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« Previous Page Table of Contents Next Page »Río, el segundo en caso que se adoptaría la apertura de una zanja esclusada hasta el Pa– cífico.
El primero es un absurdo, porque, por mas que Se destruyan raudales y que se dra– gue el cauce, nunca el declive podrá exceder 140 piés, dividido por 120 millas, es decir, un poco mas de un pié por milla, lo que es un declive apenas sensible. El único modo de hacer que pase mas agua que de costumbre en San Carlos, sería que San Juan del Nor±e baje, lo que es imposible, ó de ensanchar el rio, lo que no tendría objeto alguno.
El segundo temor no es absurdo, pero es infundado: cada apertura de esclusa consu– me una cantidad de agua representada por su superficie multiplicada por su altura, y no puede consumir mas. Esta cantidad es insig-
nificante en comparacion del volúmen de agua del Lago, y el tráfico diario del canal no produciría sobre el nivel de este una di– ferencia de 1/1000 de pulgada. Es bueno re– cordar que la superficie del lago de Nicara_ gua es "grosso modo" de 10 millares de va– ras cuadradas, y que solo la evaporacion le quita diariamenle mas de mil millones de va–
ras cúbicas.
Nos reservarnos publicar aparte un tra– bajo "completo" sobre la cuestion del canal de Nicaragua. Lo que hemos dicho mas arri– ba es ya mas de lo que hubiera debido de– cirse en una geografía.
(Véase en la bibliografía la lista, la mas completa publicada hasta el dia, de todas las obras sobre el canal interoceánico america– no) .
JULIO OZENNE
se adjudica al mejor postor, que casi siem– pre, es el denunciante. Se paga generalmen– ±e por cada caballería $ 50 pagaderos en va– les de segunda clase. Sin embargo, se han visto ciertos terrenos especiales adjudicarse á 100 Y aun $ 200. (Véase la ley agraria de 15 de febrero de 1862, la anterior de 18 de abril de 1859 y la adicional de 27 de marzo de 1869). Las adquisiciones, para los ex– ±ranjeros, están arregladas por la ley de 15 de mayo de 1851, pero nos extenderemos so– bre el particular en el capítulo siguiente, que tratará de la inmigracion.
Cuando se quiere cuHivar solamente ce– reales, v. g. el maiz el plátano, cuyas raíces son poco profundas, se escoge, una vez en– contrada la conveniencia y la seguridad del propietario, un terreno en que la lozanía y frescura de los bosques dejan suponer una
buena capa superficial de "humus". Si se
trata de antiguos desmontes (iacotales, res– trojos), los grandes árboles han desapareci– do, pero, entre las malezas y arbustos que los han remplazado, algunos indican por su presencia si el suelo es ó no es fértil: el Gua– rumo, el Platanillo, por ejemplo, son indicios de fer±iIidad.
CAPITULO VIII
GEOGRAFIA ECONOMICA
SUMARIO: Aglicultura. - Indusbia. - Comercio; exportaciones é importaciones; chculación monetaria.
Es en los BUleos de la tierra que debe buscarse el gélmen
de la potencia de los pueblos y la causa de su plospelidad
CASTERA.
Un pueblo que se limita á la agricultura y á la explotacion de las minas tiene mucho menos bienestal que el que añade
á ellas el ejercicio de las artes, manufactmas y oficios.
DE LA NOURAIS.
El comercio es el vínculo de 1M pueblos, y como la esta~
biUdad es su divisa, su prosperidad exige el mantenimiento de la paz.
Hemos visto, en los capítulos anteriores, la lista de los productos espontáneos de los ires reinos de la naturaleza en Nicaragua, conoc¡:¡mos las propiedades del suelo, las del subsuelo, y el clima á cuya influencia y ré– gimen está sometido este país. Hemos seña– lado los productos cuyo valor era ignorado, los que estaban desatendidos, y aquellos á cuya explotacion se había renunciado. Da– remos ahora, bajo el título de agricuHura, la descripcion de los procedimientos, ora pura– mente agrícolas, ora parte agrícolas y parte industriales, por cuyo medio se logra la pro– duccion de los ar±ículos comerciales y de orí– gen vegetal, ya sean para el consumo inte– rior, ya sean destinados á la exportacion.
El suelo está todavía vírgen en una infi– nidad de puntos, de modo que, en general, cuando quiere uno formar una plantacion
cualquiera, comienza por buscar un terreno
baldío, ora virgen, ora abandonado, y, cuan–
do lo encuentra a su gusto, lo "denuncia".
Esla operacion consiste en señalar á la auto– ridad competente los límites y posicion del terreno en que quiere uno establecerse, des– pues de la publicidad y pregones prelimina– res, el terreno se pone en subasta pública, y
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