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CREENCI S E aNEAS

DE APARIENCIA PI,AUSIBLE PERO 11'ALACES

llJAWRliJl !P.@({)![IEIl'ElI.lLiER,

Plcsidente 'rhe Chase Manhattan Bank

La primera dice que Los Estados Unidos en

t ealidad quieren mantener a la Amél ¡ca Latina

en un estado de dependencia industrial y va-sallaje agrícola

Desde luego, esto es absurdo La industr ializa-

clan es un aspecto deseable, inevitable¡ y en realidad decisivo para el crecimiento económico Las naciones

de la América Lpiina deben conim con un sector in–

dustrial en rgpiga expc.lnsión Sin ernborgo, es im– portante qYt3 esta expansión no ocurra a base de

despilfqrr o y que se desarrolle en proporción apropiada a la modernización yola expansión de la agriCllltura

Numerosos economistas de la América Latina y los Estados Unidos temen que muchas naciones en desarrollo, entre ellas algunas de la América Latina, están descui<:lqndo S\J base agrícola en el precipitado

impulso hacia la industrialización Si, como creo que

es el caso, gran parte de lo Jique,za potencial de un

país se debe al uso más eficiente y diversificado de sus

¡ecursos ogl realas, la respuesta al el ecimiento econó–

mico no está, por ejemplb, en lás fundiciones de ocelO

Por otra pOI te, la utilización plena de la capacidad

para ploducir alimentos y otros artículos de consumo

ayuda a crear el capital y la mano de obra que re– quiere la industr ia Como la población de la América Latina, que es de 230 millones excederá los 300 mi–

llones en el próximo d8cenio, una atención insuficiente a la agrkulturn paddo hacel desaparecel el plogreso económico del sector industrial La desastrosa expe–

I iencia de la Unión Soviética en la agricultura podría

servirnos de advertencia al respecto

Consideraciones como estas han impulsado a los

Estados Unidos a estimular el esfuerzo agl ícola Pe–

ro ello no significa que petdmnos interés en las indus– tI ia

l

o en pt estOl ayuda a la industrialización mediante

la consli ucción de plantas sidmúr gicas, fábl icas de pa– pel, plantas de ploductos químicos y numerosas alias empresas Así vemos que los pléstamos del Gobiel no de los Estados Unidos han desempeñado parte impor– tante en las construcción de los Altos Hórnos de Méxi-

ca, de Volta Redonda en Brasil, de Huachipata en Chi–

le

l

para mencionar tan sólo a 1 t es de las más grandes

plantas siderúrgicas de 1(1 América Latina Los Prés– tamos de la Agencia Internacional de Desanollo han

ayudado a financiw obtas de electrificación rUlal en

Chile y Ecuador, estudios viales en el Perú, y la primera planta hidroeléctrica en Honduras Por otro lado, las conli ibuciones del sector privado se reflejan en ope

raciones en una amplia v9riedad de actividades comer–

ciales e industl iales, como la de la SCOI s Roebuck &

, Co

I

cuyas realizaciones en todo el Hemisferio son ejemplares Así

l

en un país ha adiestrado a más de

1 000 empleados y hace sus compras de 1 400 fábri–

C(JS locales¡ muchas de los cuales todavía no existían cuando la Sears inició sus operaciones Los ejemplos

abundan en ensi todos los sectores de la industria y el

comelcio

Muchos de los temores que precluden a dedicar

mayores energías e inversiones al mejoramiento de las agricultura, se deben d qua ciertas naciones latinaa· mEricanas que dependen exagerodamente de un solo cultivo agrícola para obteher divisas

l

ha experimentado

graves desequilibrios y p,oblemas en sus balanzas de pago como resultado de las fluctuaciones en los pre–

cios de sus motel ¡as pI ¡mas de exportación

Inevitablemente¡ los precios relativos de los 01 ~

iículos de exrortación y de las materias primas, com– rarados con lo') precios de los productos industriales, cambian constantemente con las condiciones variantes

de la demanda y la oferta Recientemente los pre– cios del petróleo, el cobl e y el estaño, han subido, en lanto que los precios del algodón, azúcar, triga y lana, han bajado Aún cllando los Estados Unidos creen

firmemente en los libres movimientos de precios¡ como

el mejor medio de conllolOl la producción y la distri–

bución nc

los tecursos¡ hemos tt atado de atenuar el impacfo de las amplias fluctuaciones de precios Se hon hecho esfuel zas especiales en relación con los

artículos de exportación de los que mucho dependen algunos países Hemos adoptado, así, cuotas para el azúcar y mantenemos los precios del azúcar a nive·

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