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cardar que eh la familia ya no habia más honjbre que aquel niño y que las rentas habiah llegado casi a su

mínima expresión en esta época Lo natural era,

pues, que aquella señora, que ya sobrepasaba los cin– cuenta y cinco años "de edad, se pleocupara por el

porvenir de su hijo o quien no veía ningún intelés por

el estudio académico y tratara de darle, por lo menos,

un oficio pOI a Su propia seguridad, corno para contar

ella misma con una ayuda en su vejez, pela de ningu– na manera porque se opusiera a que fuese poeta Y la prueba está en esa complacencia que tuvo cuando sus amigos decidieron llevárselo a Managua para tra– tar de conseguirle un viaje al extranjero

El cielo quiso que pudielo gozar de los triunfos y la gloria de "'su extranjero" Veamos lo que dice el propio Rubén

"Por este tiempo llegaron a Le6n unos hombres po– Hticcs, senado! es, diputados, que sabi.m do la fama del

poeta niño; me (onodelon Me hielelon recitar versos.

Me dijeron que era pI ecisn que fuera a fa capitar. La

mamá Bel ni'trda rnG ethó la bendici6n, y partí para Malla–

gua"

!

El cielo que pudiera gozar de la gloria alcanzada

por "su Rubén ll

,

cuando llena de maternol júbilo, es–

trechaole entre sus brazos, desde la esquino de su vieja casa, en el "triunfal retorna a la tiena natal" en 1906

Las fiestas, los paseos y los duelos son, por otra p<!lrte, una fuerte y fecunda incitación a su vocación poética

En fas fiestas que se celebra" en los salones de su prima Pedrito Alvarada, rico y buen pianista, Rubé" es grandeme"te solicitada por las muchachas y se galio sus sanrisas, a pesar de su tristeza habitual y de su desparbada figura de muchacho pobre, porque todas ql,!ieren que les haga un verso. Los nombres de: Fidelino, Rafaera, Julia, Mercede,;, Narciso, María, Victoria, Gel trudis, quedarán para siempl e como re– cuerdos suaves, muy suaves del poeta, pero, por sobre todo, quedarán ante nosotros como los símbolos más hermosos de toda una generación de mujeres dotadas de ve, dadera sensibilidad estética y de elevado cultu– ra, que supieron encender en un genio la llama divina de la poesía.

Uno de estos vel sos galantes se conserva original en el Museo-Archivo Rubén DO! io Está dedicado o la entonces Señol'ita Josefa Dubón en un álbum que le obsequiara el mismo Rubén, cuando aún no había cumplido los diecisiete años de edad, y como un re– cuerdo del baile del 31 de Diciembre de 1884. Es un soneto que dice textualmente

PARA H ALBUM DE LA SRITA. JOS~FA DUDON

Bell. de l. rosablanc. gu.rnecida de temblador rocío transp.rente cliando soJirle en el léj.no ;Oriente el .Ib. pura derramando vid.;

bella l. violeta estremecida .1 beso de l. espuma de torrente que s.lpica de .Ijófar reluciente

la rivera de flores revestida;

pero más bella tú, tierna y donosa, sagaz y dulce, tímida y discreta

porque Dios, con su mano pOltentosa

al formarte, junt6 en unión completa

el la helmosura de una branca rosa

el candor do un. cándido violeta.

La dedicatoria del álbum dice "A la Srita Jase. fa Dubón Recuerdo del baile del 31 de Diciembre I'or su affmo Rubén Dorio"

Fue donado al Museo por doña Virginitiva Gon. zález Dubón de Ramirez Brown

En los paseos a la hacienda de los tíos o o la costa del mar de Poneloya, el alma juvenil de Dorio entra en íntimo contacto con el misterio y el e"canto de la na–

turaleza con la voz SUSUf ronte del río

l

con el suave

I umQI del lago o con el "ronco acordeón del mar", con

el azul de nuestros cielos y con toda la variedad de verdes de nuestro campo tropical, con ei canto de las pájaros, can el alegre relinchar de los caballos sobre los que viajan los hombres y lo triste resignación de los sumisos bueyes que tiron de los pesadas carretas en las que van las mujeres y los niños boja el toldo de cuero crudo Y también aquí las canciones, la copla y el verso oportuno y las adivinanzas y las charadas y las juegos de pre"da bajo la luna y al sordo corear del océano, poniendo en tensión la cuerda sentimental del poetel

Pero na sólo en sus alegrías, lo sociedad se presenta ante el genio comó un llamado o sus i"c1ina– ciones estéticas. Que igualmente en sus dolores y tristezas está la mismo incitacián En los duelos es costumbre de los leoneses recurrir a los poetas para ql;e en sentidos "epitafios" lloren lo pena que les em· barga por el desaparecimiento de un ser querido Y hasta la Casa de la tia BernOl da van en busca del pae· ta-niño apenas se sabe que también él hoce bonitas y delicados versos Y así nació, por ejemplo, aquél de "Una lágrima" que nos ha hecho conocer el infatiga– ble investigador dariano Doctor Diego Manuel Sequeira (30) y que empíeza

"Brilla como firmamento

la existencia del morto1l

sin que las nubes del mal

la: empElóen de sufrimiento;

se desliza

como embalsamada brisa

cu.1 de la flor el aliento ell .1.5 del blando viellto;

pero vienen in,petuosas la$ olas de lo~ pesal es y nos se~3ultan en Inares

de tinieblas ~spantosa5".

"(3~O):-:D::I.~gO Manuel St<)uelTa. -"Rubén OaTÍo Crlolto"- Editorial Kralt. BuenÓ3 Aires

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