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" ••• y he exprimido la ubre cerebral tantas veces que estoy. "

Harlo de profilaxis, de ciencia y de verdad".

Para continuar, ya identificando al hombre vieJo de cuarenta y tantos con el "hombre viejo" de San Pa– blo, el interior'

" ... antes de que las prematuros canas de alma y cabeza hicieran de mí l. mescolanza formada de Iristeza, de vida y esperanza".

y hay, finalmente, un breve poema, un epigrama, que él debe haber escrito con una intensa conciencia de auto-expresión Me refiero a los seis versos escri– tos sobre un retrato suyo dedicado a su hermana Lola Soriano de Turcios.

IJEste via¡ero que ves

65 tu hermano errante, pues aún suspira y aún existe; no como le conociste,

sino como ahora es:

vie¡o, feo, gordo y triste".

DARlO, NEXO ESPIRITUAL DEL CONTINENTE

A Nicaragua ±ocóle en suerte, en un mo– mento feliz de su Historia, hallar un genio que ha tenido que ser luz y guia d!3 su desti– no cuHural y poético, en el devenir social y

literario de su pensamiento por venir. Ru– bén Darío fué ese genio que elevándose en alas de las Musas a la altura de intérprete poético y ecuménico de América, se puede considerar con razones de peso "como un ne– xo espiritual de todo el Continente America– no". Las savias cósmicas del Continente Americano, en efecto, nutrieron el copioso árbol de su ubérrima inspiración universal, piélago inmenso en que Se derramaron todos los confluentes de la Culfura humana, reju– venecida al contacto puro de lo autóctono americano, captado en todos los ámbitos re– presentativos del Continente que fuera la per– la de los sueños de Colón.

Rubén Darío, al cavar en el suelo conti– nen±al con la piqueta de oro de su genio in– mortal,

Trabaja en él terreno de la América ignota,

y descubre los preciosos tesoros de una nue– va cuHura, rica en toda clase de sorpresas, en que el poeta se nos muestra, sin dejar de ser genuinamente nicaragüense hasta la mé-

Na se pretende, al escoger esta parcela de la obra de Rubén Daría, imponer -ni siquiera a las men– tes más dóciles- la teoría de que aqui están conte– nidas sus ideas primordiales y sus mejores logros técnicos Quizás sea un aspecto entrevisto, quizás él lo haya tocado con negligencia y hasta con repugnan– cia, con dedos recelosos No son bellos, y el universo que evocan es más bien deplorable y prosajca. Pero hay un plOsoismo en Rubén, una poética de lo pro– saico, dificil de recibir y de entender, y que bien pu– diera ser la piedra de toque de su obra. Tal vez, en el futuro, será imperdonable el haber sido sordos y desatentos a esa desarmonía Creemos que esos ver– sos -esparcidos como arrugas en la tersura de su obra, toda ella orden y opulencia- son producto de esos momentos del hombre viejo que también es el hombre feo. Lo que dicen nos parece tan valioso y tan esencial y están expresados, literariamente, en forma tan l/apropiado", que, no decimos sacrificaría

M

mas otras de sus cualidades por ésto, pero tampoco nos comprometeríamos a sacrificór ésta por ninguna otra.

PEDRO J. CUADRA CH.

Brillante ~lJcrltor, etlltorlnJiatll de fama, Director de

El Diado Nica;ra¡u,ense de Gt'llnll.dll. Académico de 1&

Lcmg'IlB, crhtco Itterarlo.

dula de los huesos, chileno de alto grado en Chile, a quien le ofrece las primicias de su gloria en "Azul..." y le canta un Canto Epico a sus glorias, invocándola corno propia,

Oh Patria I Oh Chilel

y siente orgullo en figurar corno argen– tino, que halla en sus pampas algo asi corno el reflejo materializado de su propia alma que prorrumpe al contemplarlas,

Yo os saludo desde el fondo de la Pampal Yo os saludo Bajo el gran sol argentino,

que es corno si dijéramos desde su propio cas– tillo interior,

En la pampa solilaria,

Todo es hilnno o es plegaria,

Escuchad,

Cómo cielo y tierra se unen en un cántico infinito. Todo vibra en ese griloJ

Libertad.

y hemos descrito en trazos geniales su propia poesia, caracterizada por su ±enden– cia a unir en un cántico infinito el cielo y la tierra al grito de libertad, alma de su movi– miento literario reformador, lo cual hace que todo en sus divinos versos sea himno o plega– ria.

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