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LOS PRIMEROS PASOS DE LA REFORMA

UNIVERSITARIA EN NICARAGUA

ManXAl\TO FIALtOS GIL

Rectal de la Univelsidad Nacional de Nicaragna (1957-1964)

En 1830, el sabio centroame, icono don José Ce– cilia del Valle, participante de la Independencia, pero sustentador de ideas conservadoras, (,firmaba que du– rante el pI ¡mer siglo de su funcionamiento se enseña– ba en la Universidad de Guatemnla, o cuyo reino per– tenecía nuestra provincia, el derecho de los lamanos

y no el derecho civil que regía por entonces, y que si después se citaba el de Castillo, las leyes de Roma eran siempre el texto principal y las de España el ac– cesorio.

Don José D Gámez, citando a los historiadores de aquel tiempo, entre ellos a del Valle, confirma que en filosofía sólo se estudiaba a Aristóteles, pero alte– rando ya por sus intérpretes escolásticos que lo desmenuzaban caprichosamente Se enseñaba en medicina lo que era propia de los tiempos mós oscu– ros (y aquí- cito la ciencia quimér ica de Paracelso que aLII1 perdura "el hombre es un ser firmamental, quien ignora la astrologio no puede saber medicino") Durante mucho tiempo no hubo clases de ciencias na– turales, ni de ciencias exactas, ni de cieneios económi· cas y mucho menos de ciencias politicas

En cuanto o la admisión de alumnos, el historia– dor Don Tomás Ayón cito el coso del bachiller Pedro Agüero que se quejó ante el Presidente del Reino -ya andando el año 1808, porque el Rector del Co– legio Tridentino de León, precursor de esta Univer– sidad- había conferido el título de Br en Filosofía a un tal Florencia Fonseca a sabiendas de que estaba prohibido conceder grados y aún admitir a matrícula a los mestizas, zambos, mulatos y cuarterones No digamos a protestantes, mahometanos, judíos o lib, e pensadores

Algunos años después de la Guerra Nacional, en la segunda mitad del siglo XIX ya habíamos dejado atrás muchas de estas limitaciones, aunque las cues– tiones religiosas todavía eran objeto de graves sancio– nes

Pero lo tocante a enseñanza, casi estábamos lo mismo Don Pablo Levy -un francés que se portaba

generoso en sus apreciaciones- decía en sus IJNotas

Geográficas y Económicas de Nicaragua" escritas en 1871 que para la enseñanza universitaria "no hay nin· gún curso cientifico provisto de un material compe– tente, ningún laboratorio de químico o físico, ni museo, ni colecciones públicas o particulares, ni observatorio

astronómico, ni jardin botánico Las antigüedades nacionales se quedan sepultadas en los montes y no existe colección de ellas No hay escuelas de bellas artes, ni sociedad científico o de fomento Se ve -comentaba el sabio francés- que el nivel general intelectual no puede ser muy elevado Aún las per– sonas que tienen un título académico están muy lejos de poseer los conocimientos que la posesión de dicha título deja suponer.. "

Todavío a finales de 1962 es decir, hace año y

medio apenas, el atroso es notorio de acuerdo con el nivel de nuestro tiempo Dígolo si no, el cóustica informe Acton valedero para toda la América La– tina y aquel otro lleno de eufemismo de UNESCO muy confidencial, preparado por tres profesores d~

reconocida competencia mundial y cuya visito fue solicitada por el CSUCA para la evaluación de los "estudios Generales" en Centroamérica. l/De las ob–

servaciones hechas por la misión -dicen nuestros

visitantes en un pórrofo tomado al azar- podemos desprender que las Universidades de América Central constituyen realidades aisladas sus relociones con el sistema educativo de su país definen por una espe– cie de aislamiento ,elativo La misión sólo pudo verificar aquí la existencia de males ya reconocidos por diversos educadores y generalmente enumerodós en los informes de la Conferencia de Santiago de Chi– le Pobreza de las Escuelas y colegios, maestras y

profesores empíricos, a veces encargados de la ense· ñanza en un grado que ellos mismos no han alcan– zado A la Universidad llegan estudiantes qu.e han sobrevivido pero llegan mal nutridos y poco foro modos.

Don Rodrigo Focio, ilustre Rector de la Uni– versidad de Costa Rico, ya fallecido, decía que las Facultades universitarias eran entre sí como un archi· piélago, sin relaciones las unas con las otras

Todos sobemos que todavía hay profesores que

usan libiOS científicos anacrónicos, de ediciones muy

antiguas porque en ese libro ellos aprendieron, y otros que dictan copias en clases o que las confeccionan co– giendo de aquí y de allá a su capricho. o que no don la bibliografía por temor a que los alumnos apren· dan más de lo cuenta, que la producción investigativa no cuenta, que no se publican ni libros ni folletos, nr estudios serios

El panorama Universitario desde sus arranque, O

nuestros días no ha cambiado mucho. Casi todas os _22_

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