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« Previous Page Table of Contents Next Page »:miles de nautilos, izando sus alelas ~onl.U pa– (a recibir una brisa favorable:
"El lierno nauiilo que guía su proa,
El tnarino .tenaz con su canoa de concha,
El Océano MAB, hada de Jos males,
Aquel, cuando eJ hUIucán con sus rayos
(amenaza,
[,;obce las olas, está a salvo, su puerío
(esiá en lo profundo".
(BYRON)
NtuTIcrosas ma18op3s hadall GU aparición siguiendo unH. línea lGuía., divü·±iéna.osG dan–
do brincos en el aü-e, exa.clas en sus lTIovi~
n1ienfos, corno dlrlgiclar;; por un lnislTIO cero– bro. I:n±onces llegamos a las algas de] gol– fo rfue Íuel-oll recibidas con. H1.ucllo eu111sjas- ,
~
.
n10, con la esperanza de que pronl0 lerrrl.1– nada el viaje; y lnienhas 110S disiraían"los ad– nurando su g\an variedad, se oyó el grilo de: "Un iibnrón.! Un libluón!" Se alisló una caña con anzuelo y se le puso un. trozo de tocino, se lanzó, pero el ijburón rehusó la "excrulslla carnada", ni siqlJ ¡.era cHgnándose
a ac"'ercársele. lv'l_uy grande fué la desilusión
de jodas cuando ya no se le podían aprecial,–
ni la3 aletas, porque lodos los nlarinero3 de– testan a esos monstruos de las prolundida–
des¡ y a pesar de qne en llueslra lril?ulación, cada u.no era orif¡lnariu de una regi6n dHe– rente:!, todos Be juniaroü ansiosos de aniqui–
larlo, dejando al descubierlo la repugnancia ciue les plouucía¡ y bJasfernaron fnerlernenLe cuando vieron que la cé\rnacta Ena i9no'fada io:talrnente. Esla visHa <-lió lugar a lnll.chos rela10s sobre la vorar.idad de los libnrones¡ éslos acechan una elnbarcación o se quedan silenciosarnenJe al fouelo de ella, y cuando
algún pobre, accidentalInenia o por placee se
tila al agua, ellos eslán liGIos para apoderar–
se de la presa
De acuerdo con lnucha~ auioliuades e11
la malcria, éstos son más VOl aces el) el tró–
pico. Portlock afüma que los liburones en
las Islas de lar.: lvfares del Sur nunca a lacan a los lucHas; él ha visfo a varios nadando entre cien a doscien1os na1ivos, nlHY indite– lentes; sin embargo se abalanzl1.ban sobre
cualquier :rnigaia que se le !irara.
Luego pasarnos las isJas de Guadalupe, Monrserrar y Anligua, ±odas de una apar.ien–
cia encantadora; el sol qne se ponía ilumina–
ba el horizonte con nran esplendor, proyec–
tando bellos leHejo~ sobre diferentes péllJ-es
de las islas. La tibieza y baJleza del pano–
ranla absorbían la aiención, y el hechizo so–
lo ela internlmpido pror el negro mayorclo–
nlO que nos llamaha al ié, lransporlándonos de 103 vue) os de la faniasía a la rnonólona
realidad; y pronto oírnos a Massa Snowball
al ser nantado repeJidas veces, exclarnar con
su voz chillona: ",Maldiia calnpalla, callen
ese sonido infernal"! Por la mañana VilllOS
a un berganiin de nuerra Danés navegando cerca, aparenlemente bien iripulado y bien
Htélnejado; se hizo a la mar tras de nosotrosl
al izar nueslros colores, dirigió las velas en dirección a una enlbarcación que justamente entonces hací..a su aparición en el horizonte.
Hacia el anochecer el bergantín Se vió rodeado de manadas de marsopas, forzando
a xnuchos peces voladores a saltar en el aire,
los cuajes escapaban de un peligro solo pa· la caer en airo pues numerosos pájaros es–
iaban listos para abalanzarse sobre ellos en
Cl.1i:1UlO salían a la superficie.
El lienlpo ahora se tornó inestable, y
rnu sr caliente, 86 9 e11 la sombra; ires o cua– Ira bo::.:rascas al día con torrentes de lluvia y
Hluc.::ha descal-ga eléctrica. El ambienie en
nuestra cabina Se volvía agobiante, y lo ha–
brla sido Hlás aún, sI no hubiéramos usado cló:cido do lÍlna para n~frescar]o, el cual nos
fuá lHUY útil para conservar la salud. ¡'ltego, COlTlO a las 3:00 p.m. vimos una
tronl.ba rnarina a alguna distancia a popa, que, cuando se desató, causó una agitación
101 en el agua que hubiera aniquilado lodo lo que se pusiefa a su paso, seguida de una
COllstan!e sucesión de borrascas. Por reco–
mell elación del capitán nos proveímos de le–
vas y pantalones grnesos cuyo provecho pron– to pudimos apreciar. No conozco de nada
ntás conducivo a la buena salud de los Euro–
peos en un clima Jropical que el uso frecuen– Jo ele franelas¡ aunque recomendar algo ca..
lHO maierial de TI-azadas para pantalones pa~
rezca ex:iraño en -un clirn.a donde el terrnó·
Hld!o no baja de los 809 He oído decir que es coslumbre en la costa del Africa (donde
hace mucho nl.as calor qLle en Centro Amé– rica), qne los n'léHineros de la Marina Britá– n.lca visien sus panialones y levas gruesas
diarlmnenie desde las ocho de la noche en adelante.
El capitán Ee dió cuenJa ahora, por ob_
servación, que nos habíamos desviado derna.,.
slaclo al Sur de nuestro curso. Al iomar rne... didas se enconh-ó con diecisie1e brazas de
profundidad, que en nlenos de dos horas se
redujeron a cuaIto; nos alarmó un poco, que
las carias hidrográficas de a bordo divergie, lan tanto; pero, al consultar la carta del Te–
nienie Barnefi, quien recientemente había ülspeccionado esa parie, se descubrió clara–
Jnenie la presencia de un banco de arena a lar,:; cuairo brazas. Entonces escllchanlos al
~;ondeado:t anunciar en voz alta: lIMarcan
diez", gradualmente aumentándose a doce, lo cual denlos1raba que eslábarnos cetca de
Bahía Arenosa ISandy Bay', en la Cosía :M'osquiia, y al sur del Cabo Gracias a Dios.
I-lacia la noche, un gran nútnero de co–
sas ,pasaban flotando a nuestro lado provi–
niellles tlel Norie, tales corno cocos, calaba–
zas, árboles enieros, troncos de caoba, lÍlnas
r ele de modo que finalmenie empezarnos a lenel" la seguridad de que nuestro viaje lle·
gaba a su fin, y pa5arnos la noche en plq.c~l1
tera anticipación de TIERRA FIRME.
Al amanecer noS enconlratnos con Una
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