This is a SEO version of RC_1966_02_N65. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Unos y oiros Se pierden por la vía de l'osa y el alma mía queda pensaiiva a su paso
Oh, qué hay en fí, alma mía? ..
Oh! qué hay en tí, mi pobre alm,a mlslenosa? Acaso piensas en la blanca teona? .
Acaso los brillantes mancebos te ahaen, manposa?
El ahna se adonnece de nuevo, "se ador–
mece en donde hace treinfa años sueña".
y en su sueño díce: Oh dulces delicias de los cielos,
Oh, iiena sonlosada q~e acarici6 mis ojosl Princesas, envolvedme con vues.J:ros blancos v~losJ
Príncipes, estrechadme con vuestros brazos ro)osl
El poeta, profundamente apasionado por
la belleza, aun en sus apariencias, no ha tras–
pasado las envolturas, no ha llegado a com– prender la esencia misma del pecado. Se entrega a una y aira belleza, l~ I?rofunda y la superficial. Ayuno del conoCImIento. de. fa
naturaleza del pecado, le falta la contncclOn y el propósiio de enmienda de que hablan esos n'aravillosos resúmenes de filosofía que Son los catecismos, sobre todos el de Ripalda. Trecho grande le falta por recorrer.
En su siguiente libro, CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA, su libro cumbre, encontrarnos que el poeta ha recorrido el gran trecho.
Ha encontrado nuevoS motivos exiernos para amar a la religión católica y su iglesia. Descubre las esencias eiernas de la Hispani– dad y el peligro del imperialismo anglosa– ión. En su ODA A ROOSEVELT no opone a la
invasión yanqui una América laica, demagó–
gica y anliclerical, sino "la América ingénua
que aún tiene sangre indígena, que aun reza
a Jesucristo, y aun habla en Español "La América Católica, la América Española".
Por otro lado el poeta ha llegado hasta el landa íntimo del pecado, ya no pide a los
hechiceros mancebos que le esfrechen con
"sus brazos rojos". Rechaza eSe abrazo y
pide ayuda a Dios en la eierna lucha. Su espíriiu eslá ya iransido de arrepentillÚento, y la angustia del destino eterno ha mordido en su corazón. Allí están sus poemas "Canto
de Esperanza", "Spes", "Los tres Reyes Ma–
gas", "La dulzura del Angelus, "Chariías",
"Visión" "Los motivos del Lobo", "La Rosa–
Niña".
Dario llega a la cumbre de la perfección artística, a la cumbre de la fama, en plena y
gloriosa madurez, y también a su plena con– versión católica.
En esta época de perfección escribe su incomparable ruego al "incomparable per–
donar de injurias".
Jesús, incomparable perdonador de InJurias,
oye. Sen1bl ador de trigo, dame el fierno
pan de ius hosfias, dam.e contra el sañudo infiel no una gracia lusiral de iras y lujurias.
88
Dime que este espantoso hOl rol' de la agonía que nle obsede. es no más de mi culpa n~fa~da,
que al morir hallaré la luz de un nuevo dla, y que emanees oiré mi ¡Levántafe y andal
En esa misma época lanza su gran gri– to llamando a Cristo, único donador de la verdadera paz y concordia del mundo, úni– co capaz de acallar los odios de clases, de converlir a las muchedumbres sin fe, plenas de cóleras selváticas, y su grito es como un apasionado eco de las encíclicas papales,
IOh, Señor Jesucristo, por qué tardas, qué esperas para tender tu mano de luz sobre las fieras
y hacer brillar al sol ius divinas bandetasl
Surge de pronto¡ y vierle la esencia de la vida
sobre tanta alma loca, triste o empedernida
Ven, Señor, para hacer la gloria de tí mismo Ven con temblor de estrellas y horror de calaclismo ven a traer amor V paz sobre el abismo '
y tu caballo blanco que miró el visionario pase y suene el divino clarín extraordinario
IUn corazón será brasa da iu incensario r
y es de noiar en este poema no sólo el apasionalniento de la llamada sino la clarivi– dencia y la inlegridad católica del poeta. Quiere el amor y la paz sobre el abismo, pe–
ro lo quiere íntegramente, ya sea "con fem.
blor de estrellas" o con "horror de cataclis–
mo",
Ha surgido en él un hondo y humilde amOr y agradecimiento hacia Dios, así dice de su juventud, "Si no cayó fue porque Dios es bueno" Y en su estremecida elegía al sui– cida Ganinet al mismo tiempo que espera en la infinita misericordia, dale gracias porque a él le ha tendido mano paternal y provida, librándolo del hastío y la nada,
¡"Oh Dios, en quien él no creíaf
He comprendido, oh Dios, que cuando sueño
me das el agua de la sed,
el pan del hambte en el mundo pequeño y en el dolor fu divina merced, que juntas grandeza y cariño.
Aquella inmensa alma de niño
mordida por los dientes de la adversa fortuna,
que Se lanzó en la sombra, enfenno de la nada enconhó en lu Justicia una celesie CUIla
y fu Misericordia le dió dulce almohada",
Darío desde entonces permanece como un hombre católico, no sünplemente cristia– no a secas. Acepta y canta la jerarquía ecle– siástica, los Sacramentos, la Misa, los Dog– mas. y si como pecador su alma -rnar~fo
sa- se posa a veces en la rosa y a veces en.
un clavo de Nuesiro Señor", no es por esto
menos cierto que aun ese misIno vaivén es
el vaivén de un alma católica.
Ya sabemos nosotros como murió, con el Cristo de Amado Nervo en las manos, for– talecido con los sacramentos finales. Y có– mo fue enterrado con las sagradas y magní– ficas liturgias de un Príncipe de la Iglesia. Ya sabemos cómo sus ardientes votos se cum– plieron, como al morir "halló la luz de un nuevo día" y escuchó su "levántate y anda".
This is a SEO version of RC_1966_02_N65. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »