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de nuevas Universidades en las paises en desarrollo. Debemos bien distinguir aqui' el ideal y las posibilidades .eales Importa mucho utilizar del mejor modo posible

los medios materiales con que t.üntamos actualmente,

según las necesidades de los paises Más vale la efi–

cacia que el plestigio Teniendo en cuenta que, ade– más, el pi estigio se pondría en peliglO¡ si intentamos

algo sobre nuestras posibilidades

Es en este lugOl donde se impondl ío un amplio trabajo de tomparación entre los necesidades, insinua– das en lo primera patle, y los medios disponibles, siem– pre reducidos Los soluciones dependerán, evidente– mente, de los continentes en los que Jas situaciones son muy diferentes No debú avanzar demasiado sobre las relaciones pOI ticulares que seguhán

Quisiel (1 recOI Udt en plimGI Jugor que es un

deber y un interés, participar con lealtad en los glan– des movimientos de planifica< ión paitocinados por la UNESCO

Tomemos el ejelnplo del Afl ica (4) El plan de Addis Abebó y la Conferencia de TunanOl iva insisten

1'010 que, de aquí a 1980, se desmlollen las institu–

ciones que existen, sin crear otras nLlevos La co– rriente de los nacionalismos va, sin embClrgo, a acarrem

nuevos eleaciones de Universidades ofic.inlcs( COIllO en

Ruando ¿Vamos a buscar el doblar todas esas Uni– velsidodes oficiales cuan Jo no tenernos los rnedios necesarios y el IJLUnm o de cundidatos es insuficiente? Iv\ientras que se multiplican en númelo las Universidn– des oficiales, no es ocaso mejOl escoger una solución de complementOl idad, la glan univel sidad Pan·af, icono con vocación intetl1ocional, preparada ya en LOVíl–

nium? [\10 no nos impide, sino 0\ conlrClrio, nos im-

pulsa, a ayudar atlas instituciones Pero eso será más fácil pCJItiendo de un glCIII LCtltlO [s vej(-Jadera lás-tima que hayamos dejado escapar al Colegio Pío XII, en Basutoland, pOlO que fuelo a coel en los manOS del Estado, en parte deficiente de sostén mole. ial Y nosotlos mismos podremos f undw, oquí una r~acultad

de Teologia, alió L1n Colegio afiliado, en los cuadros de las UniversidCldes oficiales nacionales He aquí me– dios razonables, confol nles u los ployeLtos intel nCJcio– nales, auténtico complemento de los medios oficic.les y adaptados a los objetivos de la Iglesia

La situación es lilUY diferente en Arnérica Latina, lOmo lo muestlan los mopos Ahí el esfuerzo debe centrarse sable la coordinación de los esfuerzos actual– mOllte demasiado disp01 sos

No di.é nuda de Asiu, de la que ignoro la situa– Clon Unicumente constato, siguiendo como siempre los mc.pas, que heteos olvidado regiones enteras, hasta nuesttos días

Seló necesmio un verdudero trabajo de expoltos si queremos determinO!, en los tres continentes, los lluevas implantaciones necesarios así tomo las fOlmas de estas implantaciones, teniendo cuenta de nuestJ os objetivos que son los de la Iglosio, de los IJlanes genera-

(11 Duit_on Illultiplhr les Uni\<lrHités NI Afrh¡uc, 011, uu contruirc con–

Cllntrel les effolts sm ccUes qui exi5tcllt 11lij!í¿ Rappoit pIé3cnté au C[}n~

g10S ,le l'A U p g L 1~. l'alÍfJ A Ii! lUG3, 11!ll RoJJClt CUlllC\in, Dhcctor del

CentlO de estudios J documentación saIne el ArdeR y U!tlRmRl

les del desarrollo y de los medios con que disponemos. Con el •iesgo de traicionar el título mismo de esta re loción, me niego a abordar, solo, tal trabajo Yo pro–

pongo que lo confiemos O expeltos¡ en cooldinación

con la UNESCO. (5)

d) Financiamiento

Se me acusaría de falta de realismo si no conside– rase los medios de una política de ayuda al desarrollo Seré, sin embOlgo, en este punto tan breve como en los otros Sé que sugestiones precisas serán dodas en las relaciones que seguirán

Se va a hacer necesario que decidamos boja qué formCl deberán provoct1rse las contlibuciones de los rniernbJOs más favo! ecidas de la Ferleración

Nos se. ó necesario obtener la Clyuda de lus diá· Lesis IJlotectoras y de los organismos católicos nacio– nales e intelnacionales

Será necesario, y yo insisto, obtene. la Clyuda de los glClndes fondos internucionales Con este fin de– bemos contar c.on una competencia técnica y buro– crática Debemos nuestl a inserción cordial a los grandes movimientos planificadores Debemos cono– cer los mecanismos de la asistencia técnica Un equi– po de hombres decididos, que lindan un importante trabajo, comenzarían a ver el frllto de este trabajo después de 5 o 6 años. ¿Empezaremos este trabajo? De este modo he vuelto (] plantear el 1" oblema del SeCletariado Permanente Desde un punto de vista puramente financ.iero me atrevería a afirmar que, si los medios son débiles, es necesario ante todo centrarlos ahí, dando a Jos miembros de ese secreta– riudo la responsClbilidad moral de hacer lendir al ciento por uno lo que nos costarán, y juzgando de sus prime– lOS •esultados no dentro de li es años, sino dentlO de seis

Bien entendido, el I endimiento financie.o no es el único.

CONCLUSION

A la hora del Concilio pidamos al Espíritu Santo que sople sobre todos los responsables de UnivGl sida– des e instituciones unjversitm ias católicas un gran so~

1'10 de cooperación y renovación Que nuestras Universidades presenten al mundo la faz joven y ali ac– livCl de la Iglesia Que sepan trabajar unidas, que sepan sobrepaswse

(l sí mismas emplcndiendo tareas COmunes Que sepan abordar atinadamente el gran problema de la p. esencia de la Iglesia en los paises en desarrollo Y que, para ello, que se CI een a sí mis– mC1S, denli o del cuadro de nuestl a Federación, los nledios de tlubajo necesarios

(fi) I.es méthodcs de coupération en matiérc ¿'cl1si!ignement et de fOl–

jJ\ation dans les ¡¡ay:'! en voic .le dévc-loppement Relación lJlesentada, en llOn,lnc de} C"nsf>jo ccun"mieo y Rodal 1'01 :tIl I{cjnneth Vig:nes, "JoUlnlll

Officiel de la Républiquc Flaneuise", 1'<l63, No 8, 18 U1ai 1963, llPI 313·362

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