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« Previous Page Table of Contents Next Page »LA IGLESIA Y LA OPINION PUBLICA
ENNO HOBBING
Dhectol del
Latin Al11ei"ican Cóuncil
Para las escéptícas, parecelá harto extraño que yo afirme que la iglesia y sus feli– gleses se hallan profundamente interesados en el estudia y eh la fOrmOción de la opinión pC,blica Los escépticos quizá se apresuren a acusO! a la Iglesia y a los feligreses de querer ucudir a los métodos del arte publicitario moderno y de la propaganda masiva con el fin de
lI'evar el mensaje cristiano a los pueblos Pero los escépticos, como siempre, yerran La
preocupación de la Iglesia y de los fieles en cuanto a la opinión pública no sólo halla apro– bación en las Sagradas Escrituras, sino que éstas, de hecho osi lo ordenan
Las Sagradas Escrituras nos enseñan que hay tres etapas principales <in el desarro– llo de la opinión pública Cada fase se halla relacionada con una persona de la Santísimd Trinidad Y cada etapa tiene pertinencia con el mundo que hoy vivimos y en cuanto a nuestro papel individual en la vida y el desarrollo de nuestrd comuniddd, nadón y mundo
Ld primera etapa de la opinión pública es la 9utoritaria 'oios entregó a Moisés la Ley y Moisés la transmitió al pueblo En el Antiguo Testamentd, los reyes y monarcas mo– delóbon lo 'que habría 'de ser la opinión públíca y los escribanas y fariseos anunciaban al pueblo lo que habría de pensar i'lecesitambs Id Ley de Dios pero los hombres con autori– dad tienden a hacerla suya e intentan hacerse de ellos mismos pequeñas et")carnaciones de la divinidad Por ello esta etapa autoritaria de la opinión pública tenía que llegar a su fih
Hoy en muchas partes del mundo, esta etapa autO! itaria de la opinión pública to– davia prevalece Persiste bajo gobiernos totalitarios que intentan dictar lo que sus súbditos tienen que pensar Persiste en sociedades de corte paternalista, en las cuoles los dirigen– tes politicos e intelectuales dispensan consignas vacías eh interminables discursos y acon– sejan a las gentes, en forma más o menos obtusa, que es su deber el de s'encillamente oir y decir que sí Pero repito -esta etapa de ló opinión pública en el mundo por fuerza ha de cesar
La segunda etapa de la opinión pública que podemos encontrar en las Escrituras Sa– gradas prOViene de Nuestro Señor Jesucristo Nuestro Señor Jesucristo no emitió atrona– dOres, autoritarios a dictatoriales pronunciamientos desde arriba. No se encerró con los Dóce Discípulos para con ellos desarrollar una serie de proposiciones que el pueblo debería aceptar Nuestro Señor Jesucristo fue entre los pobres, entre los inválidos, entre los hu–
mildes y los ciegos a compartir sus sufrimientos, sus goces, sus temores, sus esperanzas
y sobre su conocimiento de lo que las gentes verdaderamente pensaban y de lo que decía la Ley que el Padre esperaba que aquellas cumplieran, construyó sus enseñanzas
Los que se preocupen hoy por ia opinión póblica no puedeh hacer mejor que seguir el ejemplo de Jesús El que hoy siente inquietud por la opinión pública debe de salir de sus confines intelectuales y materiales e ir a conocer lo que las gentes creen y temen y anhelan Sólo entonces podrá lograr transmitir a las gentes su interpretación de la Ley de Dios
La tercera etapa de la opinión pública que encontramos en las Escrituras se halla representada por el Espíritu Santo "Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unónimes ju'ntos Y fueron todos llenos del Espiritu Santo, y comenZOron a habiar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en sU propia lengua
y estaban atónitos y maravillados, diciendo Mirad, ¿no son galileos todos éstos que ha– blan? ¿Cómo, pues, les oímos 'nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que he–
mos nacido?1I
Para los fieles que hoy se preocupan de la opinión pública, el consejo de las Sa– gradas Escriturós está claro Conozcan lo Ley de Dios como Dios se las da a conocer Conozcan a las gentes como son para que puedan explicarles la ley de manera que ellas a su vez hagan suya esa ley Y si los fieles hacen esto, entonCes én todo el mundo veremos un día secular de Pentecostés en el que todos los hombres hablarán la misma lengua'
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