Page 74 - RC_1966_01_N64

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"Une. pornpa es 111.i barco, mas el al-le divino

lo cons1ruy6 precioso para mí,

liviano como luz de boya sobre el agu.a

no deja es1ela como lo haces tUI

ah, si tu noble barco corno el mío,

nunca fe fracasara en el mar"

La apariencia del nautilo cuando va flo– tando por la superficie del agua es algo muy singular; la parte visible es una vejiga re– donda inflada de aire, que hace el papel de vela, y que puede ser izada a voluntad, en la patie inferior del cuerpo tienen apéndices en forma de finos dedilos que funcionan co– rno chupadores para apoderarse de Sll presa. El Seíi.or Hans Sloane dice "que los !narine– ros afirman que el nautilo líene gran habili– dad para navegar de acuerdo con los vientos y las corrientes". También poseen en alto grado la fuerza para picar, por lo cual algu– nos les llaman ortigas de mar, también tie–

nen la apariencia luminosa que es lan común entre los insectos ntarinos.

Por la noche el mar parecía es1ar en lla– mas cubierto de luz fosforescente, producida por los millares de animalitos, insectos y me– dusas (o aguamar!, ~e, al brillar en las olas, tenían una apariencia muy agradable, especialmente en la parte delantera de la embarcación. El brillo de las luces ilumina– ba las velas a alguna dis1ancia de la cubier– ta, y si hubiera habido peces en las cercanías del Bergantín, su paso habría sido notado. Una medusa se introdujo a bordo por un im– bornal (o embO!nall de sotavenl0, y los ma– rineros se la pasaron de uno a otro, y cada vez que caía en manos de uno tiraba rayos de luz azul pálido, semejan1e a la luz de los gusanos brilladores. Después que los n'\ari– neros se hubieron divertido de sobra la lan– zaron de nuevo a su elemento original.

Pocos días después llegan'\os a Madeira. Parece que los Portugueses a pesar de que no fueron los que descubrieron esta bella is– la, fueron los primeros en colonizada y dal'– la a conocer al !nundo, y nunca ha salido de sus manos. Se dice que fué descubierta por un joven Inglés durante el reinado de Ed,iar– do !II, quien se embarcó con destino a Fran–

cia, pero se desvió de su curso hacia una isla

desierta, después bautizada con el nombre de Madeira, donde pasó el resío de sus días jun– to con algunos de la tripulación, los demás trataron de regresar a Inglaterra en la débil embarcación, pero perecieron en el intento.

Poco después de que perdimos de vista a Madeira el fiempo Se volvió un deleite, la temperatura promedio era de 78 9 Fahrnheil y no era oprirnente del todo, hubiéramos dis– frutado mucho pero desafortunadamente la

brisa era tan ligera que apenas movía a nues–

tra nave sobre la superficie. Entonces tuvi– mos la oportunidad de escuchar al viejo ma– rino, el que había pronosticado la lempestad, entonar "John Anderson my Jo" y relatar las extrañas leyendas de aventuras y empresas

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en las que habla participado, y del inmor±a.l NELSON y n'\uchos olros con quienes había.

com.parHdo hazañas. Esla fué considerada

una excelente oporlunidad para realizar el

siguiente experhnenío: Se escogió nnA. bo_

fella de vino, Se tapó con un Japón de corcho

y se selló bien con una cuerda, asegurándola

y cubriendo gran parte del gollete; entonces se ató a un plomo de 28 libras de peso, al cual se sujetó una sonda de 140 brazas, y Se tiró al mar; pero lomando en cuenta la direc_

ción de la COl riente, calcularnos que ]a bofe_

lla no podría estar a más de 120 brazas de

la superficie. A los diez minuios de haber

soltado la úHl!na braza de sonda, empeza_

rnos a halar y nos ellconlrarn.os COD que la

botella estaba llena de agua salada, el ex–

.trem.o del corcho qua tenía mis irliciales es–

laba en el pico de la botella, y el afro extre_ lno, que no eslaba encerado, "slaba por fue– la.

Al proseguir en nuesira ilavesía nues– tra nave se vió a menudo rodeada de nume–

rosos delfines, bonetas. peces voladores y Ca–

lamares, así con\o de varias especi~s de aVes

acuáJicas. Se Jes iiraban muchos anzuelos con una varjedad de carnadas tales como

frozos de tOCÜ1.0, tiras, eic. Lo prünero que

se cogió fué un delfín, que engulló un gan– cho al cual iba adherido un írozo de tocino, los espléndidos colores de este 8l1inml, Son

notables cuando éste se encuentra en su am–

biente o elemento nat111"al; todos los ionos más bellos se l1'\ezclan, siendo el al1'\arillo su– bido y el azul los sobresalielltes. Al ser ex– lraído del agua sus colores extraordinarios desaparecimon con cada palpilación, hasta que finalmente, cuando ya estaba bien muer– ío, no ofrecía más que un blanco opaco y

calmeliia apagado. Pozleriormenie se cogie–

ron muchos delfines, debido a que las ale–

las del plÍlnero fueron utilizadas con10 car–

nada, y se hicieron a semejanza de peces vo– ladores. El delfín es comible, y muy apre– ciado por muchos, se dice que son de natu– raleza venenosa y que han habido conse–

cuencias nocivas del abuso de su consumo.

En sitios tales corno Cuba, donde hay depósi–

los de cobre] se deben tomar precauciones.

Cuando se coge un pez cerca de un depósi–

to de cobre, los !natinos la cuecen y ponen

una l1'\oneda de plala en la sarién y si cuan– do el pez ya esiá cocido la moneda no cam– bia de color, entonces lo declaran bueno, con

la creencia de que si el pez fuera venenoso,

la !'lloneda se negrearía. Un el1'\inente doctor

de Jamaica reconmendó que si exisie la me

w

uor duda sobre la frescura de un pez, no con~

fiarse de la sofistería de introducir un trozo de plata al hervirlo, sino que probar el cora– zón; porque si se siente dulce se puede co–

ITIer, pero si es de sabor amargo está envene~

nado sin lugar a dudas.

Al aumentar los vientos alisios, todas las velas se zumbaban de arriba a abajo, y no se veían nada más que el enorl1'\e espacio, Y

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