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« Previous Page Table of Contents Next Page »--Los pasteles españoles o flanceses, son gratos Así los quisiera, exclama
y después de tres o cuatro bocados en esa forma, deja de comer
Nada dice su esposa Sólo ve a su marido con
ojos de piedad
En aquellos momentos se oye la campana del reloj de catedral Son las doce del dio. Un sol de oro cae a plomo
2 DE EN~RO 1916 Hoy no tiene el poeta espíritu
negro Al contrario, en los mo– mentos que la enfermedad se la permite, abre su co– razón a la alegl ia
Lo visito en la noche y nuestl a conversación es
casi puramente literaria
Habla de los poetas italianos Edmundo D'Amicis y Gabriel D'Anuncio, dos altas energías, dos gl andes orgullos
Tienen amistad D'Amicis es feliz se casó con una dama aristocrót ica D'Anuncio es de una labor
espiritual mós intenso Ambos son amados, queridos,
por la noble Italia Se refiere brevemente a los nue– vos poetas franceses y españoles, a los americanos Alude a Gómez Carrillo, un fOl mador de arabescos, n
Nervo, a Blanca Fombona
Se refiere después a nuestros poetas Hay mu-chos mediocres, dice pero otros 1ienen esencia fina
y cita a Argüello, Pallais, Olivares y otro
Yo elogio a varios con calor, pero él replica
-Doblemos eso, doblemQs eso Ustedes estón bajo el pew de una alucinación Las tendencias ac– tualés de la litel 01 uro son diferentes Poco vale el fraseo Se busca la idea, el tesoro del pensamiento, en los trdbajos litelarios, que deben revestir formas sencillas La sencillez es la suprema belleza, el odorño postizo, el arrequive, j qué desgroci.o!
Guarde nuevamente silencio, e invoca enseguida lo telnura de la mujEr amada, la necesidód de afecto que siente el hombre en el mundo
Cuando así dice, acaba de entrar su esposa Viste falda moir,; y blusa perla Ve a su marido con interés, con amor
Entro de puntillas para no inteorumpillo y se sien– ta a la orilla del catre
ConlinLla él hoblóndome sab,e el mismo temn y poco a poco se aproxima a ella hasta reclinar la cabeza sobre su hombro
Hagamos matrimonio, dice Me siehto bien asn
Al incorporarse en el lecho se ha corrido algo el coborlOl y deja al descubierto su pierna blanca y del– gada de una f1aeura extrema Hace conlJ aste con el abdomen el ecido Quédase así largo rato, con los ojos entornados y en profundo silencio Apenas se Siente su respiración fatigosa. Es un cuadro de me– lancólica dulzura
Rivas, de distinguida familia, nació en Managua, Re– pública de Nicaragua
Hace años murió su padre, originario de León Fue factor en acciones de guCl ro, y cuando la guerra democrótica, siguió la bandel a legitimista
Darío conoció y se enamoró de doña Rosario en Managua Tenía ella 14 y él 19 años La conoció en un elegante salón, una noche de baile Oyóla cantar una linda romanza acompañada al piano y se prendó de su peregrina belleza
y así empezaron aquellos amores que crecieron con los años
Quería el poeta casarse pero no tenía dinero Participó sus propósitos a algunos amigos de intimi– dad y a varios familiares Unos y otros le disuadie-ron Estaba muy joven -le decian
Para curarlo de estos amores le hicieron un viaje a Chile Diéronle dinero y se marchó Espilitu in– quieto y novelesco el suyo salía el proyecto al encuen– ti o de su deseo de ver el mundo Así emígró pOi primero vez de Nicaragua
Apreciando mós tarde su inquietud de viajar, decia
Yo debo seguir mi camino
De mi destino voy en pos ...
Entre sombras y luz, peregrino, Por secreto impulso rfe Dios.
Después de algunos años de permanencia en Chi–
le, toqa ll'na historial volvió a Nicaragua, y entonces pidió oficialmente a su novia Pero sus amigos con– trariaron nuevamente sus designios, lo reembarcaron y
fijó entonces su residencia en El Salvador Hizo allí cOIlQcimiellto de nuevos personajes, bellezas, escritores¡ artistas y poetas Fundó periódicos, escribió artículos
como camafeos y vel sos como músicos
Surgía blilJante su musa, deslumbradora Y en su espíritu delicado y sensitivo se perfiló la imagen de una nueva mujer la de la escritora señorita Rafaela Contreras, que escribía con el pseudónimo ESTELA, hija del célebre aladar Alvaro Contreras
Apenas quedaba en el alma del joven poeta, cual un perfume, el recuerdo de la musa nicaragüense Contrajo matrimonio en El Salvador, vivió des– pués en Costa Rica con su esposa doña Rafaela, y muerta ella, a consecuencia de una operación, cuando
ya estaba de regt eso a su patria, Dar ío pensó en sus
viejos amores y se desposó en Managua con doña Ro– sario, el 8 de Marzo de 1893
Era Presidente de la República el doctor Roberto Sacasa y bendijo la unión de los dos jóvenes el Canónigo don Rafael Ramírez Algún tiempo después vino al mundo, en Managua, el primogénito, un ca– pullo de rosa Se llamó Daría DOI ío y vivió apenas 15
días El poeta na conoció a su hijo En otro capí– tulo decimos las causas
3 DE ENERO
elegante. Hija
La esposa de Rubén Daría es alta, del– gada, de ojos verdes, blanca, hermosa,
de don Ramón Murillo y daña Mercedes
19
4 DE ENERO (Son las 10 y media de la mañana)
-¿Qué tal noche? ¿Cómo te sien-tes ahora? . . Te encuentro excitado.
Se incorpora en el catl e y me extiende la mano fina, amarillenta. Arde al fuego de la fiebre.
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