chazó, IHumphreys, La Disputa ... 402). Guatema– la pospuso toda acción por razón de la Segunda Guerra Mundial. De 1940 a 1944 se con:l:entó con pu– blicar una Continuación del Libro Blanco en dos series. Es:l:os suplementos suplen ejemplos de solida– ridad La:l:ina Americana, tanto de parle de indivi– duos corno de gobiernos. Por lo general, individuos y gobiernos apoyan el alega:l:o de Gua:l:emala de su soberanía sobre Belice.
Entre los individuos que apoyan el pun:l:o de vis:l:a Gua:l:emalteco en los ensayos de es:l:os suple– men:l:os, es:l:án: Luis Anderson, in:l:ernacionalista Cos– tarricense¡ Alejandro Alvaro Q\.urós, también de Cos– ta Rica¡ Dr. Isidoro Ruiz Moreno, de la Universidad de Buenos Aires¡ Ernesto Barros Jarpa, de Chile¡ Fer– nando Soto Harrison, profesor de Derecho de la Uni– versidad de Costa Rica¡ Dr. Emilio Alvarez Lejarza, Secretario de la Academia de Geografía e Historia y Profesor de Derecho de la Escuela de Derecho de Managua¡ Emilio Bello Codesido, de Chile¡ Modesto Valle, Presidente de la Corle Suprema de Jus:l:icia de Nicaragua¡ Dr. Laudelino Moreno de la Repú– blica Dominicana y Julio César Escobar de El Sal– dor en la primera serie de esos suplemen:l:os. Ejem– plo de su "imparcial' 'erudición es dado por el Dr. Isidoro Ruiz Moreno de la Universidad de Buenos Aires, quien declaró en la primera serie:
"Cúmpleme declarar que para es:l:udiar los hechos a que se refiere es:l:e trabajo, me he guiado exclusivamente por las constancias que figuran en el Libro Blanco ... " ICon:l:inuación del Libro Blanco,V, 173).
La mayoría de sus conclusiones sobre los de– rechos Británicos en la colonia están bien repre– sentados por el Dr. Emilio Alvarez Lejarza, de Ni– caragua, ql.:\ien escribe:
"El, robo de maderas, la pira:l:ería y el con– :I:rabando son los títulos de la Corona Británica en sus posesiones del ¡;:teino de Gua:l:emala ..... ICon:l:in,uación del Libro Blanco, V, 205).
En la Segunda Serie, hay una contribución de Roberlo Piragibe da Fonaeca, Profesor de Derecho de la Universidad Libre del Brasil. Al comentar el estudio de da Fonseca, que apoya comple:l:amen:l:e la tesis de Gua:l:emala, T. Esquivel Obregón, el juris– consulto Mexicano, comenta:
"Tal es la opinión que me he formado del caso de Belice, y creo que México y los demás países de Hispanoamérica deben apoyar a Gua– temala en su lucha desigual con un contrario tan poderoso corno despec:l:ivo del derecho". ICon:l:inuación. .. Segunda Serie, III, 111).
Sin embargo, no sólo es:l:e :I:orren:l:e de palabras de La:l:inoamericanos apoyan la tesis de Gua:l:emala es 10 que se encuentra en la Con:l:inuación del Libro Blanco. Hay también muestras por las que los Go– biernos Centroamericanos y ,Mexicano apoyan a Gua– :I:emala. En Marzo de 1940, la Asamblea Nacional Le– gislativa de El Salvador decretó el apoyo de ese país a los in:l:en:l:os de Guatemala de recuperar la soberanía sobre Belice. En' Mayo de 1940, el Con– greso de Nicara!¡J~a anu:,-ció su apoyo ~e es:l:a causa, en una resoluclon conJun:l:~. En el mlsmo mes y
año, el Presiden:l:e Carías eJe Honduras anunció su apoyo de los esfuerzos de, Gua:l:emala. El Gobierno de Cos:l:a Rica fue más cauteloso. Su Ministro de Re– laciones Exteriores, T. Zúñiga Montúfar, en Abril de
1940, expresó la esperanza de su país de que Gua– temala encontrará una solución sa:l:isfac:l:oria a sus demandas mientras es:l:é ayudada de la jus:l:icia. Lá– zaro Cárdenas, Presidente de México, en Agos:l:o de
1940, aseguró al Presidente Guatemal±eco que la justicia estaba de parle de Gua:l:emala y esperaba que el problema sería resuelto. Empero ninguna de estas naciones hizo más que pasar resoluciones. Ellas, en ningún momen:l:o, han apoyado a Guate– mala protestando enérgicamente a Inglaterra. El Libro Blanco y sus suplementos han sido tra– ducidos al Inglés, 10 mismo que la obra de Mendo– za, por el Gobierno Guatemalteco, probablemente con la esperanza de influenciar la opinión pública en los Estados Unidos. Esto ha tenido poco éxito, ya que el Gobierno de los Estados Unidos es to– davía oficialmente neutral en el asunto. Exis:l:e mu– cho comercio con la colonia y es muy poco proba– ble que los Estados Unidos apoyarán a Guatemala en este caso en vista de la in:l:imidad de los lazos con Inglaterra.
Después de la caída de Ubico, el nuevo gobier– no de izquierda vigorosamente reafirmó el recla– mo Guatemalteco. La nueva Cons:l:itución de Mar– zo de 1945 contenía una declaración de que Beli– ce era parle de Guatemala.
En 1946, el Secretario de Relaciones Exteriores Británico, Bevin, sugirió el arbitraje por la nueva Corle Internacional de las Naciones Unidas. Guate– mala inquirió acerca de los términos y Bevin repli– có que se le pediría a la Corle diera una opinión legal sobre un punto legal, esto es, la interpretación del Tratado Anglo-Guatemalteco de 1859, y en cuan– to, si en algo, su validez había sido menoscabada por el incumplimiento del Arlículo Siete y por la falta de ratificación de la Convención de 1863. Gua– temala rechazó esta limitación de los términos de referencia. Ella perrni:l:iría el arbitraje solamente so– bre la base de ex aequo el bono. Bevin rehusó acep– tar esta demanda Guatemalteca y el asunto fué aban– donado temporalmente. ICaiger, 207).
En 1948, algunos Guatemaltecos desearon tornar acción directa, Tropas Guatemaltecas supuestamente se concentraron en la frontera y se hicieron supues– tos planes para tornar la colonia por la fuerza. Be– vin etlvió una adverlencia y un crucero con tropas a la colonia. Guatemala describió este paso corno hostil; pero no tornó acción alguna.
Desde entonces, Guaternala ha confinado sus protestas a tales medios corno la emisión de sellos poslales mostrando la célonia corno parle de Gua– temala. También ha es:l:ablecido menudas irritacio– nes, tales corno, rehusar a veces permitir el tránsi–
:1:0 de ar:l:ículos del Petén vía el Río Belice y presen– tar dificultades sobre pasaporles y visas. Guate– maltemala también ha hecho declaraciones tales corno, Belice "es una daga apuntando al corazón del Petén" o que "el mapa de Guatemala muestra la mancha sangrienta de una mu:l:ilación territorial". IHumphreys, La Disputa ... , 404). En 1959, Gua– temala celebró el Centenario del Tratado de 30 de Abril de 1859 con una simbólica ocupación de Beli– ce sobre un mapa de concreto, IWaddell, 131).
Al presente, Inglaterra está aparentemente sa:l:is– fecha con el slidus quo. El Gobierno de Guatemala con:l:inúa adherido a la siguiente posición:
"Gua:l:emala encuentra que el incumplimien–
:1:0 de las obligaciones ha hecho que la Conven– ción caduque y que Inglaterra retiene ilegal– men:l:e los Territorios de los pac:l:os Anglo-Espa– ñoles de 1783 y 1786, Y las dos grandes áreas sobre las que tClmó control por la Convención de 1859 antes de repudiar la cláusula compen– sa:l:oria. IDonohoe, 101).
Sin embargo, en esta era democrática, un ter– cer fac:l:or es imporlan:l:e: la opinión de los habitan– tes de la colonia misma. Etnológicamente, cerca del
70% de los habitan:l:es son de color O de sangre
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