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LoS lngleses residenies en el Cabo hicieron a c!eclaración por escrilo con respedo a

u~as agresiones, la cual fué llevada por el e y a Belize, para que la leyera el Superin–

~endenie. En el año de 1841, una corbeta

I~mbarcación de guerra), con el Superinien– denie a bordo, ,lle.gó, según se. dic:" para <.1e– ierminar los hrrl1ies del ie,rrfiono del rey Mosquito, y para o±ros proposlÍos; y algunos se imaginaron que ese sitio. 'Yalioso :sería nexado de nuevo a sus domInIOS Fue du– aanfe ésta visita que los esclavos de Corn 18– land fueron puestos en liberlad. De acuerdo

con todas las referencias! sería. un lugar es-Jéndido pala una colOllla, y SI fuera loma–

~o a iiernpo, sin duda que con la ventaja de

S'18 buenos puerlos se converfiría pronto en

u~la próspera colonia Inglesa En caso de

guerra, este puerto sería valiosísimo, y las diferentes tribus Indias pronto se verían sa· tisfechas con la abundancia de herram.ienias,

telas etc. que pronto estarían a su alcance.

Los Índios Valienie, los San BIas, y oiros, sin

duda permitirían a tos ingleses hacer alrna– cenarnienio (o bodegas) enlre eJlos si fue–

ran tratados con benevolencia y con es±ricla

honradez. No ha sido sino hasla en los úl– iimos años que los de San .Glas han permili–

do que exista cornercio con ellos en la tierra firme; el comercio hasta entonces se había llevado a cabo en uno de los cayos, hasta

que .cl Capitán S , un cornerdan~e, pOi

medio de conciliación y haciéndoles muchos legalas, los indujo a que consistieran en co– merciar con él en la cosia; éste fué, si no me equivoco, el primel caso de que esa gente

enirara en arreglos tan amistosos.

Desde enionces el Capitán S les ha visilado conslaniernente, y a veces es recibi– do con lTIanifes±aciones del mas vivo júbilo público, tal corno tambores, danzas, canfos, eic El capitán cuando yo lo ví en el Cabo, tenía varios Indios de San BIas en su em·

barcación, que actuaban corno TI1.arineros, y

que parecían ser muy inieligentes y ':diles. A los Españoles les tienen el odio .más implaca– ble, que daia indudablexnenie desde hace mucho tiempo.

Hace algún tiempo, cuando el Capirán S. eslaba haciendo comercio en la costa Con su pequeña goleta, fué atacado por un corsario Cen±roarnericanp de mucha mas po– tencia y cargado de hombres Después de una baialla larga y desigual, en la que el ca– pitán fué herido, con su ayudanJe plillcipal

herido en la garganta, y varios de sus Indíos San BJas bastante lastiInados, fué obligado a arriar su bandera, a pesar de que sus fieles Indios lucharon hasta· el final conira los ene– migos inveterados.

Los hombres Mosquilos han sido conoci

dos por su denuedo y vigor desde hace mu– chísimo ±ieITlpo, y con buenos líderes, no hay

duda de que aciuarían tan valientemente ca b

O lo hicieron cuando seguían a laG viejos

ucaneros Ingleses. Al leer muchos de los

relaios acerca de esos atrevidos, nos en±era–

lTIOS de que ]08 Indios Mosquilos fueron siem.–

pi e sus fieles aliados y nrrlÍgos, siguiéndolos con ÍorJaleza invencible en sus ataques oon– lra ]03 Españoles, actuando corno guías, cor– iadores de 111.udcra, cazadores y pescadores; en realidad, sin tal ayuda, los bucanet"os no habrían tenido tanio éxito. Durante muchos arío?', la rnisrna fidelidad que írnpulsaba al padre a ayudar a un gl npo de Ingleses, irn– puJsaha a los hijos o. servir a otru grupo de Ingleses; y es igual hoy día, aunque 6n me– nor grado, que los Mosquiiios anlan y res– petan al lnglés pero rechazan al Español; y liellen un lénnino despeciivo que usan cuan– do 88 refieren a Jos úHinlos; los lJalnan, "Cal– zuncHos", porque los calzones de los Españo–

le8 de la clase baja solo les llegan a las rO–

clinas.

Se recuerda un interesante relalo que es

contarlo, si no me equivoco, por DaITlpier, de un Mosquito llamado \rVilliarn, que fué aban..... clonado accidentalmente en Ja isla de Juan Fernández donde se las ingeni6 para subsis– ±11 duran1e hes años, y aún rodearse de pe–

queñas cornocHdades. Al cabo de ese tien1.– po, descubrió el lo lejos dos en~barcaciones,

que creyó qne eran Españolas; en su cons±er– nación, corrió y se escondió en el monte, pe–

lO al ohnervar de nuevo Jas naves de olro punto, se dló cuen:la de que debían per±ene–

cer a SllS entigas los lngleses Enfoncen re– gresó el la choza, mató un cabrito e hizo una hoguera en la playa, cuya humareda alrajo la atención, y causó que una de las embar– cacjones se arrirnaH_l, y con gran sorpresa vió que la plüner perso11a que bajó a tierra era su paisano, Robín El saludo entre esos dos amigos que se ±el1Ían cariií.o Jué algo conmo– vedor porque después de una separación lan lalga, se haLían perdido todas las esperan– zas de 8l1.GOn±rar con vida a Williarn. Uno de los capiianes, en el curso de su gira, llevó a los amigos a su pals natal

De nuevo, al consul1ar los irabajos de 131 van Eclw8Yds, nos enconlran1.os que duran–

ie ]a Guerl"a conixa los Marrones de Jamaica, la Casa de la Asamblea ulilizó a más de 200 Indíos de la Cosla Mosquila para que aC±ua–

rEllJ C01TIO auxiliares; se les daban 40 cheJi–

nas de pago al lnes, adel11.ÉJs de zapatos y

oiros adículos. Dieron pruebas de gran sa– gaddad. TeníRn la cosiuITlbre de guardar profundo silencio al dirigirse a los cuadeles enClTljgos, y una vez que des<.:ubrían alguna huella, esh:lban seguros de dar con la guari– da a que cOllducían. Efecluaban muchos ser~

vicios, y eran, vercladeralnen±e, las lropas

m.ás ap~·opiadas para usarse para ese tipo de luchar que se conoce C011 el nombre de gue– reíDa entre ntaiorrales. A lodos se les recom– pensó por su buen cOlnpor±arniento, y des– pués fueron conducidos a su país de origen

t cuando se eslablecló la paz con los Marrones. Los hombres MosquHos de hoy día, en mi opinión, han degenerado; siendo las cau-

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