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« Previous Page Table of Contents Next Page »deben esiar por el engrandecimienio de nues– iro país en todo sentido, no perderán la oca– sión de facilitar los medios necesariof,l para la ilustración del que todo el mundo llama POETA-NmO".
Sigue oiro sueBo referente a airo joven de promesas en las artes plásticas de la pin– tura y la escuBura, don Tránsito Sacasa, pa– ra quien pide igual protección, y al final de este segundo párrafo, se unen en el pensa– miento protector a estos dos jóvenes, de tales promesas ariísticas, con este recomendable postulado,
"Al finnar una ley semejante, se afirm.a el por–
venir de nuesfro inforiunado país, tan pobre en pro– d ucoiones de seres tan privilegiados"
Como se ve, los hombres de pensamien– to, la voz cantante de Granada en la época de la iniciación de Darío en el campo de la gloria, fué altamente comprensiva y acoge– dora del Poeta-Niño, y nos place consignar– lo pues por eSe tiempo no había en Granada, corno no hay hoy, ninguna mala voluntad cQntra León ni lo de León, cuyos altos expo– nentes de cultura, merecen el justo reconoci– miento patrio.
El joven poeta ha de haber quedado muy s¡:¡.tisfecho de la acogida mental de don An– selmo, el propietario y direclor de "El Cen– tro-Americano", que tan alta recomendación hacía en su crónica local del proyeC±o que contiene frases de admiración, que por eso subrayamos al reproducirlas, pues a poco le consagró a don Anselmo unos versos con mo– tivo del nacimiento de uno de sus hijos.
Es lástima que el poeta no haya tenido tiempo de escribir documentada su autobio– grafía, pues la que corre como tal es deficien– te y poco verídica, como cuartillas escritas al volar de la pluma, sin ton ni son, para cumplir el compromiso contraído con una empresa periodística. Sabemos que el poeta se puso furioso cuando supo que esas cuarti– llas mal hilvanadas habían sido recogidas en libro sin su autorización, y cada vez que le mentaban ese libro era para sacarlo de sus casillas.
Primera salida de Daño Tenía ya fama Rubén
Darío de Poeta-Niño, cuando hizo su primera salida al gran mun– do, consagrándose una esperanza de las le– tras. Se puede decir que fué armado caba– llero en una ocasión solemne, en presencia del 9ral. Joaquín Zavala, un Presidente gra– nadIno y del Soberano Congreso, recibiendo el consabido espaldarazo de caballero de las letras, de mano de los pensadores de Grana– da. Por ese cúmulo de circunstancias po– dría decir Darío como Virgilio de Mantua,
Le(~m me engendró, Granada me apadrinó y Chl1e y Argentina me glorificaron.
y fundamos lo que decimos de Granada por la comprensión del poeta que tuviero~
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Jos más destacados exponentes expresado en su autorizado vocero "El Centro Americano" cuyo apoyo franco y decidido a Darío ya l~
publicamos haciendo referencia a un edito_ rial de don Anselmo H. Rivasl y es el que da cuenla de la instalación del Congreso, en el número del 27 de enero de 1882, en que Ru– bén Darío hace su primera salida en público. La crónica de esa instalación adquiere, pare_ ce mentira, un valor trascendental precisa_ mente por la presentación que hace del jo– ven poeta Rubén Darío al mundo de las le– tras. Es verdaderamente una consagración de futuro, una hermosa provisión de la glo– ria del poeta. Vamos por eso a reprodu_ cirla aquí. Dice "El Centro Americano", el 27 de Enero de 1882,
i
"Después que el señor Plesidenie hubo abal1~
donado el salón del Congreso. el señor Presidente de esfe allo cuerpo, invitó a fodos los señores repre~
sen±anfes, en nombre del señor Presidenfe de la Re~
~ública, para que pasasen a los salOl+GS del Ejecu... hvo, en donde eslaba preparado el refresco de cos-tumbre '
"La re1.mión en casa del Sr Presidente fué muy
agradable, habiendo reinado en ella la mayor C01–
dialidad Allí Se hizo conocer de los señores sena– dores y diputados el joven Rubén Daría, a quien
llaman el POETA-NlflO, ±Hulo que $n realidad le
corresponde, porque fiene imaginación verdadera... mente poéfic';l' ve:rsifica_ con facilida? ~dmirable, y
apenas iendra qUInce anos Se le pIdlO que impro– visase algo, 10 que hizo con alguna timi(jez, por en– contrarse anle una sociedad respetable, saludando al General Zavala y al Soberano Congreso En se– guida, leyó una. composición que tenía preparada para el día de la inauguración de la Biblioteca Na... cional, acto en el cual no debía él encontrarse. Esa composición, qne es un pOema, sobre las excelen– cias del Libro, arranc6 eniusiastas aplausos de loda
la concurrencia".
"El joven poeta Hene verdadero numen; y sólo es de lamentarse que haya dado excesivo vuelo "a
su precoz inteligencia, al grado de colocarse en tan fielna edad, a la aliUla de los librepensadores más
avanzados. Sin embargo, creemQS que la sociedad
y el Esfado deben profección decidida a esa il1teli~
gencia,- para uii]jzarla en beneficio de las lefras",
Después de leer tan precioso editorial, no podemos que admirar la gran tolerancia que anilnaba a los granadinos de la talla de don Anselmo H. Rivas, que con todo y que lamen– taba en el divino poeta su peligroso declive hacia la impiedad, no les impide ello apre– ciar su alto valor hasta declarar que "la so– ciedad y el Estado deben protección decidida a esa inleligencia para utilizarla en beneficio de las letras". Nótese que el autor de esas líneas tan comprensivas y exaltadoras, ve en Darío algo más que un posible exponente de las letras patrias, un benemérito de las letras en general, y así fué, como 10 años más tarde lo reconoció Menéndez y Pelayo en la "Historia de la Poesía Hispanoamericana", donde se lee textualmente,
"Una nueva generaci6n literada ha aparecido en la América Central, y uno por lo menos de su~
poetas ha mostrado serlo c;le veldad", con la siguie n –
fe nofa al pie en la edición de 18941
"Claro que se alude al nicaragüense don Rubén Darlo, cuya esirella poéfica comenzaba a levantarse
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