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« Previous Page Table of Contents Next Page »dice que el periódico se titulaba La Tribuna; (4) sería bueno que de una buena vez los contemporóneos e íntimos de Daría aclararan las COSQS y publicQran estos artículos
De lo anterior se deduce que los años de mayor influencia literaria de los jesuítas en el joven Daría deben situarse entre 1878 y 1880, cuando la ambición literaria del poeta estó ya bien despierta y aún no tiene motivos ideológicos para rechazarla El proceso de sus relaciones con la Compañía se vuelve mós claro si hilvanamos los dispersos recuerdos del poeta Primeros años de congregonIe que se extienden hasta la época
en que el "demonio literario" es lIángel jesuita", de
aquí, hasta la llegada de Ramón Mayorga Rivas Tres, cuatro, cinco años cuando mós, de lectura e imi– tación de los principales clósicos españoles y de algunos griegos y latinos, despertaron en el espíritu óvido del
"poeta niño" la predilección por los temas y motivos'
mitológicos y le dieron la habilidad versificadora e imi– tativa de que hizo gala desde sus primeras poesías Sin embargo, las espigas de latín y de griego debieron de ser espigas no mós Por lo menos, los latines de
Da río, pocos años después, cuando no son citas tex·
tuales y muy frecuentemente citas de citas, aparecen dañados por errorefelementales, lo que prueba el poco
arraigo que tuvieron en su memoria esas "espigos" de
lenguas clósicas .
Opiniones contradictorias al respecta proporcio– nan los amigas del poeta Don Ramón María del Valle-Inclón, por ejemplo, aseguraba olOr Julio Torri, durante su segl,lnda visita a México, que solamente tres escritores de lengua española sabían pronunciar el latín a la perfección Menéndez Pelayo, Rubén Daría yel propio Valle-Inclón, y debían, precisamente, a ello su gran habilidad versificadora
Osvaldo Bazil, amigo dominicano de Daría, se expresa en cambio así "No tuvo (Dorio) facilidad para aprender idiomas. No habló ni escribió bien ningún idioma extranjero Se defendía nada mós
que regularmente con su rudimentario conocimiento
del francés, del inglés, del latín y del italiano El que mejor leía ero el francés Después de veinte años de vivir en París y leer clósicos y modernos franceses, no pudo adqui. ir el acento porisense ni soltura al ha– blarlo . Leía la Biblia. Era casi su libro único y su única lectura en muchos años. En todos los países donde llegaba, Rubén adquiría un ejemplar de la Bi– blia. Exigia que fuera con el texto en latín, con la traducción española al frente El no hablaba ni leía latín, pero lo entendía un poco y le gustaba citar el texto en latín en sus escritos". (5)
Las palabras de Valle-Inclón,' que me ha repetido fielmente el Dr. Torri, a pesar de la proverbial jactan– cia que encierran, en realidad no son tan exageradas Como podría esperarse Valle-Inclón se limitó a afir–
mar la "perfección .~n la pronunciación" y en ninguna
manera aludió al conocimiento semóntico y sintóctico, que es lo que niega Bazil L::> mós probable es que Daría gustara de la m':'sfcalidad de los versos latinos y
aUn se complaciera en recitarlos o sus amigos, aunque
tuviera que enterarse de su significado en texto tradu– cido o anotado Que tuviera fervor y respeto casi re– ligiosos por las literaturas clósicas, aun no conociendo
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sus lenguas a la perfección, es, de ningún modo, objetable, mós si consideramos el buen aprovecha– miento de ellos, muy superior sin duda al de duchos
conocedores.
Si examinamos cronológicamente las referencias clásicas que aparecen en la obra primeriza de Darío, veremos cómo poso o paso coinciden con los años de
aprendizaje humanista al lado c!e los jesuítas De 1 880 a 1 883 se vuelven mós numerosas, si bien no gozan de lo libertad imaginativa que ton propicio fue en la madurez del poeta, lo numeroso y lo apegado 01 modelo nos confirman el aprendizaje como inmedia– tamente anterior El Daría de Mis primeros versos se
ve como precisado O demostrar la~ "humanidades" de sus catorce años y nos regala dos latinajos de la mós corriente paternidad quidam y Stu)torum pleno sunt
omnia, ciertamente, no son más que muestras del latín
refranesco y retórico que debió de aprender en su ado– lescencia
Otros motivos y alusiones informan mejor sobre
sus preferencias de esta época "celeste numen",
"frente ceñida de laurel" (El poeta, 18 de Julio de
1880), IJFebo Jl
,
"sonrosada auroro ll
, "Céfiro", IJFa~
vonio" (Naturaleza, 21 de Octubre de 1880); "toma el arpa como Homero", "ciñe la altiva frente / de Sófo– cles y de Esquilo I y es el Júpiter tonante I del Olimpo universal" (El poeta, s f, pero de los mismos años),
"Venus", IIJúpiter Tonante", l/Aquilón", "Olimpoll,
"E rato", "Talía y sus siete compañeros", IIlaurel y
mirto", "Parnaso", IILeucipo", "sien coronada de
laureles", "los manes de Menandro y Praxiteles" (A
Víctor Hugo, en La Juventud, San Salvador, 1880, "y en vago éxtasis admiro / de Virgilio el blando acento,
I tan tierno como un lamento / i tan flébil como un suspiro!", "Juvenal" (Al Ateneo de León, 15 de Agosto de 1880, "Por mi bello el alba hermoso / se estó muriendo de envidia; / y osi lo hiciera Díana, / y así la díosa Cipria" (La niña de ojos azules, s. f,
pero de la misma época), "Eolo", y '/Homero", "Cati–
linoria" y "Quosque tandem Catilina I en boca de Ci– cerón", "con el arpa de Vírgilio I la épica trompo de
Homero", "Moratón" y l/César furibundo" (El Libro, l Q de Enero de 1882), "medusol/, "titán" y "Capito–
lio" (Unión Centro-Americana, 19 de Diciembre de
1883), "Fiat lux!", l/O tempara! O mores!" "dad a
Sócrates cicuta" (Máximo Jerez, 13 de Noviembre de
1881), "musas", IJVenusl/,
II náyades l/, "Eolo", "Hé– cate", l/Aquilón", "Pégaso", IJJuvenal", "Tibulo", "Olimpo", "numen", "céfiro" (La poesía castellana,
15 de Octubre de 1882), "Aristides", "mirto", "lau– rel", "Fama" (Al Libertador Bolivar, 24 de Julio de
1883)
Toles motivos y alusiones aparecen diseminados en lo obra poético de Daría que corresponde o los años de 1879 a 1883, es decir, desde que escribe sus pri– meros versos al lado de los jesuítas hasta su regreso de El Salvador (Septiembre de 1883). Con lo abun,
dantes que son, no se pueden tomar, sin embargo, co–
mo la nota característico del Daría de esta época, pero sí pueden servir de testimonio de la educación literaria que recibió en sus primeros años, de lo que indudable– mente provienen
No se puede esperar que todas estas "humanida-
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