Page 118 - RC_1966_02_N65

This is a SEO version of RC_1966_02_N65. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

(Mediodía)

(Tuleeolzimil.

Junio al verdoso charco. sobre laf:i piedlas Íoscas,

rubio crisial, zafü o, las susurranfes moscas

del vaho de la tierra pasan cribando el tul,

e intacta, con su veste de terciopelo rico. abanicando el lodo con su doble abanico, está como extasiada la mariposa azul.

Las selvas fosces viblan con el calor del día, al viento el pavo negro su grifo agudo fía, y el 9'rillo ahlrde el verde, tupido canizal, un pajero del bosque remeda un son de cueUle, prolonga la cigarra su chíncharchar efetno

y el grifo de su pifo lepife el pifo~real.

Los alfos aguacates invade ágil la ardilla. su cola es un plurnelo, su ojo pequeño brilla, sus dienÍes llueven fruta del árbol productor, y con su vuelo rápido que espanta el avispero~

pasa el bribón y oseUIO saneie-clarinero llamando al compañero con áspero c1an1.or.

Su vasto aliento lanzan los bosques primifivos, vuelan al menor ruido los queizales esquivos, sobre la aristoloquía revuela el colibrí,

y junto a la parásita lujosa está la iguana, corno hija misteriosa de la montaña indiana que aniIna el teúl oculto del sacro teocalí".

La luminosa y ardien1e tierra del trópi– co, vibrante de colores y armonías, late en los sonoros hemistiquios del alejandrino ru– beniano, con sus potentes selvas pobladas de seres inquietantes, bajo un, sol violento de mi– tología indiana. La "vasta llama tropical" quema el corazón y la poesía de Darío en una especie de solar transverberación. Ru– bén Darío es un poeta solar. Al sol procla– ma rey omnipresente en su poesía, porque es el mismo Apolo, y como en Alfonso Cortés la luz se confunde con el ruido en unidad de sensaciones:

"¡Oh roido divino I ¡Oh roido sonoro'

¡Heliosl Poriaestandarle de Dios, padre del Arte'"

(Helios)

Sol de alborada campestre en la hacien· da sonora,

"En la madn.tgada, allá, pálida se iba alzando el alba, y al estirar a la aliura dal oielo, claveteado de oro, los brazos desnudos, el sol que venía despa– cio, todavía iras los menies orientales, le sonrosaba los dedos húmedos que se estremecían apagando

estrellas", (Naturaleza Tropica}).

Dorada luz del sol matinal,

"Claras horas de la mañana en que mil clarines de oro dicen la divina Diana

"ISalve al celeste sol sonorol" IProgrslna Matinal).

Sol en la aurora de la vida,

"Mas es lnía el alba de oro"

(Canción de ofoño en primavera l.

Sol de amanecer histórico, Sol de la Esperan–

za::

"Ya. veréis salir el sol en un friunfo de lhas"

(Salu.laei6n del optimista).

Sol meridíano, (;a1ci11>1nie, vertical,

"Un luediodía

foda la isla quelna Arde el escollo,

y el azul, fuego envía

Es la isla del Cardón, en Nicaragua. . . .

Penachos verdes de pahneras Lejos. ntda de antigüedad, grave de milo. la tribu en roca de volcanes viejos

y sopla U11 vaho de hozno que abochonla y fuesia en oro las cigarras"

Sol empalidecido de media tarde sobre la mar tranquila, para la siesta cálida del trópico:

"El lnar como IDl vasto Clistal azogado

lefleja la lámina de un cielo de zinc, lejanas bandadas de pájalos manchan el fondo bnlñido de pálido gris

El sol como un vidrio redondo y opaco, con paso do enfenno calTlina al cen ÜI

el viento marino descansa en la sombra teniendo de almohada su negro clarín"

(Sinfonía en gris mayor),

Soles rojos de ocaso hundiéndose en el mal' y

tras las montañas oscuras:

"Al caer de la tarde un ponienfe sangdenfo

Hende su pálio bárbaro"

"Cuando las babUonias del Poniente

en purpúreas catástrofes hacia la inmensidad 10daban has la augusfa soberbia de tu frente"

(Momotombo 1

"El cielo ha pueslo en la concha enorme de su

gran !;>aleta todas las rosas posibles, Ha sido el rojo

el rey sangriento

J

un rojo estallanfa y furioso que desde el foco agoníZ8l}te del sol teñía el mar de sangre Después que se hubo hW1dido la rueda de fuego púrpura, de fuego condensado y vibrante, de

fuego único y occidental, cayó la fantasía de los rojos, se alejaron las claridades de los candentes y

ofensivos amarillos Los cardenales poco a poco fueron fundiéndose en una suave disolución de car– mín, que gradualmente llegaba, en tonos desfalle·

cienies y cromáficos, al 91 ano de granada, al ala da flamenco, al rosa de luna. al anéluico y dulce rosa

t6".

He aquí, pues al Rubén solar y tropical, que si se lanz6, como el gerifalte de su poe– ma, en jira fantástica de cetrería. por los cie– los hist6ricos de todas las culturas, siempre volvió a la tierra natal, a la rama vernácu– la y cordial de la selva americana, para lan– zar su grifo pánico y telúrico "rojo sol todo milagro y mito" (Revelación), y, montando

en el rudo Pegaso "de cascos de diamante",.

ser coronado poeta por ese "nicaragüense sol de encendidos oros",

"Yo soy el que fresanta su cabeza triuufante coronada con e laurel del Rey del día"

(Pegaso)

116

Page 118 - RC_1966_02_N65

This is a SEO version of RC_1966_02_N65. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »