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LAS HUMANIDADES

EN

SUS PRIMEROS A:&OS

Durante varios años El Colegia de México, baja la sabia y generosa Presidencia de Alfonso Reyes, ha dirigida y estimulado mis investigaciones sobre Rubén Daría Sólo así fue posible reunir sus Poesias y Cuen–

tos completos, escribir una tesis universitaria y varías

monografías Al autor de Rubén Daría en México,

el humanista americano por exceiencio, dedico filial– mente este trabajo que, aliviado de fechas y de notas, me sirvió de ingresa

Q la Academia Nicaragüense de la Lengua, el 26 de Junio de 1955 De esta mane. a se asocia a mi gratitud el homenaje y reconocimiento de la Academia de mi pais natal a quien una vez es– cribió "Siemp.e seró para mí una alegria el haberlo visto crecer, madurar y soltar los primeros frutos a mi

lado ll Quisiera¡ en esta ocasión por lo menos, no en–

tristecerlo

La tercera pieza narrativa de Daría, de los escri– tas y publicadas en Nicaragua antes de su viaje a Chile, se i!)iCia con esta frase muy prometedora "Tenia yo catorce años y estudiaba humanidades" Si sabemos que Mis primeros versos es un cuento hu– moristico y sólo aparentemente autobiográfico, el Clédito que nos merece la frase resuho muy restrin–

gido Tan prematuras "memorias" se publicaron en

El Imparcial de Managua, el 29 de Enero de 1 BB6,

cuando el poeta cumplía apenas los diecinueve años y

está no más o cinco de los sucesos que narra conven–

gamos aholO en que no hoy pérdida de memoria pero quizá si' un poco de fantasía Y con toda seguridad; mucha Iíteratura ¿recordóis El día de difuntas, de Larra, y Los comienzos literarios de Thingum Bob, de Edgar Poe? Pues el joven Daría debió de leerlos an– ticipadamente.

Otros recuerdos del poeta, escritos en los años de

madurez, coinciden en situar lJaquellos mis primeros

oños, en la amistad de los jesuitas . entonces se

abrieron O la aurora los primeros sueños

l

entonces se

r.jmaron las primeras estrafes U

, con los primeros años

de aprendizaje humanista (Peregrinaciones, 1901)

Lo breve estancia ·en la tierra natal, entre 1907 y

19ÜB, reavivó en su memoria las días juveniles; valora con igual entusiasmo a sus condiscípulos y mentores de esa edad "Los padres jesuítas, durante su per– ",onencia en kt República, contribuyeran mucho a la difusión dél amor a ·'as Humanidades en la juventud que atraían En tiempo de ellos comenzaran a bri– 1I0r inteligencias que mós tarde serían glorias de la Patria Luis H Debayle, Una de las mós finas, no– bles y puras almas que me haya sido dado conocer en mi vid o ; José, Madriz, talento tan vigoroso como so-

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ERNESTO MEJIA SANCHEZ

Licenciado en FHosotíll y Letrlu Profesor de Llte– rnturn Hispnnonmeriunll de In UnivtT!lidnd Autúnomll

de !\Icdco ConferencistA en la. Universidades de

TlIltUle y Columllio. E U IIc A Hu espccializado en

trabujos crílicos &obre Uuben Darío y el Modernismo

goz, y Ramón Mayorga Rivos, gallardo y elegante poeta, comenzOl on su educoción de ciencia y belleza cuando estaban en el país aquellos religiosos" IEI viaje a Nicaragua, 1909)

En un Prólogo que él mismo tituló Página de vida,

esc. ita paro ei libra Prosa y verso que hobr[a de pu– biicor en Paris su antiguo condiscípulo y amigo el Dr Luis H Debayle, evoca igualmente aquellos años "Mas llego el instante en que, en revistas ínfimos y

pi ecOI jas, en un medio plimitivo, los jovencitos tenta–

dos por el demonio literario que era entonces óngel jesuita, diéramos al viento sendas silvas a la c1ósica, naturalmente dirigidas al Mar, al Sol a a la Virgen María (Fragmento la cita para utilizarla adelan. le más adecuadamente) He de insistir siempre en

que los padres de la Compañ[a de Jesús fueron los principales promotores de una cultura que no por ser si se quiere conservadora deja de hacer falta en los programas de enseñanza actuales Por lo menos co– nocíamos nuestros clásicos y cogíamos al posar una que otra espiga de latín y aun de griego", !Todo 01 vuelo, 1912).

Todo el capitulo VI de la autobiografía del poeta

se refiere a su amistad con los jesuítas, aunque no

arroja dotas precisos sobre lo enseñanza de ellos reci– bida, entresacamos unos renglones que ofrecen deta– lles siginficativos' "Por influenCia de mi Ha Rita, comencé a frecuentar la casa de las Padres Jesuitas, en la iglesia de la Recolección Debo decir que desde niño se me infundió una gran 1 eligiosidad, religiosidad que llegaba a veces hasta la superstición Los

jesuítas me halagaron; pero nunca me sugestionaron

pOlo entrar en la CompañIa, seguramente, viendo que yo no tenía vocación para ello Habia entre ellos hombres eminentes, un padre J<oening, austriaco, famoso como astrónomo, un padre Arubla, bello e in– sinuante ora'dor, un padre Volenzuela, célebre en

Colombia como poeta y otros cuantos Entré en la que se llamaba la Congregación .' y usé en las cereo monias la cínta azul y la medalla de los congregan– tes. El gobierno decretó su expulsión, no sin que anles hubiese yo asistido con ellos a las ejercicios de San Ignacio de Loyola" ILa vida de Rubén Daría es– crita por él mismo, 1912) Aquí Daría recuerda fes– tivamente la leyenda que acusa a los jesuitas de apo– derarse de secrelas familiares por medio de cierta devoción epistolar para algunas imógenes que ellas pa– trocinaban, y las golosinas que ofrecían a sus allega– dos Sobre los motivos, reconcentración y expulsión

de los jesuítas (Marzo a Octubre de 188l), D Sofonías Salvatierra ha escrito una página muy objetiva y por· menorizada (1)

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