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nacido, entrenado y están ahoya
agotado. otros han
corriendo.
liLas Estados Unidos están ahora corrien–
do sobre su reputación pasada pero a la me– ta hnal el corredor joven, fresco y fUelle rom–
perá le:.
cinia y nuesha nación socialista –
joven, fuerte, on'gaB'diiza.dat, 1iwf1lwilb.:ada - es– tá luordiendo los talones de los Esiados
Unidos, mo eh'! silenci.fi), s~no di?iendo: .'Miren,
estarnos en la carrera. Aplesurense o los pa–
saremos!" IEl subrayado eS nuestro, ESB).
La primera afirmación fue hecha des– pués de un estudio sable el tema por Wi– lliam Benton, an±íguo publicista y Senador, que ahora publica la Enciclopedia Británir.;a.
La segunda afirrnación fue gritada por Nikíta S. Férushchev en un mitin del Padido en Alma Ata, I'i:azakstan. l'trushchev también
dijo que los expertos norieanLerlcanos esta–
ban informando al Presidente Kennedy que la Unión Soviética sobrepasaría a los Estados Unidos hacia 1970 y aüadió: "Esa es nuesira fecha".
Estas afirmaciones van juntas con,o un hombre en un cohete. Pues aunque el dis curso de Krushchev fue reportado en los Es–
tados Unidos corno un rero económico, ni los
leporteros ni el público nortemuericano esta–
ban conscientes. -como todo comunista es–
tá- de que el mayor negocio en la econo–
mía soviética es la propaganda Para los ini–
ciados coriesanos comunistas, Krushcev esl:a– ba prometiendo, no parIdad econórrlica, si–
no la victoria de la Guerra propaGandista ha
cia 19700 EsteraDs seguros que eso es lo que
quería decir.
Corolario Uno: La guelra fría es verda– dera guerra.
La Gráfica del Poder
Los esladísficos cornerd ales deseanfían
de la línea inestable que se lanza al pinácu– lo del cuadro, y que a luenudo desciende al susurro de una sospecha. La línea roja se ha lanzado de 25 hombres bajo Lenín en 1903 a más de un billón bajo Brezhnev hoy. Ha da– do cuenla del extern"linio de millones de se– res humanos y el avasallamiento de un bi– llón.
y sin embargo el Comunismo, basado co–
mo está en "un pseudo-científico residuo del
siglo XIX" tiembla violentamente cuando se le da un golpe organizado en uno de sus puntos débiles. Sus histéricos ataques a Ra– dio Europa Libre y Radio Liberación son un ejemplo. Otro eS su frenético temor al deba· te en las Naciones Unidas sobre Hungría. Un
tercero es la hisÍeria masiva de culpa que ro– dea el Muro de Berlín.
Corolarlo Dos: Los rojos pueden perder,
si les ayudslTIos
o
la Nueva Tendencia
Una vez que las empresas 11orteamerica– nas comiencen a comprar seguros privados
para la Libertad, pueden ocurrir cambios dra– l'náticos.
l~n el exterior, una adecuada inversión
privada en la "otensiva" de la Guerra Fría podría signi[icar la gradual reaperÍura de los l'nercados tras la Cortina de Hierro, y el lib,-e desarrollo de naciones subdesarroladas.
En casa, se desarrollará iodo un nuevo
campo en la administración de conflictos.
Nues:tro desasosiego acerca de la necesidad
de crear 13 millones de llueVaS empleos ha–
cia 1970, puede que no tenga sentido, cuan–
do la juventud norteamericana comience a
descubrir las remuneraciones del empeño
profesional en el mayor reía del siglo.
Sin en'1bargo, si la actual iendencia continúa,:
es igual=ente posible que no exisian empleos en las ernpresas privadas hacia 1970, tal co– lnO lo gritó Kl ushchev en Allna Ata.
Corolario Tres: Podemos ganar, si qUG'
rernos
o
Derrota por Omisión
Desaforfunad",men±e, hay unos pocos
norteamericanos que iodavía aconsejan echar
n,endrugos al Can Cerbero en la forma de vidas, libertad y propiedad de millones de antes libres aliados. Están deseosos de sa– crificar "inÍereses perifélÍcos" para ganar
iiempo y buscar acomodo con una "lnas sua–
ve" Dictadura Soviética del futuro. Aparte
de lada consideración m.oral, una esfrategia
de lino-ofensiva" en la Guerra Fría puede re–
sultar en conlinuados mordiscos al perímeÍro
y, finalmente, a una "Ciudadela America–
naif
oo.
una soliiaria isla arznada en un mat'
de ene=igos, libre para escoger solamente
enfre la guerra termonuclear, o la rendición.
Ningún ciudadano en su sano juicio quiere una guerra nuclear, y ningún Ameri–
cano amante de la liberÍad desea la domina– ción Roja. Afortunadamenle hay un tercer
camino "racional" entre la detonación y la
don1inación, este es, mantener arnlamenros
evidentemente superiores, defensa civil, y
fuerza de voluntad, las que mantendrán los retos Soviéticos debajo del nivel de la Guerra Caliente. IH81man Kahn sugiere lnedios y
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