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« Previous Page Table of Contents Next Page »sintiera a la vista del Momotombo, al regre– sar a su patria.
Oh! Momofombo ronco y sonoro I Te amo
Porque a fu evocación vienen a mi aira vez Obedeclendo a un íntimo reclamo
Perfumes de mi infancia, brisas de mi niñez ..
Con una ahna volcánica entré en la dura vida, Aquilón y huracán sufrió mi corazón,
y de mi menie mueven la cimera encendida
Huracán y Aquilón.
En estos breves atisbos del alma del gran poeta americano, sólo hemos señalado el la– do hispano de su prisma triangular que po– lariza la luz de nuestra cultura para esta par– te del Continente, pero es obvio que Améri– ca histórÍcarrtente está constituida por dos culturas diversas hasta cierio punto antagó– nicas, en el norie, la cultura sajona protes– tante, y en el sur, la hispana católica. aCuál es la actitud cultural de Rubén Darío, intér– prete de la cultura hispana, frente a su anta– gónica en espíritu y fuerza? Si Darío es, co– mo lo pretenderrtos, nexo espiritual del Con– finente Americano entero, debe haber enca– rado, en su propio espíritu consciente de las responsabilidades de su genio, el problerrta psico-histórico que la existencia de esas dos culturas coincidentes ha creado en el devenir político social de sus destinos. El contacto ha tenido que ser inevitable. aCómo lo con– templa el poeta? Si lo pasa por alto o 10 escabuye, dejaría de ser el nexo espiritual del Continente ArrterÍcano.
y es claro que lo afronta con su natural audacia, y lo prirrtero que conterrtpla es la notoria debilidad del disgregarrtíento de las naciones que levantan el lábaro de la cultu– ra hispano-católica, grandes en su glorioso pasado; y lleno de optirrtisrrto, sin desespe– rar, y saludándolas con el recuerdo de su es– tirpe, les señala el rumbo fecundo de la Unión:
Inclitas lazas ubért imas, sRllgle de Hispania fecunda,
Espíritus fratelnos, luminosas almas, salve;
POlque llega el momento en que hablán de cantar nuevos Lenguas de glolia . (himnos
Unanse, blilIen, secúndense tantos vigores dispCISO!:d
FOlmen todos un solo haz de enelgías ecuménicas.
Sangre de Hispania fecunda, sólidas, lnclitas lazas,
Muestren los dones pletélitos que fuelon antaño su triunfo Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el esphitu nldiente
J Que regara lenguas de fuego en esa epifanía,
Juntas las testas ancianas ceñidas de líticos JaUlaS
y las cabezas jóvenes que la alta Minerva dCCOlft,
S6lo de ese rrtodo, en la mente rrtágica del poeta, estarerrtos preparados para recibir
"sin peligro", anfes benéficronente, el con–
tacto de la cultura sajona, que es inevitable e.n la evolución histórica de las fuerzas polí– ilco-sociales de los pueblos, con ansias legíti– mas de expansión creadora, ley de los hurrta– nos desiinos. El poeta vislurrtbra dos rrtO– mentos distintos en ese inevitable contacto de dos civilizaciones o culturas opuestas, que acaso se completan en sus propias deficien– cias. No sin un misterio de la Providencia
se dividieron, separadas, el Continente Ame– ricano. Dos posibles rrtodos aparecen a la mirada escrutadora del poeta para la reali– zación histórica de ese contacto: la actitud del invasor de parie del más fuede, hostil y
enemigo, V la a.mistosa de convivencia inter–
nacional, la que, usando la frase que ha he– cho popular FranklÍ1~ Delano Roosevelt, po– dríamos llamar del "Buen Vecino", ya que no de herrrtanos.
La primera de esas actitudes el poeia la ve personificada en Teodoro Roosevelt, por rrto!ivos históricos que por conocidos nos ex– cusamos de exponer, bástenos saber para el propósito interpretativo de nuestro poeta, que pala él fué COrrtO la personificación del "imperialisrno yankee", y COrrtO a talle dirige
su fatnosa invocación considerada con ente–
ra verdad la voz de América,
Es con voz de la Biblia o verso de Wal± Wifman Que habría que llegar hasta ti, Cazadorl
Prim.ilivo y ITlOdelnO, sencillo y complicado, Con un algo de \Vashington y cuafro de Nemrodl Eres los Estados Unidos, Eres el futuro invasor
De la Am.érica ingenua que tiene sangre indígena, Que aún reza a. Jesucristo y a.ún habla en español.
Columbrada por el poeta la posibilidad
futura de esa invasión, que suele ser tam–
bién un instrumento providencial de la histo– ria para cumplir sus fines trascendentales de Civilización, bajando la rrtírada para desci– frar las caracierísticas que distinguen las dos culturas, dice de la sajona que cifra su po– derío en la riqueza rrtaterial:
Sois ricos, Juntáis al cullo da Hércules el culto de Marnmón,
y la cultura latino-católica, idealista y soña–
dora, surge a su visión como
la América nuestra que tenía poetas,
Desde los viejos tiempos de NeizahualcoyoU. "
Que desde los rexnofos momentos de su vida, Vive de luz, de fuego, de perfume, de am.or
y sueña Y ama, y vibra, y es la hija del Sol.
Contraste que no augura para nuestra Arrtérica Hispana, en un contacto de hostili. dad, nada favorable, medidas las fuerzas con la clava de Hércules o las balanzas de Mam– rrtón, pero el poeta conoce de airas fuerzas,
las morales, capaces en sus resistencias infi–
nitas de quebrar la vara de la imposición, y
así, erguido COrrtO un profeta de Dios, ex– clarrta:
Tened cuidado: Vive la América Española1 Hay mil cachorros sueltos del León Españolf
Se necesHaría, Roosevelt, ser por Dios mismo, El Riflero Terrible y el Fuerte Cazador
Para poder tenernos en vuestras férreas garras, Y, pues contáis con iodo, falta una cosa: Dios! t 1 J
(1) Notemos que Daría al IJloclamar lo que Jes falta a los Estados Unidos pala dominal a Latino AmélÍca, o sea Dios
l nos pone en el teda y único camino de nuestla defensa: la religión católica que nos enseña al verdadero Dios, nuestro
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