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EL SALVADOR

de gloria suma,

de altas empresas dechado¡ suelo imperial, fecundado por sangre de Moctezuma.

Llega a GUATEMALA

Quetzal vivo, Hende el ala.

Bajo el cielo azul resbala Simboliza en Gua.lemala Paz. Idea, Liber:l:ad.

A los dieciséis años de edad, en ocasi6n memorable, rinde su homenaje de cariño y graitud a

la Patria de Delgado,

de Angula y airas cien bravos campeones.

y así, su amor a iodo 10 americano va dejando la estela luminosa de su inspiraci6n: COLOMBIA, "bajo la aureola que a la gloria inflama siempre será la tierra que derrama la savia de los grandes corazones", URUGUAY, "flor de ciudades, ciudad de flores, de cielos mágicos y tierra graia", a CHILE da su Canlo Epico, donde (la cita es de Contreras), "ITmestra, a pesar de las obligadas reminis– cencias antiguas, un seniimienio auléntico de

mundo arnericano"::

CHILE

I Oh!, las a.nfiguas arpas de los ±roncos

de las inmensas selvas primilivas, cuerdas sonantes y bordones roncos para rn..úsicas alfas y expresivas.

ARGENTINA es la musa soberbia del "Canto", poema de gran alienio personalísi– mo y vibranie que nos da una visi6n magní– fica de la América hispana, iambién le dedi– ca "Del Campo", cuyo es este cuarteto:

¡Pradera, feliz día! Del regio Buenos Aires quedaron allá lejos el fuego y el hervor,

hoy, en tu verde triunfo, tendrán mis sueños vida,

respiraré tu aliento, me bañaré en tu sol

"Desde la Pampa", donde hay ianio co– lor, frescura y cariño, que parece ser la voz de un hijo del Plata la que saluda armonio– sa y sinceramente:

desde el campo lleno de hojas y de luces, cuya verde maravilla cruzan poiros y avestruces, o la enorme vaca

1 aja,

o el rebaño gris~ que a un tiempo luz y hoja

busca y muerde, en el mágico ondular que simula el fresco y verde ±rebolar.

Su Oda a Mitre y otros poemas más, io– dos inspirados en motivos, personajes y co– sas de su América, jusiifican amplia y sobra– damente el lúcido y acedado pensamienio de Francisco Conireras, cuando reconoce que

Daría,

~'penefrado de las sugestiones de la raza, de la fierra, del ambiente, realizó entonces el prodigio de hacer entrar en el verdadero arie la vida, la naturaleza y la leyenda de A!nérica"

CONTINENTE AMERICANO

Y si hay álguien que todavía quede con deseos de negar a Daría el justo título de poe– ta de América, le recomiendo que lea el mo– numental y mirífico poema "Tuiecotzimi", la más bella interpreiaci6n, la más sorprendenie descripci6n, el más maravilloso sentir del Con– tinenie que es compendio, esperanza y gloria de la Humanidad.

Pecaría de egoísia si no copiara este frag– mento gemático, para cerrar regiamente este capítulo:

Es la Insñans mágica del encendido irópico

1 como una gran serpiente camina el río hidrópico

en cuyas aguas glaucas las hojas seGas van.

El lienzo cristalino sopló sutil arruga, el combo carapacho que arrastra la torluga., o la crestada cola de hierro del cai:mán.

Junio al verdoso charco, sobre las piedras foscas~

rubí, crisial, zafiro, las susurranies moscas del vaho de la tierra pasan cribando el tul,

e intacta con su veste de terciopelo rico, abanicando el lodo con su doble abanico, esfá como extasia.da la mariposa azul Las selva:3 foscas vibran con el calor del día, al viento el pavo negro su grito agudo fía,

y al grillo aturde el verde, tupido carrizal,

un pájaro del bosque remeda un son de cuerno; prolonga la cigarra su chincharchar eterno r

el grüo de su pilo repüe el pilo-real os alios aguacates invade ágil la ardilla, su cola es un plumero, su ojo pequeño brilla, sus dientes llueven frufa del árbol productor;

y con su vuelo rápido que espanta el avispero, pasa el bribón y oscuro sanaie-clarinero llamando al compañero con áspero clamor. Su vasto aliento lanzan los bosques primitivos, vuelan al menor ruido los que!zales esquivos, sobre la aristoloquia

1 evuela el colibrí;

y junto a la parásita lujosa esfá la iguana, como hija misteriosa de la monfaña indiana

que anima el ±eutl ocullo del sacro ±eocalí.

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