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« Previous Page Table of Contents Next Page »aquél, señorita Francisca Soriana, la dulce Maria AI– VOl oda y su hermana dan Artura
Tras un breve estremecimiento, Daría exhala el aliento ,dtima de la vida Está arrapada en sábanas blancas, y ha permanecida en estado de inconsciencia más de 42 horas Dirí'Ose que hoce ese tiempo que agoniza Ha muerto silenciasomente, cama los pája– ras
El cuerpo está de norte a sur sobre el catre negro En la parte alta de las almohadas brilla un menuda Cristo de plata Sobre el pecho tiene otro de mayar tamaño, obsequia de Amada Nervo
Tan pronta expira, el joven Alejandro Tarreolba levanta la tapa de un reloj de bolsilla, Ingersall, pro– piedad de Daría, y rampe la cuerda. Marcan las agujas las 10 y 15 minutas Se oye una queja, un solloza, en la cámara mortuoria Es la abnegada es-posa que llora San las deudas y amigas
Minutas después la fortaleza de Acasasco dispara 21 cañonazos anunciando la catástrofe Las campa– nas de Catedral y de La Merced dan toques tristes, raros, de uno extraña armonío
Según el rila catálico, es el toque de vacantes concedido a las príncipes Se le tributan estas hono– res par arden del Sr Obispo, S S lima Monseñor Simeón Pereira y Castellón.
Llénase Jo casa de personas de distinción, seño– ras, señoritas y caballeras
Invaden la calle los obreros en grandes grupos Penetran a los corredores y 01 patio
Todos se disputaban la oportunidad de ve, el ca– dóver
Permanece éste en el catre hasta las 2 de la ma– ñana, hora en que principia la autopsia
El joven Octavio Torrealbo, dibujante, tomó dos bocetos, uno pequeño, cuando el poeta agonizaba, mayor el otra, después de muerta, así que el peluque– ra Adán Castilla le hizo la toilette. El 01 tista José López sacó una mascarilla de yeso
LA AUTOPSIA Y EL EMBALSAMIENTO
A las das de la mañana de la propia noche que fallece Daría hacen la autopsia y embalsaman el ca– dóver los mismos médicos que la asistieron en la enfermedad auxiliados de los internos del Hospital Luis E Hurtado, Sérbulo González, Enrique y Roberto Debayle y Manuel Pérez Mora
La operación fue laboriosa La hicieron en el cuarta contiguo a la cámara mortuoria Duró hasta las siete de la mañana
Los médicos extrajeran primero el hígado, des– pués el corazón y las pulmones Estos aparecieron sanos No había germen tuberculosa, como se sos– pechaba El corazón era de grandes dímensianes y can señales de gordura El hígado tenía color de arcilla blanca, era duro y con los calacteres típicos, cirrosis atrófica Dijeran los médicos que se había reducido como un sesenta por ciento de su tamaña natural
Así, que lo extrajeron, el cuñado del poeta, don Andrés Murilla, dijo a Debayle
-Esto víscera no está reducida, como se asegu. raba Tiene su justa tamaño Se ve sana Y, examinándola, agregó
-He aquí la huella de las punciones Y las señaló con el dedo Debayle contestó
-Está atrofiada Na es otra cosa Esas son ligeras huellas, porque apenas entró el trócar Son
señales breves, casi superficiales
Fue colocado el corazón en un vaso de cristal con formalina
Se lo reservó el doctor Deboyle Las otros vísce-ras fueron depositadas en un menuda ataúd y el señor Murillo les dio sepulturo en el Cementerio de Guada– lupe, al lado de los restos de doña Bernarda de Sar– miento, tía de Daría
PARTICIPACION DE LA NOTICIA A LOS CENTROS
LITERARIOS EXTRANJEROS
La notícia la participa el Comité, por cable, a los presidentes de la Argentina y C.hile, a los de la Amé. rico Central, al Atenea de Madrid, 01 diaria "La Nación ll yola revisto HCoros y Caretos", de Buenos Aires, a las ateneos y otros centros literarios de Centro América
CAPILLA ARDIENTE
Después de la autopsia fue vestido el cadáver de levita y guantes negras y estuvo en capilla ardiente en
la casa mortuoria
El veneno de la fOl malina lo hizo cambiar de co-lor De blanca mate tom6 un tinte pálido de cera Veíase le apergaminada y
I ugosa la piel del rastra.
DESFILES, PROCESIONES
Inmensas masas humanas visitan la casa del poeta
Un pelotón de policías veslídos de gala custodian Jos puertos
En filos ordenadas penetran los grupos para ver– lo, poro dejarle ofrendas de fJores
Jamás se vio en León manifestación tan extraor– dinaria y grande
El cadáver permanece dos días en aquel sitia Le hacen guar dio cien estudiantes vestidos de riguroso luto Dos fotógrafos Rodríguez y Cisneros, toman vistas del cad6ver y de la casa
Después, el 8, es trasladado al P%cio Municipal a las once de la mañana con inusitada pompa fúnebre. La solemnidad de la hora, el clamor de las coml'9nas, las marchas acompasadas de las bandas de músíca, el eco del cañón que se oye en la dístancia, la inmenso concurrencia vestida de negro, la profunda y severo tristeza del momento, las banderas que ondean en lo vía con su anchas crespones, el paso solemne de los caballeros que llevan en hombros el cadáver, y de lo guardia militar con las armas a la funerala, todo infun– de piedad, respeto, dolor. todo da una alta visión de
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