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IONos6fros exprimimos las uvas de Champaña

para beber por Francia y en un crisisl de España".

En este libro la imaginación y los sue– ños van apagándose para entregar al arte aquella melancolía de los recuerdos de su ju– ventud: Juveniud divino tesoro.

"y esa alroz amargura. de no gustar de nada, de no saber a dónde dirigir nuestra prora ..

Pero donde realmente se define el es– iado de alma del poeta y sus vacilaciones, su pensamiento angustioso, como en la Agonía del Cistianismo de Miguel de Unamuno, es cuando se encuentra:

"entre la cafedral y las ruinas paganas'"

"Cantos de Vida y Esperanza" es su libro culminante como renovación de la }loesía subjeliva. En él se encuentran los mas pro– fundos seniimienios y la más íntima congoja expresada con una sinceridad y acento jamás oído en castellaTlo. Es la angustia de su vida en lirismo musical y alado bien disfinIa de los lloriqueos de nueslros poeias románticos que morían de amor, se dejaban crecer la melena y se pintaban las ojeras

. Sus cantos marciales, sus odas a las pa– frias de An1.érica en la profunda lucha racial por vivir, es distinia de las odas de Quintana o las "Chatiments" de Vícior Hugo.

Aquí Rubén Daría termina su reforma poética y dice su canción más íntima y tras– cendente

En "CanIo Errante", publicado dos años después, aparecen nuevas modalidades e ins– piraciones de antaño. Son los días de su in– fancia en su Nicaragua naial, es la adora– ción de la naturaleza en la Canción de los Pinos, el sentimiento de antigüedad en su sueño del mare-nosirum.

"Oh; qué anciano soy; Dios Sanio

Aunque es verdaderaluente ientador se– guiros hablando de esto o del sensualismo cuadragenario y triste a lo Ornar Kayan en su Poema de Otoño y del Canto a la Argen– tina y demás, no es posible hacerlo. Ni fam– poco hablaros de la fuente de sus inspiracio– nes, ni de la reforma métrica y sus restaura– ciones, del soneto en ociosílabo y en alejan– drino, el endecasílabo daciílico, el dodecasí– labo de seguidilla, etc.

Os diré únicamente que a pesar de los elemenlos ajenos que hay en la obra rube– niana, ésia aparece llena de una originali– dad extraordinaria y espontánea; de una fres– cura y gracia personales que llegó a hacer del agua conocida, un rico vino claro, añejo y desbordante.

y ahora, he de preguniar:

¿Rubén Daría es un hombre aciual~

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Algunos todavía andan por ahí imitan– do a quien dijo una vez, repitiendo una frase de Wagner: "Sobre todo, no imitar a nadie y

mucho menos a m.í". Y quien se declaró otra

vez, con placer íntimo, el ser Inenos pedagó_ gico de la tierra "

Si fUe absurdo imitarlo porque hicieron el clisé de sus propias frases, es también ab– surdo seguirlo ahora en el clisé mental de su visión de la vida. Rubén Daría es un poe– ta maravilloso en su época, como lo fue Goe– the, Lope de Vega o el Dante. Se admira lo que hicieron para el progreso de la humani– dad en el tiempo en que el destino los colocó en el Mundo.

Pero la ley de las transformaciones obli– ga a dejarlos quietos en sus monumentos. El modo de pensar, de sentir y de hacer de ha– Ce ireinta años es bien diferente en el 1942. La velocidad con que las cosas han cambia– do, la manera cómo tratamos los asuntos fun. damentales, nos invita a reconocer lo que he. redamos, pero al mismo tiempo a realizar– nos de una manera diferente.

Yo creo que entre nosotros existe algo que pudiera llamarse "complejo de Daría" digno de ser examinado con detenimiento. E~

COlno un gran ! egalo hecho a un grupo de muchachos. Debe haber alguna fábula de Esopo que calce aquí, pero no la recuerdo...

A nadie se le ocurre ahora edificar las casas corno antaño, ni andar con cuello de pajarita, ni con polleras ni remilgos de niñas

ingenuas, ni con refóricas ceremoniosas. Que

ahora es popular la radio, el aeroplano y las vitaminas. Que la moral es otra, las mate– máticas distintas, la polHica diferente. Aho– ra, y por el momento, esián Preud, Einstein Carlos Marx y Henri Bergson. Hay una rea~

lidad que irradia hacia nosotros para poner al arie sincronizado con el mundo.

Por eso es que Tristan Zara una vez dijo su manifiesto. y James Joyce su Ulyses, y

Paul Valery su Cementerio Marino y Pablo Neru?a sus Veinte Poemas de Amor y una Ca,n,?lOn Desesperada. No es posible que la

nl.~SlCa, la pmfura, el verso, sigan siendo lo nusmo.

Las gente~ Se imp,;,c~entan por esto, pero no hay .remedlO. Lo unlCO que han llegado a admilrr es el modo actual de hacer sus edi– ficios y sus residencias. ProbableInente con. firmado que la arquitectura es la primera de las artes que prepara las transformaciones porque es el conjunto prístino de todas ellas:

Después irán comprendiendo las cosas que hoy parecen complicadas como enfonces pareció Rubén. Sabrán lo que dijo Orlega y Gasset de la poesía con una prodigiosa me· táfora:

"La poesía es hoy el álgebra superior de las me~

táfo18S"

"Buen provecho. Déjeme Ud. con la mía, que así me place".

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