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el verso y el canto. En mi libro sobre "Los PLlrísimas" he trotado de señalar el profLlndo sentido poético qLle tiene lo novena ("Candor de lo luz eterna") que se rezo y canto en los hogares, Rubén hoce memoria de, ~9les rezos en su Autobiografía Sin embargo, qUlzos hoyo provocado mós o su delicada sensibilidad poética la alegre representación los pastare los Como bien sabemos, éstos son obras de teatro popLllor en verso y de carácter bucólico, cuyo motivo esencial es el nacimiento de Cristo, y en los que también se cantan canciones y se ejecutan danzas En el cuen– to antes citado de "Palomas blancas y garzas more– nas" pone de manifiesto la huella que estas represen– taciones dejaron en su alma

"Inés era un poco mayor que yo, -nos relata-. No obstonte, yo aprendí o leer antes que ella; y como prendfa, lo recuerdo muy bien, lo que ella recitaba de

memoria, maql!inalmcnte, en una pastorela", donde baila–

ba y cantaba delante del Niño Jesús, la hermosa María y

el señor San José; todo con el gozo de I.s sencillas perso·

néls mayores de la familia, que reían con risa de miel,

alabando el talento de la artizuela".

Pera hay más, todavía, en el fondo de este ad– mirable hogar de los esposos Ramírez-Scirmiento Los amontes podres adoptivos no pierden un salo detalle del pequeño que revele sus gustos, sus inclinaciones, sus preferencias Están constantemente sobre él para corregirle algún defecto a para complacerle en los de– seos que ellos consideran buenos y acertados Y es así, cómo "el papó Félix", el mismo que le lleva a ver los fuegos artificiales a la plaza del Calvario y le da paseos a caballo por los airededores de la ciudad y le hace conocer el hielo y las manzanas California y hasta el champán, descubre en su hijo una acentuada inclinación musical que le llena de profundo regocijo

y despierta en su almo el deseo de que llegue a tocar algún instrumento, para lo cual le regala un acordeón El niño lo recibe con verdadero júbilo, y desde entonces sus dos juguetes preferidos son el acordeón y el libro.

"Insaci~ble 4'0r la música y la lectura, -(omenta el ya citado don Edelberto Torre.-, suele vérsele sentado en el umbral de su puerta tocando su instrumento a la vez que lee un libro puesto en el suelo" (13).

acordeón, trayéndonos a cuentas la confesión que el mis,mo Rubé,:, hace, en "Todo al vuelo" al recordar su amIstad de infanCIa con el Doctor Luis H Debayle

"EI instrumento mundano en aquella amistad Con

Debayle, -dice Erika-, es el acordeón" (15),

He aquí, pues, en cuanto a las personas del hogar paterno tres circunstancias determinantes en la perso– nalidad daríana la lectura, el ritmo poético de los rezos y las pastarelas, y el ritmo musical

La Casa

La casa, -descrita por el propio Rubén en su Autobiografía-, llera uno vieja construcción a la ma– nera colonial cuortos seguidos, un largo corredor un patio con su pozo, árboles". Actualmente ha 'sido restaurada como en la mitad y convertida en el "Museo-Archivo Rubén Daría" desde el año de 1964 Está situada en las llamadas "Cuatro Esquinas" sobre la vieja Calle Real De formo esquinada, oc~pa el ángulo nor-occidental de lo manzana o bloque de ca– sas a los que está integrada

Con vista a la calle quedaban, tal como pueden notarse a simple vista, lo que para la familia Daría eran "el salón principal" y "10 sala de tertulias ll

So· bre la avenida, en cambio, quedaban los dormitorios y el zaguán En total eran seis piezas En el interior había. dos corredores cortado,s en ángulo recto, y que todovlo van paralelamente coda uno a las piezas de la calle y de la avenida Su desplazamiento es de norte o sur, abriéndose su patio por la propia línea de circu– lación de los vientos que baten a la ciudad, los cuales van normalmente de noreste a suroeste y opuestamen– te en ciertas ocasiones como en los llamados "tempo– rales" que suben del Océano Pacífico

Valiéndonos de un testimonio indubitable como lo es el del señor don Octavio Valle, quien vivió casi toda su infancia en esta casa y nos ha dejado una interesante y minuciosa descripción de ella (16), po– demos reconocerla mentalmente tal como estaba en la época de Rubén.

(l6) En un articulo publltndo con el lIeudónimo de "Un viejo vecino" en

la. Revista "Pala todos", de Ll!6n, Nicaragua. - Año de 1956. .Nú–

merQfl corrcspondientes '" lo, Ol~(llj de Mayo, Junio Y Julio.

Empezando por la esquina, don Octavio nos la presenta así.

"La pieza do l. esquina era la que doña Bernarda ocupaba como sala". Tenía a la calle Un balcón corrido y

tres puertas en total: "Ia que comunicaba con el salón (o

pieza grande) al lado oriental, olra que la comunicaba con el dormitorio al lado sur, y la de la esquina (o de la ca– lle)' compuesta de dos hoja. y un recio y labrado pilar".

Uno de los que así lo veía con frecuencia era don Felipe Iborra, de cuyos emocionados relatos toma, precisamente, don Edelberto lo que afirma (14)

i Cuánto debe haber gozado el buen padre al es– cuchar los acordes producidos por el hijo! Pero más hubiera gozado si hubiera podido reconocer unos años después los efectos de tal ejercicio en el espíritu del poeta en la formación de ese extraordinaria y mara– villoso sentido musical de su poesía. Tratando de profundizar en las raíces más hondas de este sentido tan propio y tan característico de la creación daríana, Eriko Lorenz llega en su magnífico estudio hasta el

(la) Edelberto ToiTes: "La dramática vida de Rubén Dario" -DIollra((05

Gande:Jll- Mhlco, D F. 1956, pég 16

(14) En el artlculo publiCAdo con et tttulo: "Fénix de 108 Iloctaa". recdl·

tGdo (In ~ta misma edid6n <:on el de "Bien lo recuerdo", pás. S15

(115) Erika Lorenz _ "Rubén Darlo bajo el divino imperio de la músi·

ea'· _ FAldones "L<!nIlUo." de la Academia NlcaragOense de la

Lengua, p6g 13. _.

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