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« Previous Page Table of Contents Next Page »hermosa brisa que nos favorecía, como a las 2 p.m. el hombre a cargo del mástil anunció a viva voz: "Oleajes a la vis±a". Seguida– mente iodo fué confusión, el bergantín cam– bió de rumbo, aforíunadamen±e sin fallar las viradas¡ diez minutos más, y nada nos hu– biera salvado de la catásírofe. Sin embargo, al contrario, nos dimos el placer de contem– plar desde el coronamienío, los oleajes ante– nazantes que se arremolinaban, se batían y
azoíaban en la distancia, para gran satisfac– ción de los recién llegados o nuevos habitan– íes. Unas pocas horas ntás larde otro mari– nero griiaba desde la cofa de lrinqueíe: "Ro-
cas a la visial" De nuevo el Berganiín fué desviado de su rumbo violeníamente, apa_ rentemente, sin embargo, rodeado de cayos
y escollos. Al adentrarse la noche y con la corriente que nos arrastraba velozmente ha– cia el Sur, el capiián se adelantó en doce bra_ zas Feliciiamos al capitán y a nosoiros mis– mos de habernos salvado por su prudencia porque al antanecer, los escollos y cayos que:
daban a so:tavenío, a algunas rrLÍUas de dis–
tancia. Enseguida levamos las anclas, y a
la siguiente mañana hicimos Herra, siendo
recibida nuestra llegada por una fueríe bo– rasca de viento y luvia.
CAPITULO "
Aporación de la HerIR - Plimcl vistazo a los Nativos - Los MOladOlCS del Cabo - Colombianos - 1.13. Plueba de
Amistad del Rey - Dcscmbnlcando ]l01 el Emharcadelo - Caminata pOI I1na Vereda India - El Cabo, G13cias a Dios - La Bahía - El Clima - J.a Pladera - Ganado de Ctianza. - Comercio - GGleta del Caimán --,. Plecio de
la Tortuga Verde - Tortuga Gigante - Difelcntes Til)OS de Tmtugas - San Pio - Ploductos de los Cliollos _
Ganado de encinos - Caballos - Modo de cUltir - Gana patas -Murciélagos - Guano - Aves - Celdos - Peces - l·esca con Red - Atravesando Peces - All}oncS - S cJI}icn1es - Mollo de cmmsc los )Jiquctcs - El, 'Voulah -
Mosquitos - Mosca do Al ena - "Chcg aes" - BOl migas - Población del Cabo
I
Al día siguiente, corno a la una p. m., anclamos en la costa del Cabo Gracias a Dios, en profundidad de cuaíro brazas y me– dia. La región parecía baja y cubierta de una vegetación de un color verde oscuro que se exiendía hasta la playa, de la que nos se– paraban corno ires millas. Una lancha fué tirada, y cuando nos dirig-íamos a la playa nos encontrantos con un bote nalivo de apa– riencia rara, conocido con el nombre de Do– rey, (1) en el que iban tres alfos y bien for– nidos Indios, desnudos, con la excepción de un taparrabo (hecho de la corteza inlerior del ilrhol de hule o caucho) alrededor de las caderas y que les colgaba por delante y por deirás. Uno de ellos exclamó con un Ing-lés bastante bueno: "Oué tal? yo contento de verlo -nlUcho iientpo no venían" a lo cual uno de nueslros marinos, que ya había es– fado en la región anles y que conocía a los Indios contesló, "Tokoy, ntucho Ingleses ve– nir a vivir con Uds, traen bastante de todo"; al oír lo cual, dieron muestras de mucha sa–
fisfacción, sin olvidarse, por supuesto, de pe–
dir grog (mezcla de aguardiente con agua). En ese room.ento otro Dorey, que izaba una pequeña bandera, se acercó con dos honthres sentados a la popa, siendo uno de ellos un caballero que había vivido en el Cabo como mercader por muchos años, y para quien al– gunos de los nuestros traían carías. El y su
(1) Un dorey es heclJO ahondando el tIOneo de un álbol,
genelalmente de caoba o cedro A veces alcanzan llasta los 30 pies de lalgo o más, 4, 6, Y 6 de ancho y cuatro y cinco
pies de profundidad Los Indios del inteliol' los cavan blU.
tamente, y los venden a los Indios de la costa, quienes los
empal'ejan bien, los ensanchan ya sea sumelgiéndolos en el Río, O llenándolos de agua; cuando ya han estado sumelgi–
dos sufidente, se pueden estilal fácilmente al ancho desea– do, clavándoles leglas o vigas a cada lado.
6
compañero regresaron al Berganiín con
nosotros, obsequiándonos bananos Illaduros,
piñas y caña de azúcar que fueron rápida– mente devorados. Nos enterarnos ¡por medio de ellos que se rumoraba que los Colombia– nos habían amenazado con atacar el Cabo, y que la población esiaba cOlupletamenie inde–
fensa para ial cosa, sin armas y sin Illunicián,
aunque esperaban que pronio les iba a lle– gar de Belize.
Se había empezado a consiruir una for– ialeza en el Embarcadero (1), cerca de la en– irada de la Bahía del Cabo Gracias a Dios y cerca del canal del noríe, para alacar a cual–
quier embarcación que se arrimara. Pero so·
lo tenían un cañón de bronce, de nueve li– bras, y una carronada pequeña. Los únicos ntateriales para la construcción de la foríale–
za eran madera, arena y una pqueña esco·
ria de cobre, que había sido lanzada del bu– que "ROSE" en una de sus expediciones an– teriores. Los trabajos iban progresando bajo la dirección de un Inglés, residente en el Ca– bo, con la asistencia ele numerosos Mosqui–
tos, cada uno constribuyendo con uno, dos,
o tres días de trabajo, de acuerdo con el de– creio del rey, que se expresa por ntedio de una de sus prendas, ya sea una medalla de plaia" que fué regalada a su difunto herma– no George Frederic por los Ingleses, o una
varita con cabeza de oro, o una espada, o al–
go que le períeneciera al rey. Estas pren–
das nunca son denegadas por los nativos.
Hubo mucho júbilo a nueslra llegada, porque se nos había esperado ansiosamente por mucho tiempo, y aunque la mayoría de
(1) Un EUlhalcadero es el sitio dolido llegan los tlonce s
de caoba plocedentes de los líos y liaehuelos en que $on :de·
positados
J
para allí sel alistados pala la exportación.
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