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« Previous Page Table of Contents Next Page »De las fangosas ruinas fueron extraídos los ca· dáveres de Doña Beatriz y los de sus infortunadas compañeras Junto a ellas se recobiá buena cantidad de joyas que el Obispo ordenó inventariar y que los desdichadas mujeres tal vez trataron de salvar en tan trascendentales momentos i El eterno femenino! Un historiador, refiriéndose a ellas y suponiendo que todas pertenecían a Alvarado, dice "que no las ten– dría más ni mejores un grande de España de muy
antigua casa, aunque bien pudieran, agrega él mismo
l haber sido muchas de las que se inventariaron, de las
señoras que estaban con Doña Beatriz"
A 600 llegó el número de los vecinos que perecie–
ron en el desastre Los indios, con ese instinto casi
animal de la raza, adivinaron la magnitud del peligro y en su mayoría se pusieron a salvo huyendo hacia las alturas, por senderos para ellos familiares aun en la obscuridad de la noche
De la sonriente ciudad que apenas duró 14 años, aldehuela llamada hoy "La Vieja", para diferenciarla de "La Antigua" que fue la tercera Guatemala cuyas ruinas constituyen hoy el mayor atractivo turístico de ese bello e interesante país, sólo queda en pie un tra– mo de la capilla, cuyo derruídos muros fueron los mudos testigos de la cuatricentenaria tragedia que la Histol ia, la Literatula y la Leyenda la han realzado con los destellos del más hondo sentimentalismo
POI a pe, petuar la memoria de la terrible desgra– cia, cuenta Juarros en su Historia de la Ciudad de Guatemala, que el Cabildo, por consejo del Obíspo, Sr Marroquín, acordó que todos los años se hiciera una procesión de penitencia, para aplacar la ira divi–
no En cllmplimiento de este acuerdo, se realizó eSQ
procesión por más de 20 años, saliendo de la Antigua Guatemala para la Ciudad Vieja, con la asistencia de ambos Cabildos y de miles de creyentes que todavía conservaban vivo el recuerdo de la dolorosa tragedia
LOS DEUDOS DE PEDRO DE ALVARADO
las aguas y el fango del Hunahpú, la terrible noche del 10 de Septiembre de ¡ 54 ¡, dejando un saldo desolador de víctimas, siendo la más célebre Doña Beatriz La Sinventura, que desempeñó el cargo de Gobe, nadara, durante el más efíme, o lapso de la historia.
La tercera fundación se la hizo un poco más al nOlte, a corta distancia de la anterior, en 1542, en el valle de Panchoy, la cual se convi, tió en una de las más hermosas y próspel as ciudades coloniales, coma
lo atestiguan sus ruinas Uno de sus más suntuosos
edjfjcios, el palacio de los Capitanes Generales, toda–
vía se yergue ai) oso en su centenar ia e historiada
plaza mayor El asolador terremoto de 1773 la des– truyó, circunstancia que decidió a las autoddades his–
panas a realiza:, una nueva fundación, esta vez
alejándola de los volcanes a los que se atribuían tan– tas calamidades, y así surgió la Nueva Guatemdla de la Asunción -seguramente ya el Apóstol Santiago no resultaba eficaz patrono-, a 40 kms de la Antigua, en el Valle de la Ermita, en la amplia planicie llamada de las Vacas, adonde se trasladó oficialmente la ca– pital en 1779 La nueva ciudad crece y se ha exten– dido como una gigantesca mancha de aceite en la vasta meseta que le viene estrecha
Para evitar confusiones a los lectores que sigan el relato, juzgamos conveniente recordar algunos de– talles sobre las reiteradas fundaciones españolas de Santiago de los Caballeros de Guatemala, ciudad que ha tenído la virtud de levantarse de sus propías ceni– zas, como ninguna otra Si no fuera tan sobado el símil del ave de la leyenda, tal vez nos atreveríamos a completar el párrafo echando mano de él, porque en pocos casos como éste responde tan fielmente a su significación
Pedro de Alvarado fundó en 1524 el primer asiento, aunque en forma provisional en el valle de Ixinché, sobre las ruinas de la ciudad indígena, capital del reino de los cokchiqueles Las continuas luchas con los aborígenes no permitían ninguna tranquilidad a los vecinos, y por eso resolvieron trasladarlo al her– moso valle de Almolonga, situado más hacia el inte–
rior, enmarcado por imponentes volcanes¡ como el de
Fuego y el de Agua, al cual los índios llamaban Hunahpú Esta segunda fundación la efectuó en
¡ 527 Jorge de Alvarado, quien estaba encargada de la Gobernación par poder otorgado por su hermano que se encontroba ausente Esta Ciudad fue testigo de la febril actividad conquistadora del Adelantado, y en ella se gestaron la desafortunada expedición a Qui– to y la más desafortunada todavía hacia las Islas de las Especerías Recién iniciada ésta, hubo de dete– nerse en la Nueva Galicia, para auxiliar a su gober– nador Cristóbal de Oñate Allí halló trágico fin en el peñasco de Nochistlán, en las nubladas serranías de Mulchitiltic, ese "todo negro" que parece que casi nubló la razón a su viuda atribulada
La Antigua cama ninguna otra ciudad Hispana en Amélica, vive y se desenvuelve materialmente ago– biada pOi la historia Pero de una historia escrita en pétreos muros semiderruídos, en naves y a¡cadas de templos y conventos que todavia desafían al tiempo, en escombros cargados de leyenda, que hablan de re–
motas glorias no sólo a los hombres letrados que saben de la investigación de los documentos, de los archivos, La existencia de esta segunda Guatemala fue de la interpretación de los monumentos seculares, del efímera, pues sólo duró 15 años Desapareció bajo origen y devenir de los pueblos, sino al hombre i1etra-
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