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Hay que tener presente que estas denuncias no las ha publicado un periódico hostil al Doctor Mon– túfar, toda lo contrariO las colecciones de "Nuestro

Diario", que se conS€lvan en la Biblioteca Nacional,

legistran los mayores elogios para el "apóstol del libe–

lolismo ll

, Desgraciadamente no fue sólo el archiva del Ministerio de Relaciones Exteriores el mutilada por Don Lorenzo MontúfOl, también hizo gl andes destro– zos en el archivo de la Asamblea Legislativa. Así parece al menos por lo que nos refirió hace mucho tiempo Don JOIge MOIales Urruela quiso este señor

conocer un voto particulOl que un tío suyo, Don José

María de Urruela, había presentado en una sesión de la Cámara de Representantes durante el gobierno del General Carral o Ese voto, en opinión del juriscon– sulto Don Antonio Machado, ero de gran importancia

histórica, pero ya no se encontraba en el archivo de

la Asamblea, había sido sustraído y mutilada la rela– ción de las discusiones de que fue objeto Morales interpeló a la pel sana que desde hacía valÍas lustros desempeñaba la presidencia del Cuerpo Legislativo, quien no mostró ninguna extrañeza de que faltaran tales documentos "Esos papeles -dijo el Presiden– te-- deben contarse entre los muchos que destruyó

Don Lorenzo Montúfar"

Un escritor chileno ha dicho "que la "Reseña

Histórica" no puede tomarse en serio como obra de

historia porque en realidad no es otra cosa que un fu– ribundo alegato contra el partido conservador". Ale– gato de muy mala fe, pensará el lector después de leer las denuncias pI einsertas La verdad es que Don Lorenzo ero hombre de pasiones violentas, un tanto ,encoroso, un tanto despreocupado y nada escrupuloso cuando se trataba de asuntos politicos El gran hom– bre público Don Antonio José de lrisarri, en un opúsculo publicado en 1864, llamó a Don Lorenzo Montúfar "el más grande embustero que ha calen– tado el sol". En esa época Don Lorenzo no había

escrito aún su l/Reseña Histárica l' . .

Fuera de la politica, Montúfar era todo un gran

señór/ muy razonablé y de una 'educación exquisito

t pero al pasar de la vida íntima a la vida pública se

convertía en un energúmeno y no había arma, por

vedada que fuera, de la cual no hiciera uso para herir a su .adversario Durante la campaña electoral de

1891 los periódicos conservadores atacaron con furia a Don Lorenzo, que era uno de los candidatos a la pre–

sidencial y enbe atlas Cosas le inculparon de haber

consentido en la cesión a México de nuestras provin~

cias de Chiapas y de Soconusco Decían que este consentimiento fue el último desesperado esfuerzo que hizo por salvar su Legación en Washington, y que sólo cuando la hubo perdido, se erigió en campeón de la integridad del territorio guatemalteco Para de– mostlar que esto no era una calumnia, publicaron la nota que el Doctor MontúfOl dirigió al representante de México con fecha 25 de Julio de 1882 Montúfar no podía negarla, dio algunas explicaciones a la verdad nada convincentes, trató de echar la respon· sabilidad de todo lo ocurrido en este asunto a los con– sejeros del Presidente Barrios, en contradicción a lo que él mismo había publicado a raíz de los sucesos,

y por último buscó el desquite acusando al Generol Carrero de haber cedido a Inglatel ra el territorio de Belice a cambio de una espada, con empuñadura de piedras preciosas, que le regaló la Reina Victoria La gente culta se rió de aquella paparrucha, pero el pue. blo es más fácil de engañar, y como era cierto lo del ,egalo de la espada, no fueron pocos los que creyeron

en aquella transacción tan vergonzosa como inverosí~

mil Hasta la fecha no faltan gentes sencillas que Iepitan esa especie como cierta, de modo que la ca. lumnia tuvo éxito Muchos ignoran que Carrera consideró ese regalo como hecho a la Nación, y no a

su personal nunca usó esa espada, y la mandó guardar

en la "sala del Gobierno" Allí la encontraron los revolucionarios de 1871 y allí debe estar todavía La empuñadura está ornada de esmeraldas y de diaman. tes Ese regalo no tuvo más significación que la de tantos otros que los jefes de Estado europeos han he. cho a los de estos países El último que recordamos fue una bellísima pieza de porcelana de Sevres que el Presidente de Francia envió al de Guatmala en 1920 y que debe encontrarse en la Casa del Gobierno '

Lo que pínta el carácter de Don Lorenzo Montú– far es, que precisamente en el asunto de Belice, opina– ba en la intimidad de su hogar de una manera diametlalmente opuesta a las ideas que exponían en pC,blico Cuando conocimos esa opinión privada por referencia de nuestro caballeroso amigo Don Claudia Urrutia, le suplicamos nos la diera por escrito, con Jo

idea de utilizarla algún día corno lo hacemos hoy He aquí la respuesta del señor Urrutia

Guatemala, 16 de Abril de 1934.

Señor Don Manuel Cobas Batres,

Ciudad.

Estimado amigo

En respuesta a su atenta de esta fecha, no tengo

inconveniente en confirmarle por escrito Jo que¡ más

de una vez, oí de labios de mi inolvidable amigo

y compañero de profesión Don José Montúfar Siem– pre que discutia con él la cuestión de Be/ice, me decía que su padre, Don Lorenzo Montúfar, opinaba: que los conservadores habían hecho bien en celebrar el

Tratado sobre límites con Belice, pOlque con éste ha– bían puesto término a los constantes avances de los

ingleses en nuestro territorio y porque no era posible

conseguir mejores condiciones Como de esta opi–

nión no hacía Don José un secreto¡ no tengo por qué

ocultarlo yo, y en esta forma me es grato satísfacer

sus deseos

Soy como siempre su afmo amigo y S S

(f) Claudia Urrutio.

i Había que oír a Don Lorenzo Montúfar cuando hablaba en público sobre la "Convenc'ión de Belice"!

i Su verbo relampagueaba de indignación contra los serviles por haber vendido al extranjero el sagrado suelo de la pah ia! . .

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