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Me gustaría algún día, leer un cuento para niños sobre estas burlas de la vida y

referente a Rubén Daría. Que sepan que hu– bo un hombre en Nicaragua, que habiendo nacido en un pueblecito humilde, en las re– giones boscosas del norie, se fué lejos. Can– faba, escribía, vivía alelado como sorprendi– do por la gloria. ResuHó que era poeta. Lle– gaban tardías noticias suyas, versos que al·

gunos se aprendían de :me:moria... de repeníe un libro. Algunos sonreían desdeñosos ... oíros burlones... Pero el hecho es que fué en– grandeciéndose el hombre, aureolándose el nombre, y países cuHos de la fierra lleván– dole y írayéndole, hasfa que se le supo gran– de, y luego como un rey del inapreciable reino de las al:mas. Un día volvió a su pafria con los laureles de la fama.

"Y este hombre -niños- debe de fermi– nar el cuenfo" que se hizo eferno con la efer– nidad del Arie, cuya poesía es de in:marchita– ble perennidad, cuyo nombre es bandera de gloria, un día en la Pafria no fenía camisa. Hubo de pedirla con dolorosa ansiedad a un amigo.

Hoy visfe de gloria el que no fenía cami– sa, y envueHo en fraje de in:morialidad.

Reconózcanle -niños- es un hermano nuesfro, es de fados, de Ud. caballero y suyo hombre humide que recorre las calles, es el norieño que se fué a la vida llevado de la :mano por un ángel de Dios, que resulfó un poeta, el más grande y glorioso de los poe– fas de foda una raza, el mismo que volvió cargado de laureles los brazos para echarlos en los regazos de la Pafria.

Cuando sean hombres usfedes -conti– núa el cuenfo- y vayan a ver :mundo, y oigan cualesquiera de esos versos que esca– lofrían el alma, acérquense y digan con no– ble orgullo: eso es de un nicaragüense, de Rubén Dario! Y les recomiendo que sie:mpre que esfo suceda, bendigan a Dios que dió a Nicaragua la gracia de que naciera en un pueblecito monfañero y lejano esfe hombre singular, esfe poefa :magnífico, esfe orgullo de la raza española, esfa gloria del continen–

te, esíe nicaragüense sin segundo. Es de es–

fe suelo el que había de ser el mejor poeta de América. De él arranca un género nuevo de poesía, es el creador de una nueva emoción y los pensadores encuénfran femas para el arfe en sus poe:mas inmorfales.

* * *

Siguen diciendo que es poefa de excep– ción, y que no llegan sus hermosos versos has-

ta la mulfitud. Generalmenfe foda la poesía de hoyes así. Como que el Arie fado repug_ na la sencillez y por eso se fama enigmático y lleno de niebla. Hasta en el rosfro de una mujer la belleza de hoy fiene cierio sello de raro sentido, un como velo de infraducib1e significación, como un halo de frisfeza como la sombra de una luz! y por eso al ser refra_ fadas se les ordena sonreír, porque la sonri_ sa disimula un poco esa insafisfecha sereni_ dad que tiene la belleza en la cara de una mujer. Y hablo de élla porque nada tiene tal semejanza con la poesía, como una mu– jer, por eso es que fema eferno suyo es fam_ bién.

En la obra de Rubén Darío, la mujer si no ocupa parie principalisima, es fema de los formenfos de su alma. Lo demás, son los de la muerfe, el ferror a lo desconocido que enigmas de la vida y de la muerie, sobre fa– do pasa como un escalofrío por foda su ins_ piración.

Del paganismo rienfe de los versos or– gullosos de su época resonanfe y fueríe, de las helénicas esfrofas de impalpable belleza como esculpidas en blanco y duro mármol a los versos angustiosos y deliranfes llenos de misferio en que se debafe su alma en las som– bras de la noche. Hay versos de una obscu– ridad impenefrable. Parecen puerias cerra– das. Ofros son vagidos como de alma per–

dida, o sollozos, y en muchos IIpregun±a" ca...

mo si se pudiera esperar respuesfa de silen– cio. "Los nocfurnos" por ejemplo.

Usfedes deben de conocer bien esfas co– sas. USfedes nicaragüenses, fienen obliga– ción de saber todo lo que afañe a la poesía trascendenfe y bella de esfe hermano nues· tro, que frajo y dió un mensaje nuevo al arie universal. Por eso es que hablo con la se· guridad de que no hay en esía fierra uno que no haya leído, esfudiado e incorporado a su alma las maravillosas estrofas de Rubén Daría y su significación honda e inmorial.

Es el orgullo nuesfro, el orgullo de esfa fierra de Nicaragua, pequeña pero de una grandeza espiritual inmensa! El, Rubén Da– río nos ha dado su gloria. Por donde quiera que vayamos fenemos el vivo inferés de ser de esfe suelo privilegiado y nunca, no pasó día en Carfagena, en Barranquilla en PuerfQ Príncipe, en Kingsfon, en Ciudad Trujillo, en La Habana que no oyera un elogio para el gran poefa y un cumplido para el viajero ni– caragüense compafriota nada :menos que de Rubén Darío! Bendito sea Dios por las dos cosas.

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