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les l11uy por encima del mercado mundial De la mis–

1110 manera apoyamos el Convenio Internacional del Café Sin embargo, estas medidas son todovio im–

perfectas Y existen varias lazones para no desear que

ellas sustituyan o lo ofel ta y lo demando en lo regu– lación del mercado Lo ideal sería que un país ex– partadDr evitOla la excesiva dependencía de un sólo

artículo, proporcionando una variedad suficiente pora

ajustarse a Jos altibajos de la demanda Los btados

Unidos, por ello, vigorosamente apoyan lo diversifica–

ción agrícola como sólida fundación del desarrollo in– dustrial

Esla primera frase errónea también incluye lo

afirmación de que las importaciones latinoamericanas

de moteriales industriales lIevon precios demosiado altDs Aun cuondo en apariencia es plausible, este argumento es bósicamente efímero y engañoso El1tre otras cosas, deja de reconocer que el alza de los pre–

cios industriales es con frecuencia el resultado, en

qran pOi te, del mejoramiento de la calidad y versatili– dad de los productos Cualquier bal1quelO america– no que haya ido o comprar equipos computadores

puede convencerse de esto Lo mismo sucede con

la mayoría de los artículos principales, y el ama de

casa que contempla los nuevos envases de las merco–

derias en los supermercadDs pue<;ie dar testimonio a esto Al cambiar lo calidad, presentación y otras caracteristicas de los articulos manufacturados, los

precios también cambian

Con lo expansión y divel sificación de las expOl– taciones de artículos de consumo pOlo adquirir mayor <ambio extranjero, y con el ensanche de los mercados regionales y lo creación de un mejol ambiente pOlo

la inversión privada, la América Latina estará en con–

diciones de aumentar su capacidad industrial en forma equilibrada y racional, haciéndose Osimismo menos vulner able a las fluctuaciones en los precios mundia· les de esos artículos Los Estados Unidos laboran con las naciones latinoamericanos paro el logro de este de· seable objetivo

~ Un segundo argumento equivocado es La

11:;" ayuda económica de los Estados Unidos per– . judica en verdad o la América Latina y bene– ficia a los Estodos UnidDs, yo que se basa en lo

colocación de préstamos con interés elevado, que im–

ponen una pesada carga en el serviciD de la deuda a los países afectadDs

Esta declaración es aSImIsmo errónea, pero en–

foca un problema real Algunas países han necesita– do tomar en préstamo sumos tan gl andes para fines de desarrollo que ahora deben dedicor una pOi te sus– tanCial de su cambia extranjero al paga de los ser vicios de las deudas Sin embargo, en aquellos casos en que el dinero ha sido utilizado en manera productiva, la productividad de las empresas financiadas excede en mucho el costa del servicio de las deudas. Tal es

el caso donde se ha utilizado el capital extranjero pard desarrollar industrias que pueden reemplazar a las impDrtaciones D que pi aducen artículos para la expDr– tación Iguales beneficios provienen de las obras de electrificación y cominos que ayudan a establecer las fundaciones de los industrias de la nación Un pro–

grama inteligente de préstomos extranjeros nº- tiene

por qué causar dificultades basados solamente en los

cargos de inter~ses, pese a que las tosas de interés en varios regiones del mundo seon mucho mós oltas que

en los Estados Unidos

Pero a pesar de ID que esta creencia erróneo afir– me, gron pOi te de nuestro ayuda a 10 América Latina ha sido hecho a tipDS de interés muy bajDs PDr ejemplo, los préstamos de lo AID destinados o finan–

ciOl los primel as CDoper otivas rurq/cs de electr iddad

en Chile y Ecuador, o pOi a el proyecto de viviendas

borotas en Honduras, o aquél para financiar un estu–

dio socioeconól11ico de alta ptioridad en Panamó, se

han hecho por 40 años o un tipo de 3/4 de uno por

ciento para los pJimelDs diez años y 29& de allí en

adelante Tipos de interés como éstos incluyen ob– viamente un subsidio que es pagado por el contribu– yente norteam" icono Los beneficios de 'los Estados

Unidos provenientes de nuestra ayuda no se basan en ¡nte, eses altos, sino, más bien, en formo indirecta, en

el mejoramiento económico que, a lo largo, estimamos

que beneficiaró a todo el Hemisferio

El inquebrantable compromiso de mi pais para lograr el pi ogreso del H~misferio (ton plenamente ex– puesto por mi amigo Tom Mann -un verdadero ami– gD de las Américas), quedó demostrado de lo manera mós claro y vigDroso en el Mensaje del Presupuesto enviadD pDr el Presidente Johnson al CongresD en Enero de este año El Presidente, en tanto que pidió una reducción en el monto total de ayuda al extranje– ro, recomendó un aumento de la ayuda sólo PWa un programa espedfico la Aliania pard el Progreso Declaró entonces "Nosotros el" 19S Estados Unidos

nos sentimos orgull05os. por la manera como nuestlos

buenos vecinos del Sur pacen frente al reto del desa– rrollo" El Presidente reGomeiÍeÍó osi no sólo la con– tinuación de los préstamos a bajo interés contempladas

en el programo, sino que también recomendó el au–

mento del volumen de dólares para años futUlos

Desde luego, es un hecho que los pléstamos o las firmas latinDamericanas hechos pDr entidades pri– vadas de IDS Estados Unidos llevan tasas de interés mós altos que los préstamDs que gozan del subsidio del Gobier no Estos préstamos tienen generalmente

1 elación con las tasas de interés del mercado local, y de allí que con frecuencia sean más elevados que los tipos prevalecientes para las préstamos en las Estados UnidDs Esto es normal, pues los tipos de interés son determinados por la interacción de fuerzas econóniicas toles como la oferto y la demanda de fondos disponi– bles y los riesgos del casa Fuerzas similares hOcen que los tipos de interés varíen también Ompliamente en los EstadDs Unidos Por ejemplo, uno compañía tOn grande como la Generól Motors puede lograr me·

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