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« Previous Page Table of Contents Next Page »Para lograr esos objetivos, el medio pa– rece ser engarzar la especialización sobre un fondo de CUl1Ul a general que le permifa, a cada especialisfa, asomarse con simpatía al huerto del vecino, y comprender que su pro– pio huerto no se confunde con el lnundo en– tero ni es la prÍlnera de ladas las cosaS.
Urgía entonces que la Universidad se
iransÍorrnara, en primer lugar, para confri–
buir a crear la energía, la preparación y los
instrumentos con los cuales tratar de satisfa–
cer las necesidades crecientes del país; pero urgía al tiempo que se fransformara y Se ple– parara para eviíar que fal satisfacción llega– re a realizarse con mengua de los valores
supre:r'ttos del espíriiu, y cub:ninara en un tor– pe materialism.o, mecanicisj-a y anlí-democrá–
tico La conciencia social lo demandaba así.
El germen de la Reforma Universifaria fue, pues, el deseo de afender esos dos gra– ves problemas coneciados entre sí: la al0mi– zación del concepto y la estruct11ra de la Uni–
versidad, y las graves consecuencias que por
obra de las especializaciones prematuras y
encerradas en sí mismas, tienden a producir–
se en la formación del universitario y en la
estabilidad social y democrática de la nación.
* * *
El fermento renovador cuajó en 1946 con
la presentación de una ponencia para reor–
ganizar la Institución, presenfada por don Abelardo Bonilla y don Enrique Macaya al Primer congreso Universitario de Costa Rica.
De allí la idea pasó de una comisión a
oira, viajé a los airas países centroamerica–
nos en donde enconfró el refuerzo de inquie– tudes similares surgidas en el seno de las Universidades hermanas, y fue finalmente convertida en decisión por el Consejo Univer– sitario el 25 de noviembre de 1952, escasos dos meses después de ,haber asumido quien les habla la Recioría de la Universidad. Pero es que ya para enfonces era posible hacerlo: los fundamentos institucionales de esfa Casa de Cultura Superior habían terminado de co– locarlos los distinguidos Redores anteriores: don Alejandro Alvarado Quirós, cuya perse– verancia fUe realmente la fuerza que logró resiablecer la Institución, don José Joaquín
Ji!nénez Núñez, quien le dió señoría e inde–
pendencia, y don Fernando Baudrit Solera, quien consiguió para ella su completa auio– nomía jurídica y económica.
Desde que el Consejo Universitario apro– bó ir a la refonna, hasta que la Asamblea Universifaria, órgano máximo del gobierno de la Insfifución, la aprobó sobre la base del establecimiento de una Facultad Central de
Cie;ncias y Letras, lranscurrieron casi dos años
y medio. Pero ese lapso no fue :tiempo per– dido, sino tiempo ganado: ganado en per– mear lan 1:londamente a la Univ~rsidad
con la idea de su reforma, que, cuando éSia se aprobó, se aprobó por unanimidad. y de– be recordarse que la Asamblea Universifaria cuenta con más de 300 miembros, enfre pro–
fesores, funcionarios, representan.tes esiudian..
tiles y delegados de los Colegios profesiona_ les.
l,a aprobación fue así a manera de sim_ ple espaldarazo reglamentario: la reforma eslaLa ya decidida en el corazón de todos los universitarios. De fal modo que aunque ella no hubiese sido aprobada formalmente o si aprobada, por alguna razón insuperable n~
la hubiéserClos llevado a la prác!ica, el fer_ mento despertado por su debaie en comisio_ nes, Facul±ades y Consejos, por sí sólo justi_ ficaría el haberla intentado y puesto en dis–
cusión.
Ese esiado de ánimo, receptivo y crítico al tiempo, dinámico, abierio y ambicioso que caracieriza a la Universidad de Costa Ri: ca de hoy, es la plena garanlía del éxifo fi– nal de la reforma.
En cierto modo es la reforma misma, ya
realizada, antes que en los fexfos y en los muros, en el espíritu de los univelsifarios. Se
trata, entonces, no de una reorganización impuesta, ar1íficial o caprichosa, sino de una reo.cganización que se lleva a cabo de adeuw
ira para afuera, con la naturalidad y la fuer– za con que la cosecha revienta de la mies.
Una vez aprobada, pusimos mano a la obra de convertirla en realidad institucional, y los dos años transcurridos desde entonces se han dedicado, con el mismo fervor e idén– tica dedicación que caracterizaron la etapa de debate, a colocar las bases académicas,
cienlíficas, jurídicas y finan ciaras, para crear
esfa Facultad y l!Ovantar oste edificio que hoy inauguramos Y el resultado último ha sido
este nuevo espíritu, esta nueva Universidad
que hoy le ofrecemos a la juvenfud esiudio– sa del país.
* * *
No es posible en esta oporfunidad co– ¡nentar la estruc1ura de la nueva Facultad, deseo sólo apuntar a sus más importames
caracierísficas, señalando el avance humano
o institucional que significa cada una de ellas.
Año común para todos los esfudiantes universitarios: formación de un gran espíritu de solidaridad y convivencia.
Concenfración de las cátedras en sus res– pectivos Departamentos: dedicación prepon– derante a la investigación cienfífica y a los otros quehaceres puramente académicos. Deparlamenfo de Esfudios Generales: atención a la formación cultural básica de los esfudiantes.
...,.,..34-
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