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« Previous Page Table of Contents Next Page »descarga de miradas explosivas Felipe quedó muer– to, muerto de amor porque jUlaba que jamás habia visto una mulata más apelitosa i Imposible que el pobre viudo resistiera semejante acometida después de ocho meses de soledad! Sin embargo, todavía pudo vencer la tentación de seguir de lejos a la dama para avel iguar dónde vivía y cómo se llamaba, pues
no era personu conocida en el barrio Eso sí, largos,
eternos se fe hicielon los déas que mediOlon entre ese
domingo y el siguiente, en que confiaba volver a ver a
la dama Y no se equivocó ella no llegó Ion tempra–
no como él, pero sí lo bastante para encontrarse a
solas en el atrio por si el galán quería decirle algunas palabras No se atrevió Felipe, contentándose con el lenguaje de los ojos Lo que él tenía que decirle ya lo sabía la mulata y ya ella le había expresado su con–
sentimiento, pero lo que no sabía como explicarle con
miradas, era que debía proceder la bendición del Cu–
ra Cuando Felipe se enteró de esta condición, en
el acto le asaltaran los prejuicios de rozo
"j Casarse con una mulata! ¿Qué diría mi
padre, Eugenio de TUlcios, que aunque hija natural de Nicolasa TUlCios, ela de pura rozo española~ ¿Qué diría mi madre, Valentina de Samalloa, hija legítima de legítimos españoles, Juan de Samalloa y Francisca
Morán~ ¿Qué dirá Miguel Carrera? ¿No iré a desbaratar el matrimonio de éste con 111i hija Ma–
ría del Rosario si me caso con una mulata? i Es tan
vanidoso el tal Miguel' Pero no, él no puede ha–
cerle ascos a una mulata cuando su propio hermano,
Fr~nf:iscof está casado con una mestizo
l
porque dígase
lo que se quiera Jo Domingo Gómez no es una castillo
Además¡ Miguel es viudo, tiene 046 años, y mi hija, en
cambio, acabo de cumplir los 20 abriles, es una exce– lente muchacha y de pura razo española ¿qué más puede deseal ~se majadero? ¡Ah', si no fuera
rico nunca con~entiría yo en ese matrimonio Lo
malo es que, si tengo hijos con esta mujer, me van a
salir negritos y los verán de menos María del Rosario y sus hermanos Aunque bien considelado, Luísa Josefa (que así se llamaba lo mulata) no es tan negra, sus padres ya eran mulotos, de modo que bien pudiera ser qUe no tuviera ni 50 % de sangre negra y tal vez ni 40 y quizá no llegue o 30 Es cierto que bastan unas pocas gotas de café para oscurecer una
taza de leche, pero ¡qué COlombo!, yo me caso
¿Me coso? ¿Por qué no soblá Luisa no¿¡a de sus
abuelos~ Lo ,mico que he podido avel igu(Jr es que sus padres se llamaban Francisco Diaz y María
Rosales, ambos mulatos libres, y que es hija legítima
¿no me estaré haciendo demasiadas ilusiones? .'
¿No sería esclavo algyno de los abuelos inmediatos de Luisa Josefa? Que algunos de sus antepasados fueron esclavos, es indudable í Qué horror, tener hijos que son nietos de esclavos! ¿Y quién me dice a mí que ella no tenga más sangre africana que
española~ Porque bien pudiera tener un 60% de
sangr~ negra y hasta un 65 y hasta un 70 y
hasta un . No¡ no me caso"
Y no se habría casado si no se empeña en ver
una vez más a Luisa Josefa "por mera curiosidad/i
Viéndola era imposible que resistiera. j Qué euer: pos tienen las mulatas! ¡Y qué mujel tan inteli_ gente! Con razón se casó con ella, en cuanto la descubrió, Francisco Antonio Monroy
La solicitud matllmonial de Luisa Josefa Díaz y
de Felipe TUlcios, fue presentada al Cura de la Can– delaria el 24 de Mayo de 1785 De las declaraciones lecibid(Js por el Curo, resulta que el primer marido de Luisa mUl ió durante la peste de las viruelas de 1780
y que fue entenado en el Oratorio de San Jacinto de
(a Hacienda liLa Laguna ll
,
jurisdicción de Sansoria
Ella declaró, ¡cosa extraña!, su verdadela edad, 25 años, en cambio Felipe se quitó tres, acusando 41. Declaró también la dama que había nacido en la anti– gua Capital, en el barrio de Candelaria, y que sólo hacía tres meses que había venido a radicarse en la nueva Guatemala La boda se celebró el 9 de Julio de ese mismo año de 85 Dos meses después se efec– tuaba el matrimonio de la hija de Felipe, María del Rosorio Turcios, con Miguel Carrera
Los temores de Felipe respecto o la calidCld de su
futura descendencia, se vieron confirmados, por lo
menos en cuanto a su primogénito El Cura, al ver a la criatura, no preguntó más y asentó la partida en esta formo "Juana Roso, mulata . puse él afeo,
etc a una infanta que nació el 30 de Agosto de 1786,
a quien puse por nombre Juono Rosa, hijo legítima de Felipe Turcios y de LuiSd Díaz, mulatos, fue su madri–
na Simona Escobar/ I
,
Tenemos ya O Felipe convertido en mulato, en gracia a la aparíencia de su hija, y o pesar de que él figura como español en su partida de nacimiento, en la de confirmación, en la matrimonial y en todas las partidas de
SLlS ascendientes
¡He ahí el fruto de ser infiel a su raza!
VI
EL FUNDADOR DE LA REPUBLICA
Diez años y algunos meses tenia Juana Rosa Turcios cuando perdió a su madre, Luisa Josefa Díaz, que murió el 24 de Marzo de 1797. Desde este día se hizo cargo de Juana Rosa su hermana María del Rosario, la casoda con Miguel Carrera Como María le llevaba 20 años y su esposo muchos más, qmbos ocogieron a Juana Rosa como o una híja y fUelCl}l co– mo sus verdaderos padres, pues el incansable Felipe
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Turcios conttajo un tercer matrimonio, esta vez con
una española,María Josefa Vetancurt, y no volvió a ocuparse de su hija
Simón Carrára visitaba con muoha frecuencia la cosa dil' su tío Miguel, sobre todo en la época de las cosechas El vivía en el caserío llamado "lo de Ro– dríguez", uno mílla más al norte de RCldriguítos¡ donde tenía su casa y un terreno Poseío, además, otros
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