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dro de la de 1876, imitando lo que dicen que los ve–

necianos hicieron con el retrato del Dux Marino

Folie/o, los guatemaltecos deberíamos colocar un cres–

pón negro con esta inscripción' "Lugar destinado a la

Constituyente del 76, si hubiera sido verdadera Cons–

tituyente" .

Esta Constituyente de 1876 se disolvió por un

discurso de Don Lorenzo Montúfar, que su mismo au~

tor tuvo buen cuidado de arrancarlo del acta de la

sesión, en una de sus tantas incursiones en el archivo de nuestras Asambleas Se conserva, sin embargo, la

memoria del final de ese discurso, que hizo sensación y que, palabra de mós o de menos, fue de esta ma–

nera

"I-Iemos declarado al General Barrios, Benemé– rito de la Paltia 7 odas lo acldmamos como al jefe insustituíble de la República, todos confiamos en él, nadie duda de su integridad y de su firmeza ¿Qué

hacemos pues aquí? Vámonos a nuestras casas,

después de prorrogar le por cuatro años más los pode– res dictatoriales que ha venido ejerciendo para bien de Guatemala, y él nos dará cuenta oportunamente de

sus actos"

El Doctor Montúfar disfrutó en vida la ,eputa–

ción de ser un gran orador

Continuemos oyendo a Don Manuel Diéguez,

cuya conferencia es tan instructiva como interesante

"Llegamos al Congreso que con el objeto de dar la ley Constitutiva se reunió en 1879

"He oído decir a personas respetables, que fue aquella Asamblea la más brillante que hemos tenido después de la Constituyente Centro-Americana de

1823 y en efecto' en ella tomaron asiento hombres

eminentísimos, y en ella oímos discusiones sable De–

recho PoMico que recuerdan las interesantes discusio–

nes de las Cortes Españolas de 1869.

"Pero lo cierto es que aquellos oradores ilustres,

inspirados acaso por el pensamiento del César que lo hacía todo en el país, que gobernaba, juzgaba, legis– laba y constituía, lo que nos dieron como fruto de sus

ruidosas discusiones fue una obra raquítica y endeble,

un Código Político que no ha causado tantos males a

nuestra patria, gracias a la bondad natural, (es mi

convicción aunque os parezca una paradoja) de los

gobernantes sucesOl es del General Ban ios la Consti– tución del 11 de Diciembre de 1879.

"Por muchos años aquel Código Politico fue con–

siderado (al menos en los papeles públicos, que en

fuero interno cada uno sabía a qué atenerse) como la obra maestra del partido a que debía su origen Se le llamaba una libérrima Constitución, bajo cuyo am–

paro los guatemaltecos nada teniamos que envidiar ni

a la Suiza ni a la Unión Americana

" roles entusiasmos decayeron un tanto el dio que uno de sus ilustres autores (se refiere a Don Lo– renzo Montllfar) la llamó la "Jaula de los hilos de se–

da" frase que por lo pintoresca llegó a hacer fortuna "Pero aun hoy dio la escuela liberal guatemalteca

se enorgullece de su obra, considera la Constitución del 79 como un paso avanzado en el camino de las

instituciones democráticas Se llega al punto de tene

como hereje al que crea lo conirario Desde la e r

cuela primaria hasta la escuela profesional, la juve~

tud es educada en la creencia de que la República d

Guatemala es el país regido por las más bellos institu' ciones que ha podido crear la mente humana Cad

panegirista es un Doctor Pang/os, el pelsonaje célebro

de la novela de Vo!taite, que encuentra en nuestr

e

pais el mejo, de los mundos posibles o

"Aun aquellos en quienes el escepticismo político ha matado todo entusiasmo por la libertad, no se atre

ven a sospechar ninglJn vicio en nuestras instituciones

sino que dicen con el tono de quien sienta una sen:

tencia profunda y trascendental "tenemos buenas

leyes, lástima que no se cumplan"

"Y el enor se ha infiltrado de tal manera en Jo conciencia de las gentes, que hasta la juventud pensa_ dora e ilustrada lo comete y lo propaga, y olvida nues.

tra historia y parece desconocer los principios de Jo

ciencia que ha apt endido en las aulas UniVel sitarias

"Anda por allí un libro conectan\ente escrita obra de un joven Abogado de los más distinguidos d;

nuesfto Foro, en quien el talento es cilcunstancia que

agrava la responsabilidad de sus afirmaci9nes En ese

libro, a vueltas de muchas observaciones sensatas, se

dice que la Constitución de 1879 cambió la forma del Gobier no de Monárquica en Republicana' se dice qu, nuestra actual Constitución es un gran progreso re/a. tivmnente al Acta de 185 1, Y defendiendo a la Reyo

lución del cargo de no haber practicado los principias

que plocfamaro, se agregan estas palabras "Recono_

cer la verdad del principio y elevarlo a la categoría de

ley/aun cuando no se respete prácticamente

I ya es

progresar mucho, y esto es lo más grande que debemos

a la Revolución" Es decir paladinamente, que Jo más grande que debemos a la Revolución, es uno gran

mentira

"Pues bien, señores, yo corro el desga de que se

me excomulgue, porque también los partidos políticos fulminan a veces los rayos de la excomunión, pero he de decir con franqueza, que la Constítución de 1879,

lespetable para nosotros, mientras sea una ley, no es

digna de nuestros aplausos como obra humana y ca

mo conjunto homogéneo de preceptos de Derecho Público he de decir que la Constitución- de 1879, co–

mo credo de una escuela política que proclama Ja libertad, es contradictoria, he de decir que la idea de

que esa Constitución sea un Código que garantice

los derechos del hambre y del ciudadano es una de

tantas cosas puramente convencionales, destinado

para alimento intelectual de los pueblos-niños que na

conocen ni su propia historia he de decir que no es

la maldad de los hombres, no peOles entre nosotros

que en ottas paltes, el OIigen de nuestro desconcierto¡

sino la maldad de nuestras instituciones' he de decir que la Constitución de 1879, no fue un progresa, sina

un retroceso' he de decir que nuestra Constitución vigente es menos liberal que la ley de garantias de

1839, Y más atrasada que las Constituciones de los

demás Estados de la América Central he de decir que la mentira y la falsedad son tan censurables en

moral como en política, por lo cual jamás podremoS

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