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SU PROSA
y
EN
EN su POESIA
ALEJANDRO HURTADO CHAMaRRa
Doctor en Leyes. Autor de varias obras históricas
y ensnyoa literarios.
Darío es un escrilor exiraordinariamen– ie claro en su prosa. Su esiilo se asemeja noiablemenie al de Guy de Mauppasani quien fue discípulo de Flauberi, cuyo esiilo es modelo de claridad en la liieraiura fran– cesa. En efecio, Dario organiza sus párrafos en coordinación ian perfecia, que su pensa– miento y sensaciones elUofivas, se nos reve– lan poco a poco con claridad meridiana, en una prosa de original coniexiura.
Analicemos algunos ejemplos. En sus "Crónicas de Viajes", encontrarnos el siguien– ie:
"Es una madeja de seda, es una flor, un lirio de cinco pétalos, un viviente lirio pálido o acaso una
pequeña ave de fina pluma'? No, ni madeja de se.,.
da, ni lirio, ni pájaro delicado, es la mano del Pon–
tífice, es la diesira de León XIII la que acabo de ±e~
nar enfre mis dedos '
(Coniinúa el párrafo descriptivo)
Antes de ver al Ponfífice de cercs. de besar su
mano, de escuchar su voz, le había visío dos veces
en San Pedro, una en ceremoniales de beatificación,
otra dando la bendición a miles de peregrinos
Al pasar freníe a mí un chorro de sol cae obli–
cuo y vibrante sobre la misteriosa figura y puedo ver por primera vez en un baño de luz, al papa León
SUlnad nieves y linos, cisnes y espurn.as, y jun– tad palideces de ceras, color suave de pulpas de li–
rio y de rosas te, y agregad alba transparencia co~
mo de un ámbar eucarístico y poned la anitnación de una inexplicable onda vüal, y he allí 10 que pa– só ante mis ojos, bajo la gloria solar de ese insfan–
le
so. Veamos su descripción de la procesión de un Domingo de Ramos:
"Palmas! La procesión ha aparecido ya, hacia el azul del Señor dirigen las alas las jaculatorias, las músicas tienden en los aires sus arcos de armo– nías, del catnpanario, como de lll1 sacro y encanta– do palon"lar, desbandadas de palomas, de palomas de oro, los himnos de, las campanas se ciernen so– bre las gentes Hosanas de los trombones y violi– nes, hosanas de las plantas, hosanas de los celestes violoncelos. Bajo la seda y el oro de un palio pom– poso como una casulla de gala, va Jesucristo sobre una asna Nuestro Sefior está hermoso y real so– bre su cabalgadura. Sus atavíos son los de un arzo– bispo, lleva magna capa sostenida por un paje ecle– siástico, sus ojos dulces miran como si mirasen 10 infinilo, su cabellera nazarena le cae en rizos sobre los hombros, su mano derecha, detenida en un ges– to hiératico, bendice al mundo. Así va seguido de gran muchedumbre, sobre las alfombras polícromas
y olorosas, bajo las arcadas de banderolas".
En su "Busca de Cuadros", al describir la paleia de un pinior escribe así: "Los colores esiaban como péialos de capullos distinios confunqidos en una bandeja". Es evidenie el golpe efectivo que recibe la imaginación del recepior anie esa frase. Parece cOmo que viésemos la profusión y confusión de colores en la paleia del pinior.
Pero la prosa de Daría, además de ser veraz es annoniosa.
E. K. Mapes esiudiando la influencia francesa en la obra de Daría, dilucida ya el problema de la musicalidad en su prosa y así afirma: La qualiie musicale de la prose de Daría, vieni du ryihme de peiite groupes doni soni formees ses phrases.
(La musicalidad de la prosa de Daría es debida al riimo de pequeñas agrupaciones que forman sus frases) .
Del francés calca Daría esas pequeñas agrupaciones de palabras que algunos críti– cos han denominado "Unidades Melódicas". Son fracciones de la oración la cual queda como desintegrada por decirlo así.
Pausas o irasmisiones perceptibles las li– rntian y su papel en la composición en prosa, es equivalenie al del verso en la composición méirica. En general, son sensiblemenie mas carlas en francés que en casiellano. El espa– ñol reune de ordinario en una sola unidad melódica, proporciones de discurso que en francés forman dos o ires unidades distinias. Esas medidas ian carias son sin duda un ins–
irum~nio especialmenie adecuado para deli– miiar e individualizar hasia los menOres nú.
Los párrafos transcriios muesiran la uni– dad y perfección de la prosa de Daría. Pri– mero nos irasmiie una serie de sensaciones: Es una madeja de seda, es una flor, eic ... Luego nos presenia un párrafo explica– tivo, ames de ver al Poniífice de cerca. Luego nos presenia la descripción final, para cuya perfecia comprensión ienemos el ánimo ya preparado. Esia descripción definitiva, esiá confeccionada a base de vocablos de albura. La impresión que recibe el inielecio del re– cepior, no pudiera mejorarse. La figura de León XIII es perfeciamenie irasmilida, según la vió Daría en ese insianie.
Daría es iambién un escriior singular– menie emotivo, usa con una efectividad de verdadero estilisia, de las figuras de dicción qUe ianio coniribuyen en el lenguaje efecii. va, a irasrntiir la parie emocional del discur-
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