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« Previous Page Table of Contents Next Page »todas ellas están filmadas por los alcaldes y ,egido,es
o por las personas que fueron llamadas a juntas ex– t/GordinO! ias, cuando la gravedad de lo~ asuntos así
lo exigia Las opiniones vertidus son serias y pon– deradas y los memoriales conceptuosos y plenos de sentido jUl idico
"Y si se qu;ele un dato esiadístico, busque el
lector en este tomo el PlOceso que lo Audiencia de México siguió a Pedro de Alvarado y encontrará que
en Jas diligencias obran dedO! acianes de cuarenta y
dos testigos, de los cuales diez son de cargo y tleinta
y dos de descargo De estos últimos es preciso restar
dos, pues el uno, Andrés de Rodas, no concluyó de prestar testimonio y e/ otlO, C,istóbal FIOIes, compa– leció por dos veces, siendo la segunda diligencia am–
pliación de fa primera Nos quedan, pues, cuarenfa
testigos y entre ellos tan sólo cuatro dijeron no sabel firmar Es decir, el diez por ciento de analfabetos, cociente harto halugador del que podrían enorgulle–
cerse muchos naciones civilizadas del mundo model no
y no se crea que por trotOl se de causa contra tan
importante pe,sonaje se hizo atestiguar a los más ins– l/uidos y n01ables La mayor pode de los compare–
cientes son hombl es obscUt os a quienes no menciona
en lo particular ningún historiador y a los que nada más la casualidad de este proceso saca de la muche–
dumbre anónima Y esto se comp,ende, pues espOl–
cidos los conquistadores en inmenso ten itorio eran muy pocos los que en México podian hacer luz en el sin–
n(Jme,o de culpas de que se acusaba al Capitán Gene– ral de Guatemala, y de todos ellos se ha de haber echado mano en Irl ocasión
"Podda citar infinitos pá,rafos de Bemol Diaz del Castillo, de Góma/G, del inca Gorcilaso, etc, o de piezas inéditas que poseo, en pruebo de que los con–
quistadores no fueron los ignorantes que se el ee"
Con estas pocos líneas ha destluído Jorge Gorcia
Granodos la leyenda de la ignorancia de los conquis– tadores Mal pod, íamos nosotros, los guatemclltecos,
acusar de analfabetismo a los españoles, cuando des– pués de un siglo de disponer lib.emente de nuestros dostinos, aún no hobíamos hecho nada, o casi nada, por libertO! nos de la ignorancia En 1921, al cum– plirse el prime. centenario de nuesl. a Independencia, se hizo un plimer censo formol de la República, y tu–
vimos lo vergüenza de enter arnos que el núrnelo de
los nnalfabetas oscilaba, en los diferentes Departo– mentas, entl e el 83 y el 93 % de los hubilantes
•
Queda el/ pie el estigma de codiciosos desafora– uos que pesa sobre los conquistCldo.es Aquí' hay que decir corno Nuestro Señor Jesucristo "el que esté li– bre de pecada que ti. e la primera piedra"
Todos los historiCldores nos refieren que 01 desem–
bOlear los españoles en tiene americano, hicieron
con los indios un trueque muy ventCljoso les daban bujerías de vidrio o de cristal
CI cambio ue pepitas de al a Las dos partes quedaban encantadas los es– pañoles porque sabían lo que valía el oro y los indios pOI que no les servía más que de adOl no, con la des– ventaja de que no brillaba porque no lo sabían pulir.
En cambio el vidrio y el cristal los volvían locos con la magio de sus .eflejos cando centelleaban o lo luz del sol Ya en plena guerra de conquista los españoles no ofl ecian trueque alguno, tomaban el 010 donde lo encontraban En México y en el Perú lo hallaron en cantidades apreciables, no así en el reino de Guate_
mala que el a pobl e en minos y en levade! os de oro
~in embOl go, olln reuniendo todo lo encontrado, no
repl esentaría más que una pequeñísimo porte de la
maso de melal amarillo que de Amél ica fue a España
no 011 ollcada ya a los hombres sino a los peñas y o lo~
rias Con el trabajo de los indios, ¡clara está!, pero (acaso los indios no trabajaban antes de la venida d~
los españoles? ¿Y qué recibían de las caciques en raga de su tlabajo~ La comida Pues ese mismo pago les siguie.on dando los españoles y es el mismo
que hemos continuodo dándoles nosotros, los contem–
poráneos ¿Cuál es el jornal de un india en las ha– ciendas de los guatemaltecos y en las de los alemanes, dueños estos últimos de las mejores fincm y de las más floridas tienas de Guatemala? i FI valar de unas pocas to. tillos, las estrictamente indispensables paro que el indio pueda seguir trabajando! i Y ojaló fuera sálo éso!
El ailo pasario la prensa semi-oficial ha entonauo
himnos en honor de una disposición del gobernante,
que canceló de una plumada lodos las deudas con–
traídas por los jornaleros con sus patronos, y al elogiar esta medida, hacia ve, que ella significaba la abolición de la esclavitud en Guatemalo [s la plÍmela vez que esa prensa no ha sido aduladora porque ha dicho lo verdad si esa disposicián se cumple il/tegla y leal– mente, se hnbJél dado un paso definitivo pO! a acabar
con un sistema inicuo ¿Hay algo más inhumano que
esa forma de enganchar trabajadores, que se aprove
w
cha de las fiestas de los pueblos pCll a embriagar a los indios y en medio de su uO'lachera ofrecelles anticipos
el1 dinelD mediante un l/contrato de habilitación"?
Una vez que habían caído en esta trampa que les po– nían los negreros, IIumados habilitadores, quedaban para siempre sujetos al patrón del habilitador Lo deuda, por pequeña qué fue.a, resultaba impagable pO!a los peones así enganchados, porque el mísero
jOl nal que recibieron apenas si alcanzaría pOI a su es–
casa nutricián Ademós, yo tendría buen cuidado el habilitador de aumentar la deuda en la p.óxima fiesta Pe,o olJn habia algo peol en muchas fincos lo escla– vitud era pel petua, porque los hijos heredaban las deudas de sus padres Esta ya no estaba autorizado por la ley sino ro, la coslumbre Con razón se ho estimauo siempre, por jUl istas imparciales, que la ley que c.eó este sistema de las habilitaciones, ero el Es– tntuto legal de la esclavitud ¿Fue dictada esta ley por los españoles~ No, se dictó 56 años después de la Independencia El sistemCl de enganche durante lo Colonia era mucho más humano, así, lo declará el
Presidente Reina Ball ios, cuando quiso restoblecello paro aliviar la situación de los indios, pero no tuvo energío, ni tenacidad bastante para vencer los interc~
ses creados por el llamado "Reglamento de Jornale–
ros
ll ,
En esta ocasión, lo repetimos, la prensa
semi-oficiol no ha dicho más que Iq verdad
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