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de Chaves, capitán de la guardia; el Licenciado Cal– dera, justicia mayor, y Juan de Saavedra, alguacil

mayor

Dispuso, además, que el piloto Juan Fernández, con una parte de la escuadra continuase navegando al sur, tomando posesión ante escribano de los puertos

que descubt iere

l

y los navíos restantes debían regresar

a Panamá y Nicaragua En esta última Gobernación, muchos otras vecinos de León habían quedado en

espet a, por cuanto no cupieron con sus caballos y ar–

maduras en los navíos, en el primer viaje

Son curiosas las p,ovidencias tomadas por el Gobernador Castañeda, contenidas en la Colección

Somoza -Documentos para la Historia de Nicara–

gua- / encaminadas a evitar que se sacaran más ca–

ballos de la recién asentada colonia, pues era el

animal más útil, costoso y estimado entonces por los

conquistadores Realizadas las pesquisas del caso, los caballos cuyos dueños plOyectaban venderlos o em– barcarlos pOlo la lejana aventura de Alvarado, fueron requisados por la autoridad y encomendados a deposi–

tarios/ con amenaza de gloves penas para quien bur–

lare lo prohibición de sacarlos de la Gobernación El prablema surgido se lo puede comprender mejor con la lectura de estas disposiciones

"Pregón sobre los caballos comprados para el Perú

En la ciudad de León de Nicaragua, o 23 días del mes del año del Señor de 1533 años, el señor Licenciado Francisco de Castañeda, gobernador e alcalde mayor de esta dicha provincia, mandó que sea apregonado públicamente, que todos e

qualesquier personas que quisieren comprar ca–

ballos de los questaban comprados pOI algunas personas para llevar al Perú, por el tanto como a las tales personas les costmon, que vengan antel dicho señor gobernador que merced los mandara dar pagando el precio que costaron como dicho es, con tal condición que dentro de dos primeros años siguientes no los han de sacar desta dicha

provincia

Otrosy que sepan todos los que al dicho Perú ovieren de ir, que no han de llevar ye– gua alguna

Otrosy que ninguna ni algunas personas sean osadas de comprar ni de vender caba– llo ni yegua alguna, sin lo hazer saber a su merced del dicho señOl gobernador e sin su licencia so pena de lo aver perdido".

En Manabí, después de que Alvarado impartiera

las órdenes tácticas indicadas, las fuerzas de tierra,

llenas de optimismo, comenzaron a internmse en la

manigua trapical, buscando la dirección de Quito, de cuyas riquezas habían tenido nuevas y muy lisonjeras

noticias

Con minuciosos detalles se relata la odisea del

Adelantado de Guatemala en tierras de Quito,

primero, en sus mismas COI tas dirigidas tanto al Ayun–

tamiento de su ciudad como al Emperador, en la

Descripción de los Indias Occidentales, cuya narración la sigue William Prescott en su Historia del Perú, o en las obws ya harto mode, nas de los historiadores gua– temaltecos José Milla y Antonio VillacOlta

Con seguric!ad llamarán mucho la' atención del

lector ecuqtoriano que siga este relato, y que trate de

aclOl ar la verdadel a ruta que pudo haber tomado la expedición centroamericana desde Bohío de Caróquez hasta la llanura de Riobamba, la serie de nombres geográficos completamente desconocidos hoy y que

valdría la pena verificarlos Desafortunadamente

J

no

disponemos aquí del Diccionario Geográfico de Anto– nio de Alcedo, que tal vez podría ayudarnos en este propósito

Después de mencionar a Caraque, Puerto Viejo y Manta, se habla de Xipixapa, donde aseguo an que encontraron muchas joyas, pOI lo que le dieron el nombre de "'Pueblo del Oro" También informan que

allí encontraron muchas esmeraldas

J

que aprovechó

el ensayador Pedro Gómez, que era el único que co– nocía el verdadelo valor del hallazgo Abandonado

Jipijapa, pronto aparecieron los primelos contratiem–

pos en un lugar al que llamaron_Las Golondrinas, por haber visto allí bandadas de estas avecillas, desapare– ció el indio que los guiaba Salió el capitán Luis Mos– coso a ver si descubría algunas poblaciones y encontró dos que los naturales llamaban Vocabi y Chionama (Manabi y Chane?), donde hallaron regular cantidad

de víveres Tomaron allí

J

cuentan los C10nistas de la expedición, a Linos cuantos indios que llevaron al cClmpamento, y como los españoles se descuidaron¡ los

de Guatemala los hicieron cuartos y los devoraron bárbaramente

No sabia Alvarado que camino segui' y mandó a Su hermano Gómez a buscar poblaciones rumbo al nor–

te, y al capitán Benavides rumbo al oriente¡ con tropas

de infantería y caballería

Ambos encontraron pueblos cuyos habitantes

intentaron hacer resistencia, pero fueron deshechos fácilmente y tomaron algunos prisioneros que ofrecie–

ron conducirlos a Quito Continuando la ruta orien– tal, explorada por Benavides, llegaron al ,ío Dable maule? ), en cuyas márgenes encontraron un pue– blo abandonado El capitán Enríquez de Guzmán

tuvo la suerte de encontrar¡ a alguna distancia

J

una

población bien abastecida de maíz, pescado y algunas raíces alimenticias Allá se dirigió Alvarado con el

i esta de su gente, entre la cual había ya apreciable

número de enfermos

Se informa que mós tarde llegaron a orillas del río Chongo (Chimbo?) donde nuevamente encontraron indios hostiles La travesía de la selva constituyó la antesala de la desastrosa aventura, siendo la mayor el escenso y cruce de la cordillera Qué ruta siguieron, para salvar los escollos y abismos de los Andes? En

torno a este interrogante

r

no hemos encontrado¡ desa– fortunadamente

r

sino una muy vaga información

Por ejemplo, se cuenta que al salir a un claro de la selva, iniciado ya el ascenso de la cordillera, se llenó el aire repentinamente de cenizas y polvos, que cega-

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