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LA UNIVERSIDAD CATOLICA

y EL SUBDESARROLLO

JOSE DE LA JARA, Pbl'o.

Catedrático de Derecho Canónico

y Problemas Religiosos de la Univelsidad Centloamericana

Frente al vacío de cultura o ausencia de civilización ob¡etiva, que existe en los países subdesarrollados, las instituciones universitarias católicos presentan por su naturaleza,

ob¡etivos y potencialidades, una fuerza enorme, capaz de dinamizar en los pueblos sub·

desarrollados la exaltación hacia el progt eso humano y cultural, que ellos precisan

EN EL MUNDO DEL SUB·DESARROLLO

¿Prioridad de la educación?

Comúnmente se considera hoy país subdesarrolla– do o todo aquel que tiene un bajo índice de renta per cápito Tomando o lo América Latino como ejemplo, vemos que los datos oscilan entre U5$75,00 paro Paraguay y U5$1 000 para Venezuela En la América Latina, en esa misma época, el índice promedio era de U5$27600 solamente

Disponer de LinOS recursos económicos tan bajos supone vivir en la carencia de todo Sus aspiraciones consiguientemente serán vitales el ansia por la ele– vación de los niveles de consumo, el acceso a las Pro– fesiones y cargos del Poder Público, la ampliación general de los servicios sociales, etc Pero en medio de cado uno de estas aspiraciones, encontramos un pre-requisito lo educación

En efecto, toda estructura social está fundado en un conjunto de principios y conceptos básicos que le dan forma característica y mayor o menor garantía de supervivencia En el subdesarrollo, los estructu– ras existentes son, frente al progreso, débiles armazo– nes que se descoyuntan al impacto de formas más di– ná';'icas que introducen nuevos criterios de relación entre los individuos y los grupos de la comunidad. ¿Hasta qué punto la Educación, en tal proceso evolutivo, ha de merecer prioridad sobre otros em– prendimientos, por ejemplo los industriales, realiza· bies a corto plazo, y que parecen pi ometer paro después, objetivos más amplios, para la elevación cul– tural del hombre? ¿Tendría la educación una in– fluencia tan decisiva, en el propio desenvolvimiento

económico, que nos permitiera invocar su absoluta

prioridad, con argumentos válidos y convincentes aún para aquellos que fundan toda lo felicidad del hom–

bre, en el goce creciente del progreso técnico y cien– Iífico?

Estudios recientes lIevon

Q la conclusión de la prioridad de la cultura. Mas esta afirmación precisa un análisis ulterior, que nos permita profundizar hasta qué punto la educación puede ser factor primO! dial de desenvolvimiento económico-social de los países sub. desarrollados.

Valor económico de la Educación

Ciertamente, según algunos, sonaría a blafemia

y profanación el intentar medir a la Educación por los resultados económicos Sería transformar la escuela, templo del saber y de la cultura, en imitación utilitaria de una rentable industria Sin lugar a duda hay otros muchos valores en la educación, más preciosos y sin– gulares que escapan a la medida utilitaria De ahí, que, p~r el hecho de envolver la Educaci6n, entre sus ventajas, algún beneficio económico, no quiere decir que nuestra intención sea explotarla en ese campo. Lo único que queremos afirmar es que el perfecciona· miento del espíritu provoca, todavía, y más abundan– temente que otros procesos, la elevación del propio confort y del bienestar social.

En efecto, la Educación del hombre, permite en– riquecer el potencial económico de su trabajo Así la Educación representa una vel dadera inversión, que algunos llaman "capital humano". Esto nos hace suponer que, además de las clásicas fuentes de la pro– ducción tierra, trabajo y capital, existe otro factor difícilmente mensurable, que proviene de la "calidad del trab~iador" El incrementa de producción, que supone la potenciaCión del elemento humano, nos otrevería¡nos a llamarlo "rentabilidad de la Educa–

ción ll

Obstáculos creados a un Plan Integral de la Educación

Ha habido países en los que, a lo hora de ela– bpror metas de desarrollo, y señalarles prioridad para la atribución de recursos financieros, la Educación figuró er¡ último lugar Na faltan, de ello, ejemplos recientes en la América Latina Han considerado que

la Educación es "mero consumo", casi

lI

artículo de

lujo", sin prestar atención a su alta capacidad de ren– dimiento.

No faltan también en los países subdesarrollados quienes acepten la idea por ahí lanzada de que "sería

más conveniente, por ser mós borato (extraño racioci–

nio!) importa la Educación que producirla". Quiere esto decir que la élite social, los cuadros directivos, etc serían formados en el extranjero! Nadie niega

que, en ciertos casos, este procedimiento sería n:'ás

económico para el Estado. Pero los pueblos se venan reducidos así a verdaderas colonias espirituales, sin la autenticid~d nacional que deben caracterizarlas.

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