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« Previous Page Table of Contents Next Page »"Por don Anselmo Rivas sé que Pedro Orfiz le
cuenta iodos nuestr05 secretos a Rubén. A usfedes les ioca escribir a Orfiz previniéndole sobre ésto".
Guzmán, herido como estaba en su amor propio, tomaba a lo serio lo dicho por Rubén sobre Nicaragua y los nicaragüenses a quie– nes cornpara con los ±arasconenses.
Los emigrados nicaragüenses en Costa Rica -corno todos los expatriados políticos– se pusieron a conspirar contra el gobierno del dociar Roberto Sacasa que los había sa– cado del país, y era tanto el resquemor que sentía don Enrique por Rubén, que le escribe de Cartago a don José Dolores Rodríguez que residía en Puntarenas:
"Ha visto qué cuentos tan sandios publica Ru· bén Datío? A mí me repugna por enemigo de Su
patria"
El escaso mérito literario de esa produc_ ción, lo anodino e insignificante del escrito la anodia de su estilo, la inoportunidad d~
su publicación -hecha por un nicaragüen_ Se en tierra extraña- y lo raro que apareCe aquí Rubén que califica de "grande, desgar_ bado y antiestético ±emplo" a la Catedral de su querido pueblo de León, en donde en sus días postreros había de reclinar sus glorias y sus triunfos "sobre la crin anciana de su amado León", hace suponer que el propósi_ to que guió a Rubén al dar a luz aquel cuen_ to -calificado de "sandio" por don Enrique Guzmán-, no fué otro que el de molestar a éste, de achicarlo y empequeñecerlo.
Eso de mentarlo por dos veces en un cor– to escrito en forma deprimente, parece indi– car que Se encontraba dominado Rubén por una idea fija; que era don Enrique para él algo así corno una obsesión que bullía en su cerebro y en su espíritu abatidos por el ren– cor y la desesperanza de ver chasqueado por entonces su inlento de reconciliación con su temido rival.
No saldría Rubén del Hotel del Parque a escribir contra Guzmán su VIAJE A TARAS– CON? No pasaría toda esa noche escribién– dolo movido por el despecho, cegado por la cólera, agitado por el aguijón de la soberbia?
I Quién sabe!: los genios tienen también sus pasiones y sus debilidades.
Por ese tiempo escribe don Enrique a su amigo el General Joaquín Zavala a Puntare– nas, y entre otras cosas le dice:
Es decir, su enemiga hacia Rubén lo ha– cía sentir una aversión por el personaje hasta suponerlo capaz de delatar secretos que se le habian confiado. Razón de sobra le asis– te al doctor Carlos Cuadra Pasos en su inter– pretación sobre los motivos que determina– ron la postura de don Enrique frente a Ru– bén Daría, atribuyendo su origen al dejo amargo de nuestra política lugareña. Rubén era tenido por leonés, o al menos represen– tapa los sentimientos de esa porción de Ni·
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Rubén, desde su llegada a Costa Rica se dedica al periodismo y junto con Pedro Ortiz escribe en EL DIARIO DEL COMERCIO. Con fecha 13 de Septiembre de 1891 le escribe don Enrique al Gral. Joaquín Zavala a Pun– tarenas:
gravedad al segundo en un atentado crimi– nal del que fueron víctimas sin provocación ninguna de su parte, y Ortiz y Daría a quie–
nes los une sus aficiones literarias hacen a
la vez buenas migas corno jóvenes alegres que eran arnbos a quienes les gustaba correr la verbena. Buena prueba de ellos es lo que anoia Guzmán en su Diario con fecha l' de Mayo de 1892:
¿Qué sería lo que habló Rubén en algún corrillo que Guzmán juzgaba antipatriótico?
A fines de ese año -28 de Noviembre de 1891- encontrándose Guzmán en San Jo– sé -pues por lo regular vivía en Cartago– hace una visita a Pedro Ortiz y nos cuenla en Su Di,,\rio lo que pasó en ella. "Por la no– che, de siete a diez, voy al cuarto de Pedro Ortiz, Hotel del Parque. allí eslaba Rubén Da– ría y Ortiz ±rata de reconciliarnos pero sin
resultado" .
Qué escena tendría lugar entre estos tres confabulantes que don Enrique no la refie. re con todos sus detalles? Volvería a excu– sarse con el pretexto de que no gustaba de
las reconetiliaciones?
Daríó gasta sus broMas y emplea S" hu– morismo en zaherir a G1.1zrnán. Por esos días -Diciembre de 1891-- escribe su artículo festivo "Viaje a TAR1\./SCON" que sale publi– cad,;, en EL HERALDO DE COSTA RICA. He aqul algunos de sus párrafos:
"Por ~upu~sio gue hay en Nicaragua un bravo grupo de lniehgenclas -sobre iodo entre la juven– iU,d- qu~ saben: que la yenerable culebrina del Car~
don n<;> SlrVe para maldIta la cosa, que la Catedral de Lean es un grande, desgarbado y antiestético femplo, que Gra,nada no es París, ni Nicaragua Sui– za y que Enrique Guzmán es un escritor gracioso
med~ano para la América Central y dé los que s~
conslguen a cuatro por Perra CHICA en Madrid o
en' Barcelona",
"Rubén Darlo anda congrafulándose con los "fi–
cos" y para ello no ha discurrido cosa mejor que
hablar contra Nicaragua"
, ".A Nicaragua se le llama La Suiza de Ceniro
~menca. Slranada es la Sulfana del Gran Lagol Ma–
saya, la Cludad de las Flores, León es donde está
18;. Catedral, es .la ~eirópoli; a una señorila nicara– guensa .se, le dlce :n;in,fa de los lagos", un médico
ef? ,un dlSClpulo de Hlpocrafes --lo cual se dice tam– bIen de un curandero-, un matasie±e C011 galones es "'}!.n br:avo le6n"'"un fonío "un genio", un poetas– tro lnsplrado vaie
I un Enrique Guzmán "un Cer– vantes". Ama la exageración el nicaragüense hasta la exlravagancia".
"Ayer esiuvieron en el Agua Caliente Pedro Or– fiz, Rubén Daría y ofros jóvenes alegres La parran–
da que éstos tuvieron fué tan escandalosa que Ru– bén dunnió anoche en la cárcel de Carlago".
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