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mas ideas tan extremadamente liberales, que algunos de sus versos son antirreligiosos en

demasía. En su canto "A la Razón" así se

expresa:

ocasionalmente a irrespetar a la nlÍsma Divi– nidad, en alguno que airo verso. Así por ejemplo en su poema "Víctor Hugo y la Tum– ba" clama.

Esa exaHación de la sensualidad, se repi– te continuamente en la poesía de Dado. "Di–

vagación", "El Faisán"', "Iie, Missa Est" y "La

;ealada a las Musas de Carne y Hueso", ex– hiben versos concupiscentes como los siguien– tes:

. .

'"

.

Se puso a medifar, arrugó el ceño y pensó al recordar sus vastos planes,

que cuando creó palomas no debió ha.ber creado gavilanes

Después. el miaferioso

tacto, las iznpulsivas

fuerzas que arrash-an con poder pasmoso,

y loh gran Pan I el idilio monstruoso

bajo las vasfas selvas prirnilivas

o con amor hindú que alza sus llamas en la visión suprema de los milos

y haoe temblar. en misteriosas bramas

la iniciación de los sagrados mas.

Teme Dios que le aclaman y adoren como a él?

¡Cómo si la Divina Perfección, pudiera albergar pasiones y seJ'tirnientos mezquinos. Todavía en su poema "Anagke" publicado en "Azul" existen resabios de irrespeto a la Di– vinidad, después de describir el incidente de la paloma con el gavilán, presenta a Dios como deplorando un error corneiido, siendo el supremo Hacedor infinifamente perfecto e incapaz de equivocarse.

Entonces el buen Dios allá en su trono

Don Juan Valra percibiento el tono irres– petuoso de esos versos, rec9mend6 su supre– sión a Darío.

dI-Ya en comentaría anteríor señala– mos dos errores, geográfico el prinlero y ana– crónico el seQundo, en sus poemas "Estival" y "Tutecotzirni". Por el primero sitúa el poe– ta, canguros en la India, siendo dichos ani– males exclusivos de la Oceanía. Por el se– gundo supone la existencia de ganado bovi– no, en la América pre-colombina al describir en el atavío de un guerrero indígena de esa época, caites de ¡;Jiel de toro, siendo una ver– dad indubitable la inexistencia de esa clase de ganado, en. la América anterior a la Con– quista. Según nuesiro criterio tales errQres son muy excusables.

el-En general la literatura de Daría exhibe demasiado apego a la concupiscencia. Su exaliación del amor carnal eS exagerado; La materia, simbolizada por Pan, el dios pa– gano ornnivivificante, es enaBecida exagera– damen±e.

Esa carnalidad excesiva se manifiesta desde "Azul". Recordemos:

Cay6 la fe de su terrible fuero.

Ya tu voz por doquiera se derrama,

se hunden Vichnú, Crisio, Buda. Brahama

y las naciones van por fu sendero.

En su poema "El Libro" así también se expresa:

la hmnanidad redimida

no con Gólgota ni Cruz,

ni matiirios de Jesús, sino con la fuerza inmensa fuerza que bulle y que piensa,

ICon el libro, que es la luzl "

bl-Ante el desenfrenado libertinaje de las ideas liberales de esos años, los Padres Jesuítas levantan bandera de oposición. Tal actitud les hace ser el blanco de las embesti– das de los gobiernos uHraliberales de la Amé– rica. Aquí rnisnlo en Nicaragua se llegó has– ta expulsarles del país.

Daría a quien los jesuítas de la Iglesia de la Recolección en León, ayudaron a educar, da a su vez un clarinazo de ingratitud con un poema virulento en contra de sus antiguos maestros. Dicho poema titulado "El Jesuita", del que mas tarde se avergonzaba, constitu– ye un lunarcito bien negro en su literatura. En su segunda estrofa asi se expresa:

Bién: ahora hablaré yo

Juzga después, leolor, tú}

el jes\Úta es Belcebú, que del averno salió

Vencerá- el progreso? IN01

Su poder caerá? ,Oh, sí!

Odieme el que quiera a mi, pero nunca tendrá vida

la solana. carcomida

de estos endriagos aquí.

Como juzgárá el lector, los Padres Je–

suífas, no merecen ni mucho menos, seme–

jante virulencia. Ellos mas bien fUeron acreedores al respeto y a la gratitud del poe–

ta.

Años más tarde, en su libro "El Viaje a Nicaragua", se expresaba de a siguiente ma–

nera~.

Con esas frases se comprende muy bien

~u anhelo de reciificaci6n a esos versos inju. riosos e injustos. .

_ cl-La irreligiosidad de Darío en sus lUtos mozos, es tan exaltada que hasta llega

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"Los padres jesuifas, durante su pennanencia en la República, contribuyeron nlucho a la difusi6n del amor a las Humanidades en la juventud que

atraía.n En hempo de ellos comenzaron a brillar inteligencias que más tarde serian glorias de la Pa-

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