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muelle del lago "el agua glauca y oscura chapoetaba musicalmente".

En una breve página periodistica no re– cogida en libro y que él titula NATURALEZA TROPICAL, pinta Rubén con vigorosos trazos un bosque de nuestra fierra centroamerica–

na:

"Se levanfan agrupados, solemnes. altos como para que en sus cumbres aniden las nubazones que como enonnes águilas negras llevan sobre ellas las borrascas, gordos árboles, repleta de savia la carne henchida de sus troncoal unos, jorobados, llenos de bifurcaciones en que florecen orquídeas salvajes y

frescas, otros erguidos como las colwnnas de un

peristilo, ó agobiado el ramaje ancho y grueso por las colgantes y hennosas espesuras de las lianas, se– mejantes a cabellos suelios al viento o a gigantescas

charreteras encrespadas" Nada Inés grandioso

que esta lujuriante vegetación que nos rodea: el ce–

dro de hojas menudas y ancha base que balancea

su copa de manera sacerdotal, la caoba que da su

rica madera acanelada, el "cortés" florecido de flo– res amarillas, munnuran, sin meiáfora, frases misie– riosas en su incomprensible lengua de vegetales eólicos", .

La vigorosa prosa telúrica de "La Vorá–

gine" y "Canaitna" arranca de esfa prosa ru–

beniana. Con ojo de pintor el poeta se com– place en la descripción de los verdes ±ropica– les,

"annonizaba ¡ en la luz foda una sinfonía del verde, la gama decreciente, el cardenillo, el ver~

de gay, el verdinegro alimonado, el verde ama– rillo que es tierno y jocundo".

En "El Viaje a Nicaragua" R~bén redes– cubre nuesfra geografía., se exfasia ante ella y describe maravillado la esfupenda flora y

fauna ±ropicales,' ,

". . I qué gloria de vegetación -exclama- qué

triunfo de vida en todo lo que la mirada abarca des... pués de ascender a la región en donde el clima cam– bia y el aire es fresco y los 'valles se exfienden como en visiones de edén, y hay toda la gama del verde,

y un vasto rumor Se esparce de los sonoros' banane· ros O platanares, de los árboles enorrn.es y capricho– sos sobre los que sallan las ardillas grises y vuelan las palomas arrulladoras y los carpinteros y los pi– torresles, y ioda la fauna alada que haría las delicias de Ovidiol"

La descripción se vuelve precisa y direc-ta:.

"El bananero erige su ramillete de estandarles, de tafetanes verdes, sobre los cuales, cuando llueve, vibra el agua redobles sonoros, y las palmeras va– rias despliegan unas cajas como pavos reales, anchos esmeraldinos abanicos, airas más alias, airosos cla–

veles, las airas son corno altísimos plumeros, orgu– llosas bajo el penacho, ya entreabierta la colosal y oleosa y dorada flor de "corozo", ya colgante la copiosa carga de cocos cuya agua fresca y sabrosa es la delicia el'). las canículas".

Pero Rubén no sólo ve la nafuraleza del frópico con sus ojos maravillados de poefa– pintor sino que la vive infensamen1e con to– dos sus sentidos y con su alma. En el jardin, a la hora del crepúsculo, el efluvio telúrico lo

envuelve entre el perfume de las flores tropi– cales,

"Sólo, en el jardín de una casa amiga, he visto

una tarde, en tibio crepúsculo, algo semejante a una esfagnación de las horas Había calor húmedo y

volupiuoso, y el cielo, en que brillaban tan sola. mente, diamantinas, dos ó tres luceros, Se Ine repre~

sentaba como inmenso invernáculo. No se sentía ni un soplo de aire, la vegetación hubiérase dicho cristalizada en la absolufa inmovilidad de las hojas Había allí azucenas blancas de anunciación y airas semejantes a estilizados lirios heráldicos, hahía ro– sas de olor y jazmines orientales que constelan las verdes y espesas enredadelBs en que crecen, había una flor qu se llama "cundeamor", y otra que esla– lla para regar su simiente, y la que se nombra "be– llísima", que evoca para mí, rosada y alegre, alla~

res domésticos como los que se adornan en diciem– bre para celebrar la Concepción de María"

Los árboles, las flores, las frutas, los pá– jaros, los animales del trópico nicaragüense viven en la obra de Rubén Dado. Su me– moria poética no le fué infiel. Los recuerda y los cita con sus nombres. En sus poemas en prosa hay uno breve y amoroso que es un poético inventario fruial. Dioe,

"Y yo tuve en nús manos, corno la más marga~

rita de las margaritas, fu corazón. El trascendía a trufa de ir6pico y al mismo tiempo a flor tropical, de modo que se dijera una flor viva y con olor al nispero moreno, a la piña rubia, al jocote de sangre, al melón de míel y él: la pulpa de sandía.

y ya. había yo con mís besos probado ofros fru· tos deliciosas. am.ados del sol que fecunda aquellas' tierras fuertes. Tus cabellos, que tenian el perfU11le del oscuro almíbar del careo y al cual acudía~ las abejas y las avispas, fus ojos, que eran como dos frufos, misteriosos y de encamo, del jardín de fu

~lma, fus orejas aromadas como las manzanas ro– !las, tu boca, suave, perfumada y dulce como el al– godón de la guaba en la que hubies~n dejado caer úna flota de esencia de Oriental fu cuello, que tras~

cendlB a la pluzna del p*jaro que anida entre jaz– mines, y al a:tÚcar de la piñuela, fus manos, que siendo como un manojo de azucenas, tenían Qomo relenies de la granadill~". (Poemilas de VeranpL

y luego los pájaros y los animales nica– ragüenses están presenfes en la poesia de Rubén con una presencia menos prestigiada y aristocrática pero más real y más vital que la del cisne legendario. El buey nicaragüen– se, "Buey que vi en mi niñez echando vaho un dia", la paloma de los bosques sonoros, los pájaros y los fóros' salvajes, son saludados por el poeta porque son su misma vida: "yo os saludo, pues sois la vida mia". El cisne es sólo un ave mistica, un simbolo, un bla– són. Los cisnes son ya para el poeta de "Can±os de Vida y Esperanza", "blancas figu– ras pinforescas" y "los fieles de la desilu– sión". En cambio la fama tropical surge en el poema Tufecotzirni del mismo ~ibro con en– cendido brillo e inusitado vigor:

"Es la -mañana mágica del encendido trópico. Corno una gran serpienie carnina el rio hidrópico en cuyas aguas glaucas las hojas secas van. El lienzo cristalino sopló sutil anuga, el combo carapacho que arrasfra la forluga

ó la crestada cola de hierro del caimán.

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