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cían anfes, viven en estado de concubinato,

y en lTIuchos ca~")s, después que nace el pri–

Hler niño, el padre se Tnarcl1a al interior, de–

jando a la ncadre abandonada y en desgra–

cia

Sólo en una ocasión se IUencioná el tópico ele la religión, yeso íné de boca de lln

cahallero con quien fenía cierto traio. "Creo",

me dijo con gravedad nna iarde, "que Ud.

es caiólico". "No, no lo soy", repuse yo. l/Ah! bien", contestó, "perdóneme, yo creía, pero no importa"; añad::ió, "roguelUos, 1ni jo– ven amigo, pOlque fodos nos podamos reu–

nir en el cielo al final". Si el pueblo es des– preocupado con la ,-eligión, no así con la po–

lítica; eSIán divididos en dos parlidos, sien–

do el lnás poderoso el que está en el poder

en Gualernala, con el General Calrül-u El la

cabeza, el airo padido vive deseando y ))1"0–

curando el rees±ablecimienl0 de Morazán,

un hombre que goza de rancha simpaiin

por su jusficia estricla e itnparcial, su valen–

lía y su allo espiri tu palriótico. En Mal-?o de

1ü40, Moraz{ln, n la cabeza de un nuirido cuelpo de soldados, se lanzó sobre Gua.i:en18–

la, pelO fuá derroiado, después de una terri–

ble 'batalla, por Carrera que iba a la cabeza

de lropas superiores desde lodo punto de

vista; 'l desde entonces no ha vuelio a haber

aienlauos conira las fuerzas que están en el poder. Se dice que si los oHciales de Mora– zán hubieran cUn\plido sus ói-denes, los re–

suliados deJ conflido habrian sido diferen– tes. El nombre que la genie del pueblo da

al preaidenfe, es "El Angel Carrera", fítulo

que dicen que adquirió de la sigujenle mane–

ra: Varias veces rnienlras esluvo a la cabeza de sus lropas, éstas amenazaron con suble– vársele, y cuando esio solía suced~r, el les

decín, "Soldados, diríjanse a lal y cual lu– gal, (nombrándolo), y verán si no les en–

queniro dinero". De acuerdo con 10 ofrecido,

al llega, al lugar señalado, después de mu– cha preparación, golpeaba el suelo con los pies, diciendo, "Busquen, busquen" y al ha–

cerlo así, se encontraban con grandes canti–

dades de lnonedas de oro y plata, que se re– pariían rápidamenie enire los soldados. Co–

mo esto rn.lced dos aires veces, le c:onqnisfó el sobreno)'nbre con el cual se le conoce; y los Indios, al oír hablar de sus pOdeT€S como descuhridot' <le tesoros, creyeron que era al– go sobrenatural, y se unían a él por miles. U?- hombre, duro.n1e ]a úHima revoJución, se

h~zo nolable por sus crueldades. Yo lo he oldo mencionar (Coronel Q ) con odio y

arnargurB; aún sus pallidarios aclmiten que

es cruel y cal-ente de Cal npasión; su obseJ–

vación favorita era la siguienle: "Si llego al

C~e!o ~lgún día, será porque subo por una

plramlde de las calaveras de mis enernigos".

Un día, mientras conversaba con un co– ni.ercianfe, n1.e ahajo la atención un hombre rnoleno, lnanco, y lui anligo nle dijo, "Ese

es el famoso José Francisco". Añadió que du– ranie la úliima revolución, José había pres-

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iado sus serVlCIOS a un comerciante, que te– nía pl·opiedades a cierta el isfancia de Truji–

no, que era un hombre furioso, y lo había

coniraÍac1o para que las cuidase, con la ayu– da de oiros. Un grupo de sus enemigos se

llegó a la propiedad que José estaba cui–

danuo con sus enmaradas, y después de una

descomunal baialla, la mayoría de sus hom–

bres perecieron, y José fué helido gravenlen–

fe en la pierna derecha, ianio que solo le cluedó calvando de unos iendones La gue– rra con cllch ;110 era el n,odo ele pelear ele

Fanhos palricios, por 10 cual Josó Se dejó cael en tie¡rfl. Esperando una oporiunidad favo– l·ahle, Se arraairó haslA un bosqueciio cerca–

no, llevando colgada la pierna; recogiendo

unos palos secos y ¡nusgos, sacó de su bolsi– lJo su piedra de lUl1lbre, e hizo una hogue–

ra, y con su largo cuchillo puntianudo carló

los .rendones y nervios de que colgaba su pierna; y calentando su cuchillo sobre la ho–

guera hasla el punto candenie, cauterizó las

alierias hns±a que dejó de sangJar, y luego la aló con nn pañuelo; pero la naluraleza no pudo refrif:1±lr lanto dolor y se desITlayó. En

ese estado pennaneció haMa que Jo despertó

algo que se rrlovía frente a su rostro

1 descu–

brió que era su perro que lo lamía, y que le había seguido las huellas. Recogiendo sus

fuerzas, .José se an astró hasta un sifio aonde

poder conseguir alünenio y abrigo, si es que había silio que se había salvado del saqueo. Se las innenió para llegar a él, y enconiró lo que necesiiaba. En agradecimiento por el valor de que hizo gala al defender la pro– piedad, ahora se encuenlra bien cuidado por

el r.o.tnercian±e a quien presfaba sus servi– cios.

Las moniañas de Trujillo están pobladas de Jaguares, a los cnales aquí se les llama iigres, coalls, perros de maiorral, etc. y abun– da la caza. En la ciudad había un rebaño de buenas ovejas. propiedad de <;lon c.

p ., aujen las había mandado ±raer del in–

ferior, a

consecuencia de una epidemia que

6e desaió enire ellos. Tenían mala aparien

dar pero :me infonnaron de que la lana que

producían era de lnejor calidad que ninguna

oira de la legión; a mi me pareció áspera, aunque espesa y mechuda. Se pueden ver cabras en todas partes de la ciudad, y es di· vertido ver sus cabriolas en lo alto de viejas paredes, que ahora quedan CDlno rnonumel1

tos de grandeza pasada.

El caDsumo de la carne de res en Tluji– lJo es e,draordinarimnente poco, siendo des–

lazadaa solo una o dos reses al dí.a; si se des– iazan elos, no se alcanza a vender toda la car–

ne El p,ecio eS de Inedia real por libra. El pez es abundante y baralo; por un lnedio

dan suficiente para que coman dos persona8, y esa gente vive en su mayoría de ]a caza y

la pesca. El pan de cazabe, los plálanoG, y cosas por el estilo son baratos. Las aves de corral son caras, al igual que el pan de trigo, costando medio un molde pequeño de ésie

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