Page 64 - RC_1965_12_N63

This is a SEO version of RC_1965_12_N63. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

agasajada par la 01 istacracia de los cuatrocientos, co– mo tenía que serlo una dama tan linda y tan rica, se trasladó a Europa llegó a Madrid cuando contaba alrededor de treinta años de edad, en la plenitud de su belleza Con esta recomendación y con la que

apOltabon sus millones, las puertas de fos salones aris–

tocníticos se abrieron para ella de par en par Eran los días de la Regencia de Doña Mario Cristina, cuan–

do impclobo, como árbitto de los destinos de España,

el céleble Don Antonio Cónovas del Castillo, y como

al bitro de los elegancias en lo sociedad madI ¡¡eño,

Don José Martínez de Roda No pertenecía este úl–

timo a la aristocl acia, pela sí a la alta burguesía, y era

el niño mimado de las damas objeta de la suprema ambición pOlo las solteJOs y de la suprema inquietud

pOI a los IY)Qt idos Al pi esentarse en un salón atraía

a sí todos Ins miradas, jy qué miradas r Los ojos de las mujeres echaban fuego y los de los hombres chis– pas Pero al fin lograron éstos su revancha la lIegoda de Doíia Paca restableció el equilibrio ¡Ha

bía que vello c.uando entraba en una sala de boBa

luciendo el Ctltima traje recibido de POlís! Las chipas pasaban o los ojos de las damos y el fuego a

los ojos de los varones Mús de un mOl ido a sí mis–

mo se decíu ésto es una mujcl y no fa que tengo

yo en mi casa!

Al encontlarse Don José de Roda con Doña Paco,

no fue posible separarlos en Lln momento se enten–

dieron y se casaron Semejante conquista tenía que

ocorrearle a la doma guatemalteco lo malquerencia de

los madrileñus La envidio es diligente, no fueron pocos los que se dedicaron CI investigm el origen de lo

afortunada señora y el de sus millones "Dic..en que

eS de Guatemola" "¿Dónde quedará éso?1I "Que

no hay tal que sea viudo de un Presidente, sino de un salteador de carninas, que mntaba y des~ojaba a 105

vitljelos, (on lo que amasó una enorme fortuna ll

"¿Entonces esos millones que derrocha Doña Poca es

tán amasados con sangre?/1 "Así dicen los bien enterados" "Luego no es una princesa de sangre

SUla de la sangre"

Apenas sosegCJdCJs fas el lvi días, una nuevel ('on~

quisto de nuestra compotl iota vino o ponerlas de

nuevo en ebulficiót'l nada menos que el ~Jrnn Don An~

tonio Cánovas del Costilla había sucumbído a sus hecllizos En uno de los periódicos madrileños de

mayor circulación, el diario "Ahora ll

,

y en el número correspondiente al 3 de Febrero recién posado, encon– tramos una refel eneia a esta conquista de In dama

guatemalteco Dice Melchor de Almoglo Son Mar–

Hn, en la CI ónica que consagra a las grandes fiestas

que daba en Madrid la marquesa de Squiloche

"Pasaban ante ella la mrquesa de Ayerbe, en el apo– geo de su escultlllol figura, Mmtinez Campos, ojillas entrecerrados, blanca pera y bigotes, Dato, los Primo de Rivela, Valdeiglesios la condesa de Cosa Va–

lencia, recién llegada de su Embajada en Londres, la

501 iono, piconte belleza, de nariz respingoncilla y ojos azules, que llevaba el litulo ele Ivanrey, lo marquesa

de Vista Bella, sefioro guatemalteco, viuda del Presi–

dente BOl rios, a lo que Cánovas concedió el simbólico

título alusivo a su /indo palmito, y a quien {as gentes, sin duda, por la admiración que merecía al estadista

de la {¿estauración, pusíelon de mote "Las tentaciones de don Antonio " Este cronista ignoraba lo que da completo sentido o este chiste, y es que, antes que n Daño Paca, había galanteado Cánovas a la Condesa de Son Luis, una bellísima española, hermana de oquel Don Fel nando Díaz de Mendoza que odmil amos en Guatemala como artista dramático y que estaba casado con Mm ia Guerrero Como esos dos galan–

teos del político español casi fueron simultáneos, a las

dos domos les aplicaron el mismo mote

/lLlaman a Doña Paca lu "Princesa de la sangre/?

-ha de habel pensado Cánovas- pues no será prin– ceso pero si marquesa i Por algo mondo yo oquí l

y cuando comenzó a SU5urrarse que a la señal a de

Roda se le ibu o conceder un marquesado, yo no fue– ron las damas sino los hombres los más indignados Eso ero jugar con los Títulos, con aquellos Títulos de que ellos estaban ton ufanos ¡Eso es botar el artícu– lo! i Despreciarlo completamente' Yo no se va a

encontrar ni un burgués que crea que nosotros los no–

bles "bajamos del cielo como los aerolitos" ¡Ya todos somos iguales! ¡Y todo por el capricho de

un viejo ellamolado~ ¡Conceder un mOlquesudo

o lino mujer sólo porque tiene lindos ojos! Pre–

cisamente porque tiene una mirada tan bella, será

Morquescl de Vísta Bella Y lo fue ¿Qué le po– día negar lo Reina Regente al

I estaurodor de lo mo–

nOlquía?

Los sociedades en todas partes son cobardes nllnca desahogan su cóleru contra el poderoso que s~

las causa, siernpl€ esc.ogen a un débil para víctima

El débil en el coso que vamos relatondo era el marido de la mm queso de Vista Bello ¿Qué culpo tenía él de que Don Antonio fuera un hombre ton otrevído? Pues Roda fue lo víctima Marqués de Vista Gorda, le llclmó la sociedad de Madrid Cuando se enteró de este injurioso título, y no obstante que estobo bien seguro de que su esposa no le había ofendido en nada, flora alejar de sí toda sospecho de cobardía, desafíó a Cánovas del Castillo enviándole sus padrinos Don

Antonio se excusó c..omo Plimer Ministro él no podía

dar el mal ejemplo de violar los leyes de España que

prohibían telminantemente el duelo sin embargo¡

para no desairOl al Señor Roda, ofreció nombrar un

sustituto, una persona que se batiera por él, fuera del te"itorio espoñol, en algún punto de la flontera {Ian–

ceso Los padlinos de Roda aceptaron en el acto,

con esa frescura que caracteriza a los que apadrinan

lIn duelo Cuahdo Roda se enteró de quién ero la

persona nombrada por Cánovas para batÍ! se a su nom–

bre, no pudo menos de exclamar j qué indelícade-zcr! i El nombrado ela el mejor espadachín del reino' El duelo, o pesar de todo, se efectuó, y a los pocos segundos de iníciado, brotaba lo sangre Roda estaba herido Herida insignificante, cierta–

mente, pero como ela en el brazo derecho fe imposi~

bilitoba paro continuar la lucho ~I pinchazo estaba localizado en el punto preciso que los médicos le ha– bían señalado a Cónovos como el menos peligroso,

COmo el menos dolO! oso

j Por fin se había logrado el escándcr/o! Era lo que se deseaba Roda había demostrado mucho vo– lar y que no había tal que fuera un marido compla-

24

Page 64 - RC_1965_12_N63

This is a SEO version of RC_1965_12_N63. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »